Analistas coinciden en que la democracia está debilitada. “A la democracia, a sus 41 años, es bueno revisarle sus cimientos de libertad e institucionalidad. La libertad: ¿nos sentimos más libres hoy que hace 41 años?”, se cuestiona el analista y abogado Rolando Arostegui.
"Estamos poco a poco yendo a un totalitarismo, donde el Ejecutivo somete a los demás poderes y disminuye nuestra libertad”, opina Arostegui.
El exsenador Oscar Ortiz también cree que el mayor problema de la democracia boliviana es la debilidad de sus instituciones “Las principales amenazas a nuestra democracia son la desinstitucionalización del Estado, la corrupción en la administración pública, el sometimiento de la justicia al control poder político y la amenaza que representa el crimen organizado, por su injerencia en importantes entidades responsables de la seguridad del estado y la administración de la justicia.”, señala Ortiz.
La politóloga Erika Brockmann, en un análisis para la red Unitel señala que hay una gran dificultad para que Bolivia logre terminar de institucionalizar su democracia y tiene que ver con la composición de la sociedad, un inconveniente que no ha podido ser solucionado en los últimos años ni siquiera con la presencia de un partido hegemónico como el MAS. Para la analista, el proceso de “refundación” del Estado no logró sus objetivos, tras la aprobación de la nueva Constitución.