Medio: Ahora el Pueblo
Fecha de la publicación: sábado 04 de agosto de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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Esta declaración que es una falacia nos lleva nuevamente a revisar el lugar que históricamente tuvo la Iglesia católica en nuestra tierra. La conquista de estos territorios fue a sangre y fuego, acompañados de frailes que bendecían cada masacre de los pueblos originarios, y junto a los criollos que querían la autonomía del imperio español, algunos sacerdotes se unieron a la causa de estas nuevas élites gobernantes y mantuvieron sus privilegios otorgados durante la conquista.
La Iglesia católica fue una de las grandes beneficiadas con las políticas coloniales y prácticamente fue el verdadero poder ordenador de las nacientes repúblicas, y ahí, desde carmelitas, franciscanos, dominicos, teresianas, benedictinos, jesuitas, etc. se distribuyeron territorios que aún hoy constituyen los activos de una institución que se acostumbró a convivir con el poder terrenal y mantener desde los púlpitos una sociedad patriarcal.
Las transformaciones en el Estado han determinado cortar muchos lazos de poder de la Iglesia católica, una de ellos el monopolio, ¿cómo no tener odio a los hombres y mujeres que determinaron este final? Debemos tener en cuenta que en su mayoría fueron indígenas los promotores de este cambio en las relaciones entre Estado y religión, esos indígenas descendientes de los que fueron masacrados en nombre de Dios y el rey.
Después de casi una docena de años y de transformaciones en la sociedad, la Iglesia, en su ortodoxia, no ha tenido la capacidad de comprender las dinámicas sociales, no ha podido surgir una figura —como Bartolomé de las Casas— que se aproxime al verdadero sentimiento del pueblo y lo acompañe en su largo camino de construir una sociedad más justa.
La gran mayoría de los actuales jerarcas de la Iglesia se han convertido en una corporación política, enfrentada al Gobierno y aliada a una oposición racista; los juramentos y declaraciones que emiten ya no son creíbles, pues sus hechos demuestran lo que afirmamos.
Estamos convencidos de que si existe un reino de los cielos, no estarán allí los racistas, no estarán los poderosos que amasan fortunas con la sangre de otros; de eso estamos seguros.
La reciente declaración de un obispo de la racista Charcas pone en evidencia la posición de esa parte conservadora de la Iglesia católica, justamente en el momento en que se anuncian movilizaciones cuestionadoras al Gobierno para el 6 de agosto en Potosí, ¿casualidad?
Los verdaderos cristianos que tienen como modelo de vida a Jesús de Nazareth y su proyecto liberador seguramente no reconocen a los ‘verdaderos representantes de la Iglesia católica’, como si la fe precisara de fraternidades parecidas a las que, en el folklore, se disputan ser los ‘auténticos’, ‘los verdaderos’ y ‘únicos’.
Así podríamos leer que los ‘únicos, auténticos y verdaderos voceros de la Iglesia’ son parecidos a las ‘auténticas y únicas rosas de Viacha’, unidos por su carácter folklórico.
Si fuese verdad que el lenguaje determina a la persona, qué podemos decir del lenguaje de la Iglesia católica en sus más de dos mil años de dominio de cuero y almas; ciertamente, la Iglesia católica no es un ejemplo de modestia ni de opción por los pobres.
Conocemos otra cara de la Iglesia católica, aquella que no es afecta al poder ni a las polémicas, sino que con una humildad jesucristiana realiza su tarea evangélica en los lugares donde es necesario, lejos de la pompa y los negocios, lejos de los obispados y las lucrativas empresas educativas; para ellos, nuestro reconocimiento; para los otros, solamente una piadosa sonrisa por sus poses de ‘apolíticos’.
*Es escritor e historiador potosino