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Medio: La Razón
Fecha de la publicación: domingo 17 de septiembre de 2023
Categoría: Representación Política
Subcategoría: Democracia paritaria
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LA PAZ / 17 de septiembre de 2023 / 07:01
La inclusión de la mujer en la política cambia la naturaleza y la agenda de la disputa.
Dibujo Libre
Michelle Bachelet dijo que “cuando una mujer ingresa a la política, ella cambia; pero cuando muchas mujeres ingresan a la política, la política cambia”. Y cuando la política cambia, la democracia se cualifica. Es decir, el rol e inclusión de las mujeres en el ámbito político es crucial para que la misma democracia mejore, se cualifique.
La inclusión de las mujeres en la política, no solo se refiere a la integración de la mitad de la población en este espacio, sino que supone redefinir el contenido de la política, incorporando asuntos que hasta hace muy poco se consideraban privados, como la violencia de las que son objeto generalizado las mujeres.
Cabe resaltar que Bolivia es uno de los pocos países que ha mostrado avances significativos y sustantivos en el reconocimiento de la participación política de las mujeres en el continente Latinoamericano. La nueva Constitución Política del Estado, aprobada en 2009, reconoce los derechos políticos de las mujeres y hombres en igualdad de condiciones. Asimismo, la Ley del Régimen Electoral reconoce la paridad y la alternancia. Así como la Ley de Organizaciones Política que ha transversalizado la perspectiva de género en toda la Ley y ha priorizado la participación de las mujeres en todos los espacios políticos. También, en los últimos años se han aprobado leyes como la 243 destinada a proteger a las mujeres de la violencia y acoso político. La Ley 348 para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia. De esta manera Bolivia atraviesa cambios que tienen que ver con el avance de la participación política de las mujeres. No se puede marginar que los avances en términos de participación política de las mujeres, tiene sus antecedentes en las cuotas, que han incrementado en forma significativa la participación y representatividad de las mujeres. El hecho de que las mujeres hayan copado lugares de poder en la política, y hayan roto el techo de cristal con el horizonte de ingresar con mayor fuerza y presencia en espacios públicos de decisión, es importante. Sin duda en las últimas décadas, los avances en cuanto a la participación de la mujer son fundamentales y valorables, aunque no dejan de tener paradojas y aspectos pendientes, necesarios de ser tratados.
Entre los obstáculos con los que se tropieza se hallan: la ausencia, la discriminación o la falta de reconocimiento de las mujeres en esferas relacionadas con las decisiones que definen las orientaciones básicas del desarrollo de una sociedad, es decir su presencia y participación en la esfera pública.
Asimismo, una asignatura pendiente en los debates sobre la calidad de la democracia es sobrepasar los prejuicios que subyacen, las resistencias y prácticas antidemocráticas que impiden la plena inclusión de las mujeres en los espacios de poder. Las organizaciones políticas son los espacios privilegiados para poder trabajar y enfrentar las transformaciones por equivalencia e igualdad en derechos políticos de las mujeres.
Las Organizaciones políticas son instancias donde campea el machismo pues la política es considerada una actividad para hombres, por tanto goza de la estigmatización de ser una actividad masculina vetada o riesgosa para mujeres. Los casos de acoso y violencia política en Bolivia así lo demuestran. Asimismo, las limitaciones que las mujeres tienen al interior de las Organizaciones Políticas que se plasman en (falta de recursos para el financiamiento de la campaña política, falta de tiempo de las mujeres para las actividades de la Organización, pues la triple jornada imposibilita o limita la participación de las mujeres. Pues ocuparse del trabajo, la familia y la actividad política- influye en la participación de las mujeres.
Por otro lado, el terreno de la política es considerado un ámbito de hombres, masculino, y por tanto riesgoso para las mujeres elegibles. En Bolivia los casos de acoso y violencia nos muestran que esta razón es fundamental y determinante para que las mujeres elijan y sigan una carrera política.
El acoso y violencia política al interior de las organizaciones y las mujeres en función pública, es una problemática candente, y las Organizaciones Políticas son las instancias privilegiadas para trabajar en la prevención, pero también en los mecanismos de procedimiento, sanción y restitución, de militantes o personas que comentan acoso y violencia política.
El tema del acoso político es una constante. En los últimos meses, hemos sido espectadores de una violencia inaudita y lamentable hacia mujeres ligadas al ámbito político. Estos hechos hacen retroceder a zancadas lo ganado en cuanto a participación y derechos políticos de las mujeres. Los golpes contra ellas asestan en el corazón de la misma democracia, y la desangran.
En el caso de Cochabamba, el municipio de Cercado, se ha visto envuelto en una serie de irregularidades. En mayo, el Concejo Municipal de Cercado-Cochabamba eligió a su nueva directiva. Las concejalas de la coalición Súmate, Daniela Cabrera y Claudia Flores, encabezaron la misma. Para sus correligionarios fue una ingrata sorpresa que dos mujeres no seleccionadas previamente hayan tenido la osadía de desoír y desafiar las órdenes del caudillo del partido. Lo cierto es que la “desobediencia” les supuso un alto costo, pues fueron golpeadas, hostigadas y acosadas. Las trataron de tránsfugas, traidoras y una turba de grupos con intereses particulares, llamada “pueblo soberano” las golpeó, hasta hospitalizarlas. Algo parecido ocurrió con Muriel Cruz, asambleísta departamental cruceña del Movimiento Al Socialismo, sufrió una tremenda paliza que la dejó en el hospital con 36 días de impedimento. En este caso, otra turba, compuesta por activistas de plataformas ciudadanas afines a la organización Creemos usó la fuerza bruta para atacarla, pues querían impedir que se posesionen a dos asambleístas guaraníes que amenazaban la condición de mayoría del partido oficialista. El no respeto a la disidencia y una intolerancia a la diversidad ideológica, esta socavando lo que se tenía ganado en cuanto a participación de las mujeres en la política. Asimismo, nos muestra que el ámbito político es masculino y brutal. Y cuando las mujeres desafían las estructuras y espacios de los hombres, la violencia ejercida contra ellas, está a la orden del día.
Finalmente, la participación de las mujeres en la política es vital y la independencia de pensamiento y acción también. En este sentido, toda organización de mujeres que tenga incidencia en la política tiene que ante todo priorizar las demandas de las mujeres y defenderlas. Para tener una incidencia distinta, no puede regirse a los mandatos de los caudillos. Puesto que esto supone un retroceso en lo ganado en materia de género y en la participación cualitativa de las mujeres en la política.
(*)Gabriela Canedo Vásquez es socióloga y antropóloga.