La política nacional boliviana se ha convertido en un monólogo que amenaza con volverse tedioso en demasía, pues ya son muchos meses que la oposición replegó velas y se subió al anfiteatro a ver cómo se despedazaban los dos sectores del masismo que tal vez existieron siempre, pero que desde 2021 han desenfundado los cuchillos, aunque en realidad no acabé de pasar nada.

El problema es que la guerra interna de un partido, que son por demás comunes en la política nacional e internacional, contamina totalmente la vida institucional del país al tratarse del partido más hegemónico jamás contado por encima incluso de lo que fue el primer MNR.

Esta semana ha habido tres temas sobre la mesa del MAS que acaban afectando a todos:

El domingo pasado a última hora se desactivaba finalmente la protesta que los campesinos afines a Evo Morales y que no reconocen al nuevo ejecutivo porque consideran que fue electo con fraude querían concretar en un bloqueo de caminos que afectara a todo el país. El propio Evo coadyuvó en la desactivación, aunque está claro que nadie quiso mostrar sus cartas evidenciando cuales son los apoyos reales.

La que sí ha salido adelante es la de los diputados evistas en la Asamblea Plurinacional a cuenta de las Elecciones Judiciales. La Ley fue pactada en el Senado por todas las bancadas, pero el movimiento de la Comisión de Constitución de mandarla en consultas a media docena de Ministerios y los Tribunales afectados parece una estrategia de dilación. La Comisión la controla el arcismo.

Los diputados evistas señalan que se trata de una estrategia del gobierno para dilatar la elección y la oposición también lo cree, aunque no sepa responder para qué. Unos dicen que teniendo en el bote a los actuales, para qué arriesgar. Los otros que lo único que le interesa al evismo es garantizar que Morales puede ser candidato y creen que pueden colocar más magistrados que nadie. La resolución es urgente para evitar que las elecciones se metan en las fechas del censo, etc., pero todo está en el aire probablemente como consecuencia del tercer asunto de la semana que es la celebración del Congreso del MAS.

El Pacto de Unidad se ha desmarcado finalmente de la organización del Congreso en Lauca Ñ porque evidentemente, creen que es una trampa que controlara Evo Morales y los suyos para que sus afines sean los únicos que queden en el aparato del partido, y con probabilidad será lo que vaya a pasar.

La convocatoria ha reducido en mucho el número de delegados de cada organización y no solo porque a Evo no le interese mostrar fuerza, sino porque cada Congreso acaba en combate de lucha libre y se supone que entre menos haya, más fácil de controlar.

Si el Congreso acaba fallido, la posibilidad de que el MAS se parta en dos será aún más factible que hoy mismo, cuando ya tiene muchas más opciones que el año pasado. La responsabilidad recae ahora en el Tribunal Supremo Electoral, elegido en aquella época en la que Morales estaba en el exilio, y que en principio es más proclive al gobierno. Hasta ayer, ha dado el visto bueno a Lauca Eñe…

Vacación opositora

Mientras los focos se centran en el MAS y en su disputa política, la oposición vive su enésima semana de intrascendencia. La primera después de que la semana pasada lograra viabilizar – sobre el papel – la elección judicial.

El gobernador de Santa Cruz y líder de Creemos sigue complicado con la salud mientras que las fuerzas de su partido se concentran en discusiones locales, sobre todo con el Ministerio de Obras Públicas. El líder de Comunidad Ciudadana, Carlos Mesa, calcula los tiempos sin desvelar si volverá a ser candidato y sin hacer muchos esfuerzos por cohesionar un partido de unidad. Puede pasar cualquier cosa.

Lo que sí tiene controlado el gobierno de Luis Arce son las oposiciones locales: ni alcaldes ni gobernadores levantan la voz desde hace demasiado tiempo más allá de algún reclamo por recursos o por obras. Mientras, los meses van pasando y tal vez esa sea la mejor de las noticias.

Reducir políticos, bajar salarios y otros asuntos populistas en Tarija

La crisis económica que desde tiempos inenarrables lleva viviendo el departamento de Tarija ha vuelto a topar con uno de sus asuntos estrella en estos tiempos de populismo: el sueldo de los políticos y el número de los mismos.

En el tema salarial, la escala a la baja se aprobó en una de las últimas leyes en la gestión de Adrián Oliva, que duró seis años por las cuestiones extraordinarias y los seis se conjugó la palabra crisis. Subirla fue también una de las primeras leyes de la nueva gestión, misma que ahora plantea la bajada.

Por otro lado, la reducción de curules en la Asamblea – o de concejales en Yacuiba – es recurrente, pero los expertos advierten que se requiere una modificación estatutaria, probablemente con consulta en referéndum.