Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: lunes 12 de junio de 2023
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Ejecutivo
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¿Usted cree que el Movimiento Al Socialismo (MAS) no gobierna Bolivia? Si cree que es así es muy probable que sea parte de la denominada corriente “evista” o, en su caso, que necesite algo más de información para darse cuenta que esto no es cierto, por más que así lo sostenga una y otra vez el mismo jefe de ese partido, Evo Morales.
Es cierto que de un tiempo a esta parte Morales y sus allegados han vaciado una artillería de acusaciones contra el gobierno que conduce Luis Arce Catacora, incluidas algunas tan graves como la de protección al narcotráfico, ¿pero eso implica que el MAS no sea parte del gobierno?
Es cierto que los evistas han presentado denuncias contra algunas autoridades del gobierno, han puesto en duda la capacidad de gobernar del presidente Arce e incluso han salpicado a su familia con sus denuncias de corrupción, ¿pero eso implica que el MAS no sea parte del gobierno?
Es cierto que los renovadores han respondido a los evistas a silletazos en los encuentros partidarios y han acusado a Morales de desestabilizador, ¿pero eso implica que el MAS no sea parte del gobierno?
Veamos. Varios de los principales allegados a Morales y a su gobierno, esos que llevan el color azul en la sangre, se mantienen sólidos en la estructura de gobierno. Es el caso del canciller Rogelio Mayta; el procurador Wilfredo Chávez; el viceministro de Coordinación Gubernamental, Gustavo Torrico; el embajador ante la OEA, Héctor Arce, o el embajador ante la ONU, Sacha Llorenti. La lista es mucho más extensa.
Y si la presencia de masistas-evistas en la estructura del Ejecutivo no es suficiente para desmoronar la idea de que el MAS no gobierna el país, otros masistas no necesariamente evistas ocupan la mayor parte de los cargos públicos, comenzando por el mismo vicepresidente David Choquehuanca.
¿Algo más? Las dos corrientes masistas actúan en bloque en el Legislativo. En el último tiempo se unieron para aprobar el proyecto de Ley del Presupuesto General del Estado 2023, la polémica Ley del Oro, la “ley corta” que ajusta los plazos para las elecciones judiciales, además de dos reglamentos y convocatorias para la preselección de postulantes a magistrados. También lo hicieron recientemente para librar de la censura a los ministros Eduardo Del Castillo, Iván Lima y Rogelio Mayta.
Y si aún esto no es suficiente, veamos un tuit que el propio Morales publicó la anterior semana. “Lamentamos que la corrupción, protección al narcotráfico, improvisación y maltrato y persecución a militantes del MAS-IPSP destruyen cada día la legitimidad de nuestro gobierno ante el pueblo que observa cómo se deja de lado la gestión económica por preferir la ambición política (SIC)”, escribió hace 10 días, el 2 de junio.
Sí, escribió “nuestro gobierno”, aunque exactamente un mes antes había señalado que “el MAS no está en el gobierno” en su programa que se transmite todos los domingos en la Radio Kausachun Coca. ¿Cómo es eso de que es su gobierno, pero no está en el gobierno?
La pasada semana matizó en otro tuit: “Reiteramos que el MAS-IPSP no tiene ninguna decisión, responsabilidad ni participación en las decisiones del gobierno”. Claro, lo hizo en medio del escándalo que reveló la penetración del narcotráfico en la estructura gubernamental, luego de haberse descubierto el envío de media tonelada de droga a España en un vuelo de la estatal Boliviana de Aviación.
Queda entonces claro que el MAS sí gobierna el país y lo que en realidad le preocupa a la denominada corriente evista, y en particular el jefe del partido, es mancharse las manos con los trapos sucios del gobierno.
Y, encima de todo, Arce es finalmente el candidato que Morales eligió para la presidencia por encima de la decisión que tomó su partido, que había optado por David Choquehuanca. En consecuencia, hay un grado de responsabilidad que no se limpia saltando del barco, como tampoco se impone el cuento de un golpe huyendo del país.