Medio: La Razón
Fecha de la publicación: domingo 20 de agosto de 2023
Categoría: Representación Política
Subcategoría: Democracia paritaria
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LA PAZ / 20 de agosto de 2023 / 01:19
Estamos con varias señales de la crisis de un sistema de ordenamiento mundial que tiene como centros de comportamientos a la explotación de la humanidad y la naturaleza, la discriminación de una parte de la humanidad hacia otra parte usando las diferencias naturales como pretexto, la opresión por parte de quienes obtuvieron autoridad y poder político hacia quienes les dieron representatividad y poder. Los prejuicios son impulsados por las redes sociales como una nueva inquisición, que juzga y condena incluso sin conocer, ni enterarse lo más mínimo de las personas que serán juzgadas.
Es un tiempo donde la acumulación capitalista perdió todo sentido, pues el capitalismo, si algún momento mínimo de la historia tuvo algún sentido, pues hoy no solo no tiene sentido, sino que perjudica la fuerza creativa y revolucionaria de la organización social de la vida. Ni qué decir de las responsabilidades de los y las capitalistas que son quienes envenenan el planeta, la tierra, el aire, las aguas, los animales, la gente.
Los íconos creados por los propios capitalistas en la tarea de justificar su existencia histórica —íconos como son la democracia, la justicia, la propiedad privada, el libre mercado, la ciudadanía, entre otros— muestran su inutilidad para querer contener las nuevas formas de existencia, trabajo y organización social. Prácticas reales que brotan prodigiosamente desde distintos lugares del planeta. El capitalismo perjudica, lo sabemos en nuestros cuerpos y la vida cotidiana de la mayoría de la humanidad que habitamos el planeta Tierra.
Sin embargo, de sentir la crisis de este sistema no estamos encontrando la manera de dar efectividad al accionar político organizado que nos permita saber que estamos camino a dar por terminadas las funciones sociales del capitalismo. Quiero dejar claro que, a partir del segundo párrafo, solo estoy hablando del capitalismo y no del sistema de dominación; a diferencia del marxismo, nosotras feministas comunitarias de Abya Yala entendemos al sistema de dominación como algo mayor a solo las relaciones de producción dentro del capitalismo, que es una parte y no el todo contenedor.
Y ahí queremos apuntar: que, para sentir y efectivamente construir esa visión de saber qué estamos haciendo y adónde estamos yendo, necesitamos reconstituir la humanidad, que no es solo una tarea en el ámbito económico. Hasta el momento, son principalmente nuestros hermanos hombres quienes se pelean, se abuenan, se vuelven a pelear y se vuelven a abuenar. Las mujeres se están moviendo alrededor de ellos. Eso es lo que falta, la presencia activa y con posición política propia de las mujeres constructoras también del proceso de cambios. Tener voz propia fortalece también las miradas de nuestros compañeros. No es disputa, ni competición, somos parte de lo mismo con nuestros compañeros, solo es fortalecernos desde la mitad que siempre le hizo falta a la humanidad, esa mitad que, al restarse, deja el hueco para que nuevamente se reciclen viejas formas de dominio como el esclavismo, que hoy se denomina trata y tráfico, que afecta a hombres y mujeres de nuestros pueblos. La presencia activa de las mujeres depende de nosotras mismas en primera instancia, pero también es necesaria la comprensión y acción política de nuestros compañeros, contra su machismo y el machismo en las organizaciones y movimientos sociales, incluyendo al MAS-IPSP.
Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.