Cuando Hernán Siles Zuazo, uno de los fundadores del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), asumía la Presidencia el 10 de octubre de 1982, millones celebraban la recuperación de la democracia, sistema político que había sido secuestrado por sucesivos cruentos golpes militares, uno de los más sangrientos el perpetrado por Luis García Meza el 17 de julio de 1980.
Los bolivianos festejaban porque ya no debían “andar con el testamento bajo el brazo”, como advertía Luis Arce Gómez, ministro del Interior de Luis García Meza. En este gobierno dictatorial, cualquier ciudadano podía ser detenido, encarcelado, torturado y ultimado, solo por pensar diferente o protestar por los abusos cometidos durante este régimen del terror.
Y si bien Siles Zuazo tuvo que acortar su mandato en un año, agobiado por la crisis económica y una hiperinflación descontrolada, la población prefería encaminarse en este nuevo proceso democrático que seguir bajo la bota militar.
Lo importante de la democracia, al menos en teoría, es que cada ciudadano tiene el derecho a disentir con el Gobierno, es decir, a expresar su desacuerdo en temas que considera que no están siendo bien encaminados, o también si profesa una ideología diferente al de la administración que está a cargo del país.
La advertencia de “andar con el testamento bajo el brazo” era una amenaza directa a los opositores, para que estos no se atrevieran a criticar al régimen de facto. Por ese motivo, una democracia, con los defectos que pueda tener, es preferible a un gobierno que violenta los derechos humanos y asesina a sus detractores.
Por eso es importante que un gobierno no pierda de vista la esencia de la democracia, además del respeto a los derechos humanos, el de disentir, de expresar opiniones contrarias al que guía a una determinada administración.
Pero, además de respetar la pluralidad de opiniones, la democracia implica también asegurar las condiciones mínimas de vida para todas las familias, es decir, garantizar fuentes de empleo estables, estudio y salud para todos, y proveer servicios básicos de calidad a los hogares.
La democracia se ha recuperado hace 41 años, pero los opositores denunciaron en más de una oportunidad que en los últimos años hubo violación a los derechos humanos, situación que consideran debe ser enmendada por los actuales administradores del país.
Líderes políticos y sindicales fueron asesinados durante los gobiernos dictatoriales, por lo que la democracia se debe preservar. La meta debe ser lograr una democracia que dé oportunidad a todos, respete los derechos humanos, permita pensar diferente y contribuir desde el lugar donde uno se encuentre. Al fin y al cabo, nadie tiene la razón absoluta.