Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: viernes 10 de agosto de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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El presidente Evo Morales se instaló ayer en el nuevo Palacio y emitió un discurso de al menos 25 minutos, en el que, entre otros detalles, expresó su satisfacción por la obra y habló de construir más edificios en el centro de La Paz.
“Quisiéramos concentrar, en esta nueva Bolivia, ministerios y que estén a una cuadra, a dos cuadras para hacer gestiones. ¿Por qué no? Sólo nos faltan terrenos. Ya aprendimos con la Casa Grande del Pueblo y yo digo que si un manzano nos concediera el Alcalde de La Paz, cerca del Palacio, podemos llenar de todos los ministerios y de muchas instituciones... Estamos hablando de la nueva Bolivia”, expresó el Primer Mandatario.
La construcción del edificio duró siete años. En los últimos meses emergió una polémica por el costo de la obra y la suite presidencial, de la cual se conoció que incluiría una sala de estar, sauna, jacuzzi y un gimnasio, entre otras dependencias.
La inauguración
Pese a las críticas y las protestas de opositores e integrantes de las plataformas del 21F, la Casa del Pueblo se inauguró ayer. La expectativa se sintió desde la mañana, cuando se armó una tarima en plaza Murillo y se realizaron pruebas en el helipuerto.
También se vio una cantidad poco usual de efectivos de la UTOP que rodeaban el lugar. Del mediodía para adelante, un grupo de policías bloqueó los ingresos al kilómetro cero, y otro se encargó de resguardar el lugar dos cuadras a la redonda.
A las 17:00, cientos de miembros de organizaciones sociales esperaban en la plaza Murillo, con carteles de sus sectores y banderas nacionales, del masismo y la wiphala.
Algunos llevaron sus propios emblemas y otros los compraron a comerciantes. Poco después, una multitudinaria marcha de miles de seguidores del presidente Evo Morales partió de la plaza San Francisco y se dirigió a la plaza Murillo.
No necesitaron pedir permiso a los policías para que les permitieran el paso, puesto que los efectivos los vieron llegar y los dejaron entrar al centro político del país, sin preguntas ni pedidos de credenciales.
“¿Qué queremos? ¡Evo de nuevo!”, “¡Bolivia dice Sí! “¡Bolivia dice Sí!” , eran algunos de los estribillos con los que ingresaron a la plaza. En tanto, Morales participaba en una q’oa, junto con sus ministros y el vicepresidente Álvaro García Linera, en la entrada del Palacio Quemado.
Poco después, la caravana que partió de San Francisco llegó al kilómetro cero. Allí, aquel grupo se encontró con el Primer Mandatario y caminaron hacia la Casa Grande del Pueblo. Fue entonces cuando se desató el desorden. Apenas Morales ingresó al edificio, las puertas se cerraron y miles de personas se quedaron afuera, incluso un grupo de periodistas.
La multitud, que en el recorrido mostró su apoyo a Evo, se enfureció al ver que no podía entrar “a la Casa del Pueblo” e intentó ingresar por la fuerza. Los efectivos de seguridad trataron de poner orden, pero los esfuerzos fueron inútiles.
El grupo los rebasó y entró al lugar en medio de empujones, patadas y jaloneos. Ya adentro, algunos quisieron acomodarse en el hall principal, pero los guardias les dijeron que ese espacio estaba reservado para las autoridades; y enviaron a los integrantes de los sectores sociales al auditorio, que está en el tercer piso, para que observen el acto desde una pantalla.
En efecto, después, el hall se llenó de embajadores, ministros, gobernadores y legisladores.
En los pasillos había caos, porque la gente intentaba acomodarse en los barandales para ver, desde arriba, el acto central; y los periodistas buscaban el mejor lugar para tomar fotografías y grabar audios. Pero los edecanes ordenaron que entren al Palacio -tanto comunicadores como los asistentes- en grupos de seis, siempre que salieran del lugar otras seis personas.
Hubo quienes preguntaron si se podía subir en los ascensores, pero recibieron un “no” como respuesta. Cuando por fin empezó el acto central, una orquesta y un coro lírico entonaron el Himno Nacional.
Édgar Ramírez, exsecretario ejecutivo de la Central Obrera Boliviana, empezó su discurso con una broma. Dijo que ingresó a la Casa del Pueblo y nadie lo registró ni preguntó quién era. Además expresó que el edificio es un motivo para decirle “al hermano Evo: ¡gracias!”. Luego, presentaron el spot de promoción de la obra.
Mientras tanto, afuera había otro panorama. Las protestas no estuvieron al margen. Las plataformas ciudadanas, que rechazan la reelección, lograron llegar hasta cerca del ingreso del nuevo edificio, pese al resguardo policial. Incluso lanzaron globos de helio, con la inscripción “No”, en referencia al rechazo a la repostulación en el 21F.