Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: martes 20 de junio de 2023
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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Cerca de cumplir 93 años, el expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada (Goni) ha reaparecido para lanzar al debate un documento de 32 páginas que ha denominado “La Constitución de todos”. Y la semana ha comenzado con los actores políticos hablando de ello, en medio de una agenda en la que se debatía quién protege más al narcotráfico y a la corrupción, además de otros trapos sucios del oficialismo.
Por lo que se conoce, ese documento es fruto de un trabajo de al menos dos años, en el que participaron varias personas, sobre cuyas identidades, intereses y objetivos se puede especular hasta el desgaste. También se conoce que su partido, el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), quedó igual de sorprendido que el resto de los bolivianos, muchos de los cuales no habían nacido cuando Goni huyó del país.
Dirigentes de sectores sociales, políticos del oficialismo y la oposición, analistas, autoridades municipales, departamentales y del Gobierno central salieron a la palestra pública para referirse a ello, la mayor parte con cuestionamientos al personaje y los menos con reflexiones sobre el contenido de la propuesta de reforma constitucional.
Cierto que en Estados Unidos Sánchez de Lozada fue hallado responsable de ejecuciones extrajudiciales durante la masacre de 2003, en la que fallecieron 68 personas, y cierto que queda pendiente la demanda para que también sea juzgado en el país, pero los ataques al mensajero, al menos en algunos casos, parecían estar más bien dirigidos a tapar el mensaje.
Por ejemplo, el presidente Luis Arce Catacora dedicó un hilo de seis tuis a Goni. “20 de años de silencio indolente no lo hacen inocente. Reaparece Goni, prófugo de la justicia boliviana, teniendo pendiente una deuda con nuestro Estado por la Masacre de aquel Octubre Negro de 2003 que aún vive en la memoria de millones de bolivianas y bolivianos”, escribió en uno de ellos.
Luego interpretó que la intención era extinguir el Estado Plurionacional para “mutilar” la democracia y devolver privilegios “a unos cuantos”.
Habrá que preguntarse si el Estado Plurinacional es lo que los bolivianos queremos que se eternice, luego de conocerlo con sus cosas buenas y malas durante más de una década, y habrá que recordar al Presidente, cuando era ministro, que su jefe el expresidente Evo Morales golpeó a la democracia al mutilar la Constitución e imponer al país un fallo constitucional en su desesperado intento de eternizarse en el poder.
Y también habrá que recordar que el oficialismo construyó una maquinaria de privilegios para sus militantes en el enorme aparato de la administración pública que financiamos todos los bolivianos. La otra parte de los privilegiados se encuentra en los sectores sociales, que además de haberse cuoteado los puestos de trabajo en el aparato público, son beneficiados permanentemente con donaciones de sedes, vehículos y otros “incentivos”.
Pero, además, ¿acaso la Constitución que declara nuestro irrenunciable derecho de salida soberana al mar impidió que el gobierno de Morales lleve al país a una derrota internacional que cerró definitivamente esta aspiración?
Está bien, Goni puede no ser el mejor vocero para una propuesta de reforma constitucional, puede que su propuesta no sea la mejor para el país y hasta puede que oculte otros intereses. ¿Pero acaso no es hora de que los bolivianos comencemos a pensar en ello y nos abramos a debatir en lugar de sólo descalificar?
No estaría por demás, por ejemplo, comenzar a debatir si sería bueno transitar a un sistema parlamentario, como ocurre en otros países, para terminar con los presidentes todopoderosos, no estaría por demás discutir sobre la importancia de recuperar la institucionalidad y tampoco estaría por demás debatir la propuesta de federalización que nació en Santa Cruz. “Es mejor debatir una cuestión sin resolverla, que resolver una cuestión sin debatirla”, decía el ensayista y moralista francés Joseph Joubert.