Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: sábado 27 de mayo de 2023
Categoría: Institucional
Subcategoría: Servicio de Registro Cívico (SERECI)
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- Aunque es una temática que ya se arrastra de varias décadas atrás, esto del uso de nombres propios o nombres de pila en Bolivia ya ingresó en el ámbito de lo absurdo, irracional y anecdótico, con tintes de humor. Por cierto, para ningún padre será motivo de broma el nombre que escoge para sus retoños, pero habrá que admitir que lo hacen con una candidez que raya en la inocencia y/o en la falta de conocimiento.
Ya por octubre del año pasado, el Director departamental del SERECI Potosí alertaba que padres deseaban bautizar a sus hijos con nombres estrambóticos de actores, futbolistas y personajes de ficción y que él presentaría un catálogo de nombres con “identidad cultural boliviana”. La intención es buena, aunque irónicamente el nombre del funcionario nos recordaba al apellido de un exministro del General Banzer y además mal escrito (Kiffer o ¿Kieffer?).
En fin, lo cierto es que el ejemplo (bueno o malo) cunde en la colectividad y ahora resulta que autoridades del Sereci vuelven a recomendar tener criterio a la hora de poner nombres. Resultan absurdos y cómicos nombres como “Power Ranger” o “Rey León”, así como “Lionel Messi”, “Michael Jackson” o “Maradona” , transformando caprichosamente apellidos en nombres
Si bien en la Constitución no existe prohibicion respecto a nombres y cantidad de estos (algunos pueden tener nombres largos como “Simón José Antonio de la Santísima Trinidad”, que así se llamaba el Libertador Bolívar), la falta de sentido común producirá a la larga bullying, mofas y burlas, además de lógica extrañeza.
Cuando una persona es niña o niño, puede pasar aceptable o hasta desapercibido el nombre decidido por sus progenitores, pero al llegar a la pubertad, luego a la juventud y finalmente a la adultez, comenzarán los problemas de burla o discriminación, afectando el autoestima de la persona.
Los tiempos y contextos acondicionan la mentalidad de los nuevos padres a la hora de nombrar a la progenie. Padres que vivieron una emotiva juventud futbolera con la clasificacion de nuestra selección al mundial USA 1994, por ejemplo, quedaron impresionados y nombraron a sus hijos como “Luis Cristaldo Choque Alí” o “Marco Etcheverry Mamani Quispe ”, transformando alegremente apellidos en segundos nombres (con la correspondiente confusión en ciertos momentos) bajo vista y paciencia de los notarios de turno. Fui testigo de esto en una provincia paceña hace más de veinte años.
Por cierto, la imitación, la costumbre, la admiración a personajes, presión familiar o porque “suena más bonito” y da un aire de modernidad, etc., han creado el estereotipo de los nombres en inglés en Bolivia y casi en toda Latinoamérica. Pues bien, dado el carácter universal del idioma anglosajón y su influencia, no existiria ningún problema, excepto que las “costumbres ortográficas” locales tergiversan la ortografía inglesa en los nombres de pila. Así, por ejemplo, Justin es cambiado a “Jhostin”, Janet modificada a “Jhannet”, Joseline deviene en “Jhoseline” o Jason se transforma en “Jheison”, Josette en “Jhosset”, etc. A esto le llamo “el vicio de la H” que nada tiene que hacer al lado de la Jota . Pero los ejemplos suman y siguen, así Andrew se convierte en “Andru”, Wallace en “Walas”, Brian en “Brayan”, Rachel se cambia a “Reichel” así como Lionel vuélvese “Layonel” , etcetera.
Lo hecho, hecho está, dirán muchas y muchos. Y así continuaremos nuestra folklórica costumbre nominal. Pues sigamos adelante, pero practiquemos un poquito el sentido común y el buen criterio para no caer en la extravagancia, en la ridiculez y en lo estrambótico. Nuestra prole, a pocos días o semanas de nacida, no puede opinar y menos escoger sus nombres; luego no abusemos de nuestro derecho paternal o maternal de escogerles el apelativo que les acompañará el resto de sus vidas. Obremos con cariño y amor. Sea este un mensaje a las parejas jóvenes.
adelante, pero practiquemos un poquito el sentido común y el buen criterio para no caer en la