“Si no tiene credencial no puede ingresar”, esa fue la advertencia de policías y militares que impedían, en cada esquina de la plaza, el ingreso de vecinos y activistas a los actos por los 193 años del aniversario patrio ante el temor de que griten “Bolivia dijo No”.

Desde las 6:00, funcionarios públicos de la Gobernación de Potosí con ayuda de una soga cercaron la histórica plaza 10 de Noviembre, por donde hace 193 años ingresó a la Casa de Moneda el Libertador Simón Bolívar.

Los uniformados montaron dos anillos de seguridad y los únicos autorizados para pasar fueron los que están en la lista de invitados de la Vicepresidencia y aquellos que muestren credencial de una entidad estatal o de personal acreditado.

El control fue más estricto cuando el presidente Evo Morales y su comitiva se trasladaron hasta la Catedral para participar, después de más de 10 años, del Tedeum que ofició el Cardenal Toribio Ticona, luego de participar en la ofrenda floral y ceremonia interreligiosa, celosamente resguardada por militares vestidos con camuflaje color café y equipados con armas largas.

Dos concejales del MAS de Belén Urmiri, que no estaban en la lista de invitados y no lucían su banda, se vieron obligados a retornar a su región. Vanos fueron los ruegos y la exhibición de su credencial de autoridad electa.

Una anciana se vio impedida de retornar a su casa. “Allá es mi casa, fui a buscar pan, por favor mis hijos me esperan”, suplicó la mujer mientras mostraba su bolsa y señalaba su vivienda. Sus ruegos no fueron escuchados. “Yo cumplo órdenes señora”, replicó el uniformado.

La sesión de honor de la Asamblea Legislativa se instaló en la Casa de Moneda, un escenario supuestamente dominado por el MAS, pero parlamentarios opositores gritaron “Bolivia dijo No” mientras los oficialistas replicaban “Bolivia dice Sí, Evo Sí”.

A pocos minutos del inicio del discurso presidencial, un grupo de personas en su intento de romper el cerco policial fueron rociados con gas pimienta. “Esto parece Estado de Sitio, soy potosina, cómo me pueden privar de ver el acto cívico y en mi tierra” lamentó una vecina y lanzó duros calificativos contra las autoridades del Gobierno.

Como se conoce, el discurso fue corto y los militares apelando a la fuerza armaron dos cordones de seguridad y se abrieron paso entre la gente para que el Presidente llegue sin complicaciones junto a sus ministros hasta el palco oficial para ver el desfile.

“Evo Sí” fue el grito unísono de los espectadores, que en su mayoría eran funcionarios públicos.

Al poco rato cinco jóvenes, que lograron burlar el cerco y llegaron a escasos metros del Presidente, comenzaron a gritar a viva voz “Bolivia dijo No” y de inmediato les llovieron cáscaras de naranja, botellas plásticas, basura y calificativos de “antipatrias” y “vendepatrias”. El ambiente se tornó por momentos tenso y los echaron a empujones.

“El Evo ya se cree dueño, nosotros somos libres, no nos pueden coartar nuestra libertad de expresión para decirle Bolivia dijo No”, dijo Omar uno de los activistas, quien denunció que la prohibición de ingresar “a su plaza” es una flagrante discriminación.

El diputado del MAS Lino Cárdenas justificó que hubo restricciones por temas de seguridad y si hubo gasificación “se trata de casos aislados”.