Todo estaba listo para que el presidente Evo Morales asistiera a la inauguración del lujoso edificio del Banco Unión en el residencial barrio de San Miguel, de la zona Sur de La Paz, y, según dijo el ministro Mario Guillén, se encontraba en camino, pero “tuvo una urgencia y fue a solucionar este problema”.

La urgencia estaba ocurriendo en las afueras del edificio, donde un grupo de personas se había concentrado para recordarle al Presidente que “Bolivia dijo No” a su candidatura de 2019. Es obvio que el mandatario al saber del escrache prefirió darse media vuelta.

Frente a la inminencia de la protesta, el oficialismo optó por enviar un grupo de sus seguidores para gritar “Bolivia dijo Sí”. En el centro de la protesta se ubicaron policías bien pertrechados.

En el mismo día, el vicepresidente Álvaro García Linera, que solía ser el encargado de inaugurar la Feria Internacional del Libro de La Paz, brilló por su ausencia en el acto. Cuando se consultó a la Cámara del Libro si se le envió invitación, una funcionaria de prensa muy molesta por la pregunta que ella consideró poco importante respondió que sí.

Está claro que, como escribió el periodista Mario Espinoza en su cuenta de Twitter, las autoridades no quieren escuchar el grito de “Bolivia dijo No”.

Desde que el Tribunal Constitucional avaló la nueva postulación de Morales a las elecciones de 2019, el movimiento de defensa de los resultados del referéndum del 21 de febrero ha ido creciendo y se ha mantenido de manera sostenida con las protestas que sorprenden al Presidente, al Vicepresidente y a otros funcionarios de menor rango allá donde van.

En contrapartida, el Palacio de Gobierno y el oficialismo ha ido tomando algunos recaudos. Por ejemplo, ha dejado de publicar la agenda del mandatario y ahora también está enviando ciudadanos afines a hacer contrapeso.

Pero, lo que no habían dejado de hacer las autoridades era asistir a los eventos programados. Eso hasta este miércoles, cuando Morales no pudo llegar a la inauguración del Banco Unión.

Este es el contexto en el que se preparan los actos del 6 de agosto en Potosí, donde los colectivos que defienden el 21F han decidido concentrarse para hacer escuchar su rechazo a la nueva postulación de Morales. Dentro de los movimientos sociales del MAS no existe consenso sobre cómo responder a estas acciones. Una corriente quiere prohibir hasta los carteles de protesta y otra habla de garantizar la paz en Potosí.

En todo caso, es de esperar que todas las expresiones democráticas fluyan con libertad, pero en el marco de la paz y el respeto a los demás.