El país sufre múltiples carencias, no hay dólares, no hay crecimiento, no hay respeto al medio ambiente, no hay industrias, no hay empleo, no hay justicia, no existen oportunidades para los jóvenes, no hay respeto a las mujeres, no hay vida digna para para los mayores, no hay acceso a la salud, no hay educación de calidad, no existe innovación tecnológica, no hay apego a la ley. En fin, son demasiadas las carencias, pero lo peor es la inexistencia de ética en el poder, la falta de moral en el gobierno.

Vivimos una crisis moral y ética sin precedentes, a ella nos condujo el MAS en el poder. Lo grave de todo esto es que un país y una sociedad que no tiene futuro sino existen valores y éstos en Bolivia se están perdiendo.

Da lástima que se esté naturalizando la corrupción, el cinismo, el narcotráfico y la mentira. Hemos caído tan bajo que la discusión principal entre Evo Morales y Luis Arce es quién es más corrupto, quién defiende o defendió más al narcotráfico, quién roba más, quién tiene hijos corruptos. Y lo paradójico es que ellos llegaron al poder con la promesa del hombre nuevo, con la idea de una revolución ética para superar todo lo que hicieron mal los “neoliberales”, con la bandera de la austeridad.

Nos dijeron que los indígenas eran la reserva moral de la sociedad. Pero, en más de una década muchos demostraron ser más corruptos que todo el pasado “neoliberal”; los movimientos sociales, ni bien entraron al poder, comenzaron con los asesinatos de corrupción, de la mano de Santos Ramírez, siguieron con las corruptelas del caso Zapata, con los robos del Fondo Indígena, con las barcazas chinas, con las coimas para construir carreteras, siguieron con los sobreprecios en las importaciones de diésel, con las acciones del narco avión, cerrando apresuradamente el caso del Banco Fassil.

Mintieron y mienten con cinismo, el Jefazo dijo que tuvo un hijo con Zapata y que pagaba religiosamente pensiones y su curación. García Linera dijo que Evo era padre responsable pues cumplía con sus obligaciones, después sin ruborizarse dijo que no tenía hijo. El exvicepresidente afirmó que tenía título de matemático, pero en realidad se demostró que sólo era bachiller, Arce expresó que había inventado un modelo económico, cuando en realidad se vivía en auge por el incremento de los precios del gas, afirmó que no sabía nada del banco Fassil, cuando hace años fue informado sobre las malas finanzas de esa institución, ahora miente cuando dice que no hay crisis económica, miente cuando afirma que el país se industrializa, cuando en realidad se han construido elefantes blancos que no funcionan.

Evo mienten cuando asevera que el Chapare vive del banano y los peces que allí de crían, tiene el cinismo de ocultar que el 95% de la coca chapareña va al narcotráfico, oculta que sus jefes de la lucha conta el narcotráfico fueron pillados con cocaína en las manos. Evo mintió cuando dijo que le hicieron golpe de Estado, pero en sus memorias escribió que él renunció a la presidencia, miente cuando dice que él no instruyó a la COB y los movimientos sociales para que le pidieran la renuncia, miente cuando oculta con que con García Linera hicieron la estrategia para que renuncien todas las autoridades de parlamento.

Evo dijo que iba a ser el estandarte de la austeridad, pero construyó su propio museo para poner sus camisetas de fútbol. No se sonrojaba por tener varios autos blindados y decenas de custodios, no le daba vergüenza usar helicóptero para ir desde la residencia presidencial a la plaza Murillo. Juró defender a la madre tierra y su gobierno fue profundamente extractivista, aseguró que defendería a los indígenas y los reprimió en Chaparina, y ahora les quitan sus tierras mandando cocaleros para que las ocupen.

Mienten cuando dicen que somos soberanos, porque la política represiva está y estuvo controlada por cubanos, mienten cuando dicen que son antiimperialistas, cuando le entregan todo a China y Rusia.

Vivimos una profunda crisis de valores y creemos que es época de recuperar la ética en la política y en la vida diaria.

Carlos Toranzo es economista.