Medio: El Deber
Fecha de la publicación: martes 04 de julio de 2023
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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De un lado y del otro de la vereda, el Movimiento Al Socialismo tiene la errada idea de que es propietario de Bolivia y que puede hacer lo que quiere con la conducción de este país. Así se puede interpretar de las declaraciones del senador Leonardo Loza, que habla de “tumbar” al Gobierno cuando las acciones de éste contradicen a la voluntad de Evo Morales o de los cocaleros de Chapare. Similar lectura deja el incumplimiento de la Constitución de parte del presidente Luis Arce Catacora al restituir a un ministro censurado, pasando por encima de la Carta Magna.
“Si hemos sido capaces de tumbar, de vencer a la derecha, al golpe de Estado que lo tenga por seguro, a estos traidores también vamos a tumbarlos”, afirmaba el senador Loza un día después de la restitución del ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, tras haber sido censurado por la Asamblea Legislativa.
¿De qué habla cuando habla de tumbar? La Real Academia de la Lengua Española define la palabra como “hacer caer a algo o a alguien”. Y si además pone como ejemplo “tumbar a la derecha”, se puede interpretar como “derrocar”. Entonces, lo que hace el legislador es amenazar a un gobierno legalmente constituido y a su presidente, lo cual debería ser tomado muy en cuenta, no para que se asuste el primer mandatario, sino para demostrar que es capaz de medir con la misma vara a los correligionarios y a los opositores.
Si un dirigente cívico o alguna persona de la oposición política hubiera hecho la afirmación, ya se hubiera detenido al autor de semejante atrevimiento y varios procesos penderían sobre su cabeza. Pero ha sido un senador del MAS, ahora circunstancialmente en la vereda del frente, pero representante de los cocaleros del Chapare. Probablemente esas credenciales lo inmunizan de cualquier acción legal, más aún si la justicia y el Ministerio Público actúan más por influencia política que por aplicación de la norma.
El senador, a nombre de los cocaleros del Trópico de Cochabamba, ha declarado la guerra al ministro de Gobierno y a la gestión de Luis Arce Catacora, quien pretendió mostrar su musculatura política restituyendo a Eduardo Del Castillo en el mismo cargo. La pelea en una tienda política, por intereses absolutamente sectarios, determina que el cumplimiento de la Constitución Política del Estado esté a merced de esas demostraciones de poder, en una total falta de respeto a la ciudadanía. ¿Quién hace o dice algo al respecto? ¿A quién se le puede pedir que sea el guardián del cumplimiento de la ley de leyes?
Lo que se está haciendo en Bolivia es altamente peligroso, porque desde el poder se está mostrando que el acuerdo social plasmado en la Constitución y en las leyes nacionales se cumple a voluntad de los mandamases del país. Ése es otro golpe duro a la institucionalidad y tumba las garantías que sostienen la convivencia nacional.
El cherry sobre el pastel es que, sin previo aviso y a simple llamado, tanto el presidente de los bolivianos como el jefe nacional del MAS se cuadren ante el Gobierno de Cuba, dejando una pésima imagen ante el país y, lo que es peor, abriendo la puerta a la injerencia que tanto cuestionan cuando se trata de otros actores, no tan influyentes en la política nacional.