Evitar que el gobierno gobierne es la misión de la oposición política con vocación de poder. En esta perspectiva, siguiendo la enseñanza de Maquiavelo sobre el zorro y el león, quienes se encuentran fuera del gobierno deben combinar la astucia político-parlamentaria y su fuerza político-social. Considerando estas premisas, el propósito de este artículo es describir los avatares de la oposición política en su empeño por constituirse en una alternativa frente al gobierno del MAS.
La victoria por mayoría absoluta del MAS en las elecciones de 2005, producto de la crisis y agotamiento de la democracia pactada, ha implicado que Evo Morales acceda de manera directa al gobierno y que los caudillos letrados de los partidos tradicionales ocupen el sitial opositor. En aquel proceso electoral, los alicaídos políticos neoliberales, a la cabeza de Jorge Quiroga Ramírez, mediante un acuerdo entre Acción Democrática Nacionalista y Partido Demócrata Cristiano conformaron la alianza electoral PODEMOS que, entre el 2005 y 2009, se convirtió en la segunda fuerza parlamentaria y en la principal oposición política.
Así, en el parlamento, pero sobre todo en la Asamblea Constituyente (2006 – 2007), donde también logró constituirse en la segunda fuerza política, PODEMOS desempeño un importante rol opositor obstaculizando el desarrollo del conclave. En esta tarea de obstrucción fueron respaldados por la fuerza social de los cívicos del país. Aprobada la nueva Carta Magna de manera irregular en la ciudad de Oruro (diciembre de 2007) y disuelta la Asamblea Constituyente, la oposición política y social continuó enfrentando al gobierno hasta que los resultados del Revocatorio (agosto de 2008), aplicado al presidente y vicepresidente y a los prefectos, concluyó con tres autoridades departamentales de la oposición revocadas: el de La Paz, Cochabamba y Pando. Esta derrota disminuyó las tensiones políticas y PODEMOS, desde el parlamento, consiguió que el MAS acepte realizar una serie de enmiendas (entre ellas la no reelección indefinida de las autoridades políticas) antes de que el texto constitucional sea aprobado en un referéndum. Ahí concluyó la labor de PODEMOS: debilitados y con pírricos resultados.
En las elecciones de 2009, la dispersa oposición política conformó otra alianza electoral, el Plan Progreso para Bolivia – Convergencia Nacional (PPB – CN) –, que postuló a la presidencia a Manfred Reyes Villa, caudillo vinculado con los partidos tradicionales. Aunque este partido logró erigirse como la segunda fuerza parlamentaria, muy distante de la primera (MAS), no consiguió desempeñar una destacada oposición, probablemente, debido a que Manfred (por una serie de procesos en su contra) salió al exilio el 2010 y abandono a su bancada parlamentaria.
El fracaso de PPB-CN obligó a los caudillos neoliberales pensar en otra alternativa e imaginaron que esa nueva opción era Unidad Nacional (UN) de Samuel Doria Medina que, aunque había participado en las elecciones previas sin demasiado éxito, en las elecciones de 2014 se convirtió en la principal, aunque frágil oposición política. En este periodo de gobierno, el reto para UN y la oposición social, esta vez expresada en las plataformas ciudadanas, era hacer respetar los resultados del referéndum del 21 de febrero que le impedía a Evo Morales y Álvaro García postular nuevamente en las elecciones del 2019. En esta oportunidad, la oposición fue incapaz de evitar la repostulación ilegal del binomio masista, mientras que las maniobras jurídicas del oficialismo se impusieron.
Los múltiples casos de corrupción, el fracaso de las diversas empresas estatales, el autoritarismo del gobierno, el desconocimiento de los resultados del 21 F y la habilitación ilegal e ilegítima de Morales Ayma y García Linera fueron, entre otros, los factores que brindaban la oportunidad para una alternativa de oposición en las elecciones de 2019. Los neoliberales constituyeron Comunidad Ciudadana que postuló a Carlos Mesa para estos comicios; sin embargo, el fraude electoral cometido por el oficialismo desembocó en una enorme movilización social que forzó la renuncia de las máximas autoridades del país y el inmediato exilio. La oposición, después de una transición constitucional, asumió el gobierno con Jeanine Añez como Presidenta.
La corta gestión de Añez resultó ser nefasta que posibilitó el cómodo triunfo electoral del MAS en las elecciones del 2020. En este escenario, la oposición liderada por Carlos Mesa, es el convidado de piedra en el juego político y, sin duda, la fracción evista del MAS parece desempeñar una real oposición al gobierno.
Así, intentamos sintetizar los avatares de una oposición caótica, carente de una estructura organizativa, sin un liderazgo serio e incapaz de convertirse en una alternativa política viable. Con tales limitaciones, los intentos por concretar las sugerencias de Maquiavelo resultaron un completo fracaso. [P]
Eduardo Leaño Román, Docente de Ciencias Políticas, UPEA