Medio: El Deber
Fecha de la publicación: miércoles 01 de agosto de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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Un elemental instinto de conservación nos dice que debemos estar preparados para lo que pudiera sobrevenir después de que el Tribunal Supremo Electoral (TSE), absuelva la consulta efectuada por las plataformas ciudadanas respecto a la improcedencia de la repostulación del presidente Morales. Además, rogar para que Dios nos agarre confesados, porque si la respuesta es adversa, si el TSE les dice no de manera taxativa, las plataformas que aparentan ser brazo operativo de la oposición no se quedarán con los brazos cruzados y activarán otros métodos de protesta y de lucha extralegal más violentos, que en Venezuela se denominan ‘guarimbas’, que son iniciados exclusivamente por los sectores de la oposición para acosar y desgastar a los gobiernos de corte populista o populares hasta lograr defenestrarlos.
Desde el 21-F, y con mayor contundencia a partir de la sentencia constitucional que habilita al presidente para una cuarta postulación nunca vista entre nosotros, las plataformas han estado calentando el ambiente con marchas bulliciosas en las calles, concentraciones en el atrio de la catedral para mostrar que la causa del 21-F tiene contenido religioso y que ellos son los talibanes católicos encargados de hacerla respetar, bocinazos durante las noches o boicoteando con el grito “Bolivia dijo No” todos los actos a los que asiste el presidente. Todo ello en nombre de la sacrosanta libertad de expresión que interpretan como patente de corso para hacer lo que se les antoje, no importa si perturban las garantías constitucionales de los demás, punto donde debería acabar el derecho de los ‘plataformistas’.
Pero las guarimbas, comparadas con lo anteriormente mencionado, a grandes rasgos, son cosa mucho más grave porque siempre hay ‘patas heladas’ (léase muertos), heridos y otros daños colaterales irreparables, y solo concluyen cuando se logra el objetivo de derrocar al dictador (en nuestro caso al presidente Morales), para colocar a otro en su lugar, como siempre sucede, haciendo que la historia se repita. “¡Belzu ha muerto, que viva Melgarejo!”. Pero las guarimbas cuando no tienen éxito, terminan fortaleciendo al régimen imperante.
Además de previsiones, se deben tomar provisiones, porque con las guarimbas en plena evolución y desarrollo no solo que se altera el frágil orden público, sino que también se interrumpe el ciclo productivo haciendo que el alimento escasee y, sin el pan nuestro de cada día, todos quedaremos sometidos a un ayuno forzado, excepto los ‘guarimberos’ que son los dueños de la situación y del dinero.
Pero existe una manera excepcional de evitar que las guarimbas cabalguen sobre los cuatro jinetes del Apocalipsis llenando de espanto al pueblo, y es que la oposición acepte el fallo adverso y se resigne a tener al presidente como candidato, todo sea por la paz social, que es el bien mayor a proteger. Además, ¿quién dice que Evo tiene todas las de ganar? Por ahí se escuchan algunas voces vinculadas al oficialismo que anuncian que tiene todas las de perder…, si insiste en su capricho de ir a la repostulación.