Medio: El Deber
Fecha de la publicación: lunes 21 de agosto de 2023
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Ejecutivo
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
Escribir sobre regulaciones y trámites de la Bolivia Plurinacional diseñada por el MAS es meterse a caminar por un laberinto de intransparencia, ineficiencia, maltrato y abuso desproporcional a los ciudadanos. Esta caminata no es grata, pero es necesaria para poner luz a la oscuridad de la administración pública plurinacional, la que está plagada de desconfianza, sobre control e ineficiencia. La que es incapaz de entender que la esencia de su trabajo es el servicio transparente y eficiente a la ciudadanía, y éste no es un favor de capataces. Sería injusto afirmar que el Gobierno del MAS es el inventor de burocracia ineficaz en el Estado Plurinacional. Sin duda, existe una herencia de malas prácticas de muchos gobiernos anteriores. Pero después de 16 años de gobierno del MAS sí se puede observar un perfeccionamiento de la ineficiencia heredada.
La administración pública, en la mayoría de los países de este globo en el siglo XXI, se debe al servicio a la ciudadanía. Pero en cambio, la administración pública plurinacional sigue actuando como hace un siglo. Su desconfianza y control ineficiente no tienen ninguna relación con la realidad de los ciudadanos y el sector de empresas. Además de desconfiada es retrógrada, como su reloj sui géneris en la Asamblea Legislativa. No facilita ni apoya, perjudica y hace la vida a los ciudadanos más difícil.
Ya Otto von Bismarck advirtió que “la burocracia es cancerosa de cabeza y extremidades, sólo su estómago está sano”. En ese sentido, la administración plurinacional es hambrienta, carroñosa y especializada en poner obstáculos y trancas por doquier. No apoya ni al ciudadano ni al empresario, sino que le roba mucho tiempo, oportunidades y calidad de vida, y le quita con ganas dinero a montones, dinero que los ciudadanos y empresarios pequeños y medianos lo necesitan para invertir, para vivir.
Como el sector público es transversal en todo actuar de la ciudadanía, no existe un ámbito de importancia en la vida de los ciudadanos que no sea afectado y subordinado por esta tramitomanía plurinacional arbitraria y corrupta. Ya en la entrada al Estado Plurinacional y a la salida de éste, comparado con Perú, se da un salto al pasado en términos de presencia, cortesía y trato a los ciudadanos, y muestra la cara fea de la administración pública. Desde ya, no es un aliciente para atraer turismo. Excepciones en el sector público, como un oasis en el desierto de la gestión pública masista, probablemente existen.
Para Max Weber (1920), la burocracia representa el tipo ideal de una forma de organización desarrollada y racional que asegura contra la arbitrariedad y conduce a un gobierno eficaz. Si la burocracia weberiana es organización necesaria en el aparato del Estado, que además es democráticamente legitimada por la ley para salvaguardar el bien común, en el Estado Plurinacional nos encontramos con una burocracia en plena mala práctica que representa más la perversión de este ideal.
Como la administración pública es fiel reflejo del poder político en el Estado Plurinacional, este último refleja la perversión masista de la democracia. En este contexto debe entenderse que la administración pública es el brazo largo de la política, es su instrumento que en la práctica administrativa es definitivamente la continuación de una política ineficaz, retrógrada, extorsiva y arbitraria del MAS.
La administración pública del Gobierno del MAS es alérgica a toda modernidad y cambio. Representa a un imperialismo ideológico del socialismo del siglo XXI sobre los ciudadanos, así como a una desesperante y visible pobreza intelectual en lo que se refiere a su relación con los ciudadanos y con la empresa que solo defiende el statu quo. Ese statu quo refleja las estructuras reaccionarias en la administración que aseguran la dominación políticas de la secta aimara del MAS sobre el resto 10 millones de habitantes, administrados y consumidores, provocando subdesarrollo económico a expensas de los socialmente débiles y sofocando además el potencial democrático de transparencia y participación en favor de su oscuro sistema autoritario.