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Santa Cruz en un nuevo momento político

Medio: La Razón

Fecha de la publicación: domingo 23 de julio de 2023

Categoría: Debate sobre las democracias

Subcategoría: Democracia representativa

Dirección Web: Visitar Sitio Web

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Indudablemente, el paro de los 36 días que se vivió en Santa Cruz, entre octubre y noviembre del año pasado, marcó un antes y un después en la política cruceña. Hasta el momento de aquella movilización estaba claro el protagonismo y la impronta que marcaba Luis Fernando Camacho. La línea era de una oposición beligerante contra el MAS y el Gobierno nacional, prácticamente sin cuartel.


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 / 23 de julio de 2023 / 06:59

Una conversación con Vladimir Peña sobre el panorama actual de la política cruceña y el horizonte que se vislumbra.

El punto sobre la i

Indudablemente, el paro de los 36 días que se vivió en Santa Cruz, entre octubre y noviembre del año pasado, marcó un antes y un después en la política cruceña. Hasta el momento de aquella movilización estaba claro el protagonismo y la impronta que marcaba Luis Fernando Camacho. La línea era de una oposición beligerante contra el MAS y el Gobierno nacional, prácticamente sin cuartel.

El paro tuvo resultados infructuosos y definitivamente contraproducentes para Santa Cruz, la población y los dirigentes que encabezaron la medida. Más aún, quedó en duda la capacidad de la dirigencia cruceña sobre su posibilidad de plantear algo nuevo y atractivo al resto del país. No olvidemos que, en el último cabildo, les dieron un ultimátum de 48 horas a los otros ocho departamentos para plegarse a la protesta cruceña. Con todo, hoy el escenario en la política cruceña es muy diferente al que había hasta octubre de 2022.

Con el propósito de entender la situación actual de la política cruceña y sus perspectivas, conversamos con Vladimir Peña. El exsecretario de Gobierno de la Gobernación de Santa Cruz, durante la gestión de Rubén Costas, es un analista conocedor acucioso de la realidad departamental. Con un perfil sereno y la templanza de un actor político maduro, su reflexión refleja dominio de los conceptos, orden y claridad en las ideas.

¿Cómo se puede caracterizar la situación al presente de Creemos?

Creemos, tanto a nivel nacional con la brigada parlamentaria que tiene, como con la Gobernación, que debería ser la principal institución que pueda mostrar sus ideas, su propuesta y materializar lo que han planteado, no muestra gestión, no hay cohesión de proyecto político. Cuando uno mira la bancada nacional, prácticamente a mitad de mandato está rota, sin poder articular una idea clara para el conjunto del país, y simplemente reaccionaria. Está más dedicada a las rencillas internas, que de alguna manera es lo que ha copado su agenda. Entonces, en términos nacionales, por lo menos la bancada de Creemos está desdibujada, sin lograr presentar algo alternativo, porque ni siquiera ha llegado a ser una bancada que pueda tener una línea de oposición fiscalizadora al masismo. Ni siquiera en términos de narcotráfico, ni de contrabando, que pudieran ser temas donde era posible que tengan un papel importante. Es más, en los momentos más clave han terminado reducidos apoyando a la nueva oposición interna del partido de gobierno, que ha sido la línea del evismo. En términos de la Gobernación, preocupante, porque si bien es cierto que la detención del gobernador Luis Fernando Camacho es un punto de inflexión en el mandato, pero ya venía mal antes de que eso ocurra. La gestión como tal nunca se llegó a terminar de dibujar, no se terminó de marcar un horizonte. Por ahí hubo algunos fuegos artificiales, como el federalismo u otra cuestión que se lanzaba en momentos críticos, más como elementos de distracción que como una política de desarrollo real. Con la detención de Camacho, arbitraria, ilegal, en términos de disputa política, al margen de los procedimientos establecidos, esto se ha profundizado. Pero, de alguna manera, eso le ha puesto también un escudo protector. El masismo le puso un escudo protector a Camacho, sobre la crítica ciudadana a su gestión. Esto lo utilizan desde Creemos como una barrera que pueda protegerlos de la mala gestión que están haciendo. Hay una crisis irresuelta en Creemos, en la Gobernación. Prácticamente hay una ruptura entre el gobernador y el vicegobernador, que considero todavía tiene capítulos por delante. Habrá que ver qué pasa en el fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional respecto a la ley de ausencia temporal y, fundamentalmente, qué va a pasar el 3 de noviembre, cuando se cumplan los dos años y medio de mandato del gobernador. El statu quo es que se va a mantener el gobernador hasta que termine su mandato, no creo que eso cambie. Están más concentrados en sí mismos, en sus problemas, sus rencillas, disputas, e intereses, que en mostrar algo de gestión hacia la ciudadanía. Lamentablemente se ha devaluado la Gobernación de Santa Cruz.

¿Cómo observa las perspectivas de Creemos hacia 2025?

No sé si ellos mismos piensan en 2025 como un proyecto nacional. Y no es ni siquiera por la situación del gobernador Camacho, que seguramente influye, pero desde antes de eso, como que su horizonte ya sólo es Santa Cruz. En 2025, Creemos, pienso que va a ir a tratar de revalidar su bancada, pensando más en sus propios intereses que en una candidatura o liderando una candidatura. No veo ya posibilidades, por lo menos al día de hoy, de que puedan liderar una candidatura nacional como pasó en 2020. Esta efervescencia que se movilizó en torno a Camacho y Marco Antonio Pumari en la crisis del 2019, que fue la plataforma para su candidatura presidencial y vicepresidencial 2020, se ha diluido. Se ha visto que no es nada consistente y, en términos nacionales, no veo que estén por lo menos trabajando o articulando un proyecto de cara a 2025. Probablemente van a hacer lo que hacen muchos proyectos regionales, que es pactar con algún líder nacional para tener una bancada parlamentaria y nada más.

¿El Movimiento Demócrata Social tiene chances de volver a ser un actor protagónico?

Va a depender todo de sus líderes. El Movimiento Demócrata Social tiene dos virtudes. Una, la gestión, que ha sido muy positiva en Santa Cruz. Sobria, sin grandes escándalos de corrupción, útil para la gente. Segundo, una estructura, una organización que está extendida en el territorio, obviamente maltratada por todos los últimos procesos electorales y las decisiones que se tomaron. Pero, hay una organización. Hay dos cuestiones ahí que son situaciones u obstáculos que tendrán que saber cómo vencer. La mala imagen que dejó el gobierno de Jeanine Añez, en términos de transición y de alguna manera exagerada, creo, injusta; pero, al final lo que cuenta es lo que percibe la gente. El gobierno de Jeanine Añez tenía un mandato fundamental, que era encausar constitucionalmente este país y creo que ese mandato se cumplió. Y bueno, están también todas las otras cosas que son evidentes: la corrupción, el uso arbitrario del poder, contaminaron la imagen del gobierno de transición. Ese gobierno se le atribuye a la oposición, pero creo que ahí el Movimiento Demócrata Social era el partido más importante y se acaba llevando la peor parte en ese reparto de responsabilidades. El segundo tema es la alianza con Camacho, que, en términos regionales, por lo menos en términos de Santa Cruz, fue, desde mi visión, una absorción más que alianza. Terminó minando las posibilidades de futuro de Demócratas. Porque cuando establecen esa unión, en términos tan poco claros, Demócratas une su futuro al de Camacho y supedita su organización a la de Creemos. Entonces hoy es muy difícil que salgan a explicarle a la gente que no son parte del mal gobierno de Camacho cuando decidieron apoyarlo sin chistar y más aún cuando el propio programa de Creemos era desmontar lo que Demócratas había construido durante 15 años para Santa Cruz. Todas estas incongruencias e incoherencias al final terminan desdibujando el proyecto más serio que tenía Santa Cruz, que era el del Movimiento Demócrata Social.

¿Cómo percibe a Vicente Cuéllar?

Es un liderazgo que ha aportado sobriedad a la política tan estridente en estos últimos tiempos. Por eso creo que el liderazgo del rector sobresalió, porque demostró una forma distinta, cuando el ruido, el grito, el insulto, las bellacadas, eran lo común. Salió como una persona pausada, serena, con sobriedad, diciendo cosas que probablemente son evidentes, pero creo que lo que ha aportado Vicente Cuéllar es un tono distinto a una discusión política, a un debate público siempre estridente. En cuanto a su futuro, he visto que hay problemas en la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno Hay muchas críticas a la gestión. Entiendo que probablemente sean grupos opositores al propio rector, pero que ya se nota que también le reclaman que se dedica más a la política y no a los problemas universitarios. En suma, considero que el rector ganó una imagen pública departamental y nacional, es un referente importante, más por el tono que por el contenido. Va a depender de cómo termine su mandato de rector, y también de cómo articule, si es que al final decide, como ya creo lo ha anticipado, entrar en la arena política. Cuéllar es una persona que viene de una organización política, del MIR, y que ha estado en diferentes instituciones. Es un político que entiende la situación y que seguramente va a tratar de construir un proyecto. Ahora, ¿cómo lo hará? Creo que hay muchas Hay muchos espacios para especular. Ahí algunos seguramente destaparán todo el pasado cercano al MAS, aquella visita desafortunada al Chapare y todas esas cuestiones que seguramente en el balance final tendrá que aclararlas, pero sin duda se ha convertido en una referencia. Me parece bien que, en Bolivia, en el conjunto del país, se vea a líderes de Santa Cruz que puedan tener una incidencia nacional. Hay que superar esos prejuicios que el MAS ha querido poner divisivamente de forma geográfica, cultural en el país. Si Vicente Cuéllar aporta en ese ámbito a la construcción nacional, pues bienvenido.

Están también otros actores que buscan pugnar. Por ejemplo, Agustín Zambrana y su colectivo el Bunker.

Conozco algunos líderes ahí, por un tema generacional, por cuestiones de la política también. Creo que tienen una incidencia importante en las redes sociales. Conectan con la coyuntura en lo que se va moviendo diariamente. Pero, desde mi perspectiva, de lo poco que he visto y los he escuchado, son un proyecto más reaccionario y creo que se van a poner en la línea disruptiva, en la línea de Javier Milei, esta ola de nueva derecha extrema. Creo que van a tomar el camino de los libertarios. Hoy el mundo, o al menos en nuestras democracias occidentales han aparecido estos movimientos. Lo veo a los del Bunker alineados ahí, en lo antisistema, la disrupción, la crítica reaccionaria, que también obviamente tiene espacio, más allá de si es legítimo o ilegítimo en una democracia hacer aquello. No sé si tengan éxito a futuro. La política tiene que ser, creo, un poco más consistente que simplemente los TikTok o los likes de las redes sociales.

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Independientemente del Gobierno o del MAS en su estructura a nivel nacional, ¿cuál es la situación del MAS cruceño, en tanto organización política en su despliegue departamental?

Los líderes de MAS en Santa Cruz, hablo de los líderes locales, tienen una gran dificultad porque el MAS a nivel nacional decidió confrontar con Santa Cruz. Esa disputa, que le puede ser rentable en términos de mantener el poder nacional, al final significa una limitación para los propios líderes masistas en Santa Cruz. Está clarísimo que Evo Morales y Luis Arce ahora hacen un discurso confrontacional con Santa Cruz porque entienden que electoralmente eso les reditúa. Considero que el MAS renuncia a Santa Cruz para conservar el poder nacional. Pese a esto, no deja de tener 30%, 35%, a su favor del electorado. Ahora, si uno mira por lo menos los candidatos a gobernadores y alcaldes en el último tiempo, el MAS no tiene líderes muy sólidos en Santa Cruz. Apela en ciertos momentos a figuras de la izquierda intelectual, como fue con Reymi Ferreira o Jerjes Justiniano. También a personas que vienen del ámbito sindical, más como una llanta de auxilio, que como un líder propio, como es el caso del fallecido Rolando Borda. Cuando pone candidatos propios del instrumento político, como Mario Cronenbold y Adriano Salvatierra, no tienen los mejores resultados. Todavía creo que el MAS no muestra liderazgos propios en Santa Cruz, por diversas razones. Primero, porque han apostado a figuras foráneas al partido, si bien intelectuales cercanos, pero distintos en términos de cultura política. Segundo, porque esta acción de poner a Santa Cruz contra el país en términos de polarización limita a los propios líderes del MAS en Santa Cruz. Por otro lado, no ha habido líderes que se mantengan de elección a elección. Han cambiado reiteradamente los candidatos. Entonces consolidar líderes estables que tengan perspectivas de ganar es muy difícil en ese sentido. Ahora, veo que surgen nuevos líderes del MAS. Adriana Salvatierra todavía puede estar vigente, es una mujer inteligente, una política que ha crecido mucho y creo que es una líder de presente y de futuro en el MAS cruceño. También está la diputada Deisy Choque, que si bien viene de un pasado controvertido, con lo que pasó en 2019 en Montero, desde lo nacional, defendiendo al gobierno del presidente Arce, confrontando con Evo Morales, dice cosas sólidas y duras. Está consolidando un liderazgo. Si bien el MAS tiene cuadros, porque tiene cargos políticos, senadores y diputados, por la forma de estructura del MAS, los líderes cruceños masistas terminan condenados de alguna manera por la decisión política nacional de polarizar con Santa Cruz. Ahora, en el último tiempo, la pelea entre Evo Morales y Luis Arce ha trastocado todo.

¿Y Jhonny Fernández?

Tuvo la gran oportunidad de empezar un nuevo ciclo, en términos de gestión de la ciudad, pero ha decidido, erróneamente, ser el que cierra el ciclo que se inició en la década de 1990. Johnny llegó a la alcaldía por el TikTok y porque supo conectar la ansiedad de cambio en la ciudad con el hastío hacia Santa Cruz Para Todos, la agrupación de Percy Fernández y Angélica Sosa. Ganó por muy poco, es verdad, pero tenemos a un Johnny de los años 90. Lamentablemente la administración municipal que ha implantado en la alcaldía la misma de aquel entonces. No hay nada nuevo que pueda insinuar un cambio. Me preocupa muchísimo la ciudad. La gente afuera está sobreviviendo y el alcalde, desgraciadamente, tiene una mirada muy corta.

Finalmente, ¿es posible la emergencia de otro liderazgo desde Creemos?

Creemos está anclado al liderazgo casi absoluto de Camacho. Considero que la situación de la gobernación va a seguir deteriorando la imagen que Creemos, porque es el principal espacio político donde debería mostrar gestión y las cosas positivas que pueden hacer por la gente y no lo están haciendo, sino que tenemos una gobernación atrofiada. Con todo, esta decisión del MAS de detener a Camacho les ha puesto un cierto blindaje respecto a todos los déficits de gestión. Me temo que ellos van a ir hasta el final para evitar que Mario Aguilera asuma la suplencia de Camacho. Entonces, en esa decisión forzada probablemente se pueda clarificar más que hay un proyecto político que está sobreponiendo su interés personal de grupo partidario por encima del interés general de Santa Cruz. Cuando eso suceda, es probable que la ciudadanía vea que el proyecto de Creemos ha significado una involución para Santa Cruz. ¿Va a tener todavía liderazgo? Creo que sí. En Creemos pueden surgir algunos otros líderes. Está Zvonko Matkovic, que puede generar cohesión dentro de Creemos, pero como es un proyecto que nació de la efervescencia y fundamentalmente de un liderazgo mesiánico como el de Camacho, es muy difícil mantener esos proyectos si es que el líder mesiánico no está.

(*)Pablo Deheza es editor de Animal Político