Medio: El Día
Fecha de la publicación: domingo 05 de agosto de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
La democracia está en riesgo de ser rebasada como consecuencia de la desconcertante sentencia del Tribunal Constitucional que desconoció el plebiscito y efectuó una interpretación de la Constitución de 2009 autorizando una nueva reelección presidencial.
El Tribunal fundó el fallo en la Convención Interamericana de Derechos Humanos y consideró que el artículo 268 de la propia Constitución boliviana es inconstitucional por violar el artículo 23 del Pacto de San José. Una interpretación que el mismo Secretario General de la OEA calificó de disparate jurídico. Resulta contradictorio que el Gobierno boliviano haya demandado la inaplicabilidad de artículos de la Carta Magna que el mismo MAS aprobó y desconozca un referéndum que él mismo convocó. Actitudes todas que preanuncian poco compromiso con valores democráticos.
Ya en Potosí en 2017, Morales no descartó la posibilidad que a futuro se pueda acabar con el actual mecanismo democrático basado en el sistema de mayorías y minorías y su reemplazo por una democracia comunal para la toma de decisiones.
La Conferencia Episcopal de Bolivia ha condenado tendencias autoritarias y rechazado la represión policial por protestas contra la sentencia del Tribunal Constitucional. El arzobispo de Sucre, Monseñor Jesús Suárez, exhortó al gobierno a evitar triquiñuelas que desconozcan la voluntad popular. Esas serias advertencias deberían ser acompañadas por la comunidad internacional, en particular de países amigos y vecinos, para que se haga cumplir el referéndum, prevenir desvíos autoritarios y evitar que Bolivia pueda ser sacudida por convulsiones cívicas y sociales.
Sería desilusionante que los numerosos logros del presidente Morales, entre los que se destacan la inclusión indígena como la reconfiguración de la estructura social que hoy tiene más clase media que en 2005, puedan ser opacadas debido al afán reelectoralista, una continuidad lindante con lo dictatorial. También por el desatino sutil de refugiarse en un autoritarismo competitivo y en el control de la justicia para dar apariencia de legalidad. Sería lamentable que Bolivia siguiera los trágicos ejemplos de Venezuela y Nicaragua, que delatan regímenes que se aferran al poder a través de la violencia y en contra de las respectivas constituciones.