Medio: La Razón
Fecha de la publicación: domingo 23 de julio de 2023
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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La unidad de una oposición fragmentada y débil está otra vez en agenda, como historieta que se repite.
LA PAZ / 23 de julio de 2023 / 00:07
En las últimas semanas, diferentes organizaciones políticas y agrupaciones de oposición han intensificado el relato de la unidad para afrontar las elecciones 2025. Lo hicieron mediante proclamas, declaraciones, proyectos políticos. Hay precariedad programática y todavía no quieren hablar de candidaturas. La consigna es unirse para “derrotar al MAS”. No es algo nuevo.
La unidad de la oposición política, al amparo de otras oposiciones (regional y mediática en especial), ha sido moneda común desde las elecciones generales del año 2009. Ante la cercanía de cada proceso electoral, diversas voces planteaban el ideal de la candidatura única o, al menos, de un frente amplio. No ha sido posible. A lo sumo, los opositores hicieron alianzas electorales, más bien pragmáticas y de última hora, entre dos o más partidos políticos. Fueron sucesivamente derrotados en las urnas.
Ahora, de manera prematura, la fórmula se repite. Hace poco se presentó un grupo de personas anunciando la firma de “la proclama de la junta democrática” (sic). Desde tal junta pretenden articular un bloque de oposición que, en primarias, elija un candidato único. Por ahora no tienen plataforma programática ni liderazgos, pero sí carta de intenciones. Y aseguran que lograron adherentes de tres viejos y marginales partidos: MNR, FRI y ADN, así como de dos organizaciones inexistentes: MIR y Sol.BO.
Surgió también un proyecto de partido político que se presenta como nuevo, pero proviene también de la vieja guardia. Bautizado como Al-BUS (Alianza por Bolivia Unida y Solidaria), quiere “restablecer la nación boliviana” y, por supuesto, impulsar la unidad de la oposición. Su cara visible es un personaje con largo recorrido en la función pública y en la política multipartidaria. Cuando en una fallida entrevista periodística en La Razón Radio se recordó su pasado, el señor, nada serio, optó por huir.
También se han manifestado, por supuesto, las actuales cabezas de la oposición política. Desde su celda en Chonchocoro, el líder de Creemos lanzó una carta proclamando la existencia de una oposición dispersa pero no en crisis. Y reiteró la consigna de la unidad para ser mayoría. Desde Twitter, por su parte, el jefe de Comunidad Ciudadana declaró la necesidad de la “unidad activa de las fuerzas democráticas”, advirtiendo que debatir hoy sobre candidaturas y elecciones solo favorece al oficialismo.
Hay otros grupos que, desde la radicalidad, anhelan también una oposición unida y ganadora en las elecciones 2025. Con más ruido que propuestas, algunos activistas en redes lanzaron el desafío de primarias opositoras como único mecanismo para “evitar juntuchas”. La nota de color la dio el Conade, comparando el reto de la unidad antiMAS con el Arca de Noe, donde todos se suben y conviven, sean ovejas o lobos. Así, la unidad de una oposición fragmentada y débil está otra vez en agenda, como historieta que se repite.