Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: miércoles 01 de agosto de 2018
Categoría: Consulta previa
Subcategoría: Consultas megaproyectos
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Miriam Telma Jemio / Mongabay
La tranquilidad de Monte Punku se altera todos los días al promediar el mediodía. Esa es la hora en la que vehículos y decenas de obreros irrumpen en este centro poblado de Bolivia, ubicado a 118 kilómetros de la ciudad de Cochabamba, para almorzar. Una hora después, abandonan el lugar para sumergirse nuevamente dentro del Parque Nacional Carrasco, allí donde se desarrollan las obras civiles que culminarán en la construcción de la hidroeléctrica Ivirizu.
Este movimiento es nuevo para los habitantes de Monte Punku, poblado situado en el municipio de Pocona. Comenzó en los últimos meses del pasado año, justo cuando la empresa china Sinohydro empezó a levantar un campamento en el área, a trabajar en la ampliación de una vía y a limpiar la zona boscosa donde se edificará una represa. Estas obras, que fueron adjudicadas en septiembre de 2017 por el monto de 172 millones de dólares, despejarán 500 hectáreas de bosque dentro del área protegida, como confirmó a Mongabay Latam, el alcalde de Pocona, Juan Carlos Rodríguez.
El biólogo Donovan Osorio criticó que se vaya a producir energía dentro de un parque nacional como el Carrasco, “un área de tanta fragilidad ecológica, nada menos que para exportarla”, dijo. Y nace la pregunta de ¿cómo se logró la aprobación de un proyecto tan grande dentro de un área protegida? Lo que hizo el Gobierno boliviano fue declarar de interés y prioridad nacional la ejecución del proyecto en el 2016, mediante la Ley 819. El mismo año, el Ministerio de Medio Ambiente aprobó la Licencia Ambiental otorgándole la Categoría I. Esto implicaba la elaboración del Estudio de Evaluación de Impacto Ambiental Analítico Integral (EEIA), que por el grado de incidencia en el ecosistema incluía en sus estudios un análisis detallado y la evaluación de todos los factores del sistema ambiental.
El Gobierno boliviano espera que los 290 megavatios de la hidroeléctrica Ivirizu ayuden a cumplir con sus planes de exportación de energía a países vecinos como Brasil y Argentina, a partir del 2022.
Para los expertos ambientales consultados por Mongabay Latam para este reportaje, la producción de esa energía tendrá un costo muy alto para la biodiversidad de la zona, tomando en cuenta que se trata de un ecosistema frágil y con alta presencia de flora y fauna.
La preocupación de los pobladores de Monte Punku gira alrededor de los puestos de trabajo y que la ubicación de las torres para las líneas de transmisión de energía no sea dentro de sus parcelas. La Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) insiste en que los planes de mitigación reducirán “al mínimo” el impacto a la biodiversidad.
Árboles tumbados en la vía
Es la primera semana de junio y la vía que une Monte Punku con el sur del Parque Nacional Carrasco, que existe desde antes de la creación del área protegida en 1991, está cerrada. El acceso es ahora por una vía paralela, más angosta y accidentada, que conduce hasta el campamento de los trabajadores de la empresa Sinohydro.
Mongabay Latam ha podido recorrer una parte de esta antigua vía para recoger las versiones de los trabajadores y autoridades locales, y buscar una respuesta a una pregunta que muchos se hacen por estos días en Bolivia: ¿Cuál será el impacto de la construcción de esta nueva hidroeléctrica en el ecosistema del Parque Nacional Carrasco?
Luego de pasar el primer puente, las montañas verdes introducen al visitante dentro de la impresionante vegetación que forma parte del parque. Se siente más calor y humedad. El sonido del agua es más fuerte y también el de la avifauna. Según el Atlas de Áreas Protegidas del SERNAP, el Parque Nacional Carrasco alberga 247 especies de aves, aunque los expertos del estiman que el número bordea las 700, sólo que aún no han sido identificadas.
Los cambios en este espacio natural siguen apareciendo a lo largo del camino que debe ser ampliado a seis metros de ancho en los primeros 20 kilómetros y terminará con 3,5 metros en el kilómetro 30. Detrás de un letrero, donde se lee “Zona de acopio 3”, se observan troncos apilados en orden en un espacio que parece recién despejado. Más adelante, una enorme pala mecánica remueve una y otra vez la tierra para depositarla en un camión. Una actividad que les tomará todo el día, según los trabajadores.
Esta vía es usada por los campesinos que viven en las comunidades del municipio de Pocona y llega también hasta la comunidad Yungas de Vandiola (municipio de Totora) cuyos habitantes tienen cultivos de hoja de coca en la zona de amortiguamiento del área protegida. Aunque según un reporte de 2016 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, estas plantaciones han invadido 642 hectáreas de la línea roja o zona de conservación estricta del Carrasco.
Todo este movimiento existe ahora mismo dentro de una de las 22 áreas protegidas nacionales más biodiversas de Bolivia.
Deforestación en el área de la represa
El Parque Nacional Carrasco cuenta con regiones de alta sensibilidad ecológica. Su gran variedad de ecosistemas está relacionada con la gradiente altitudinal que posee que va desde los 300 hasta los 4.700 metros sobre el nivel del mar. Una condición que la convierte en una de las áreas protegidas con mayor biodiversidad en el país, pero es una de las menos estudiadas.
Hasta 2017 se identificaron 614 especies de plantas superiores, aunque el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP) calcula que superan las 3.000. Su flora es muy diversa, destacan los bosquecillos de queñua en ambientes de páramo yungueño, el nogal y los pinos de monte.
Esta área protegida es, además, un reservorio de recursos genéticos de variedades económicamente importantes como el cedro (Cedrela odorata) y la mara (Swietenia macrophylla). Y alberga en su interior 300 especies de orquídeas, de las cuales 50 son endémicas.
El Alcalde de Pocona, Julián Rodríguez, le contó a Mongabay Latam que en la zona donde se construirá la represa –a 30 kilómetros de Monte Punku, pasando el valle de Sehuencas, en un lugar denominado Yanamayu– existen especies como las kewiñas (Polylepis spp), alisos (Alnus acuminata) y otros árboles maderables de importancia.
—¿Se van a talar 500 hectáreas de esos árboles?
—Así es. Por eso tenemos la política de mitigación y reforestación, respondió.
Sinohydro delegó el trabajo a un contratista (un microempresario) para que empiece en abril de este año el retiro de los árboles. Ingresaron 35 trabajadores armados con motosierras y machetes. “Hemos avanzado unas nueve hectáreas y el contratista se ha perdido sin pagarnos. Teníamos que hacer 140 hectáreas”, confirmó en una entrevista con Mongabay Latam uno de los trabajadores. Mongabay Latam solicitó información en dos oportunidades en oficinas de la estatal Ende en Cochabamba, pero no obtuvo ninguna respuesta hasta el cierre de este artículo.
Según el pliego de especificaciones, la represa tendrá 125 metros de altura máxima sobre cimientos, 90 metros sobre cauce y una longitud de coronación de 324 metros. Para su construcción primero se desviará el cauce del río.
Para Carmen Capriles, ingeniera agrónoma y activista ambiental, la deforestación y las obras planificadas en la zona afectarán el circuito natural de los animales. Capriles explicó que el proyecto hidroeléctrico se desarrolla en una de las regiones más biodiversas del país, donde destacan animales como el jaguar y el oso jucumari.
Es un área protegida poco investigada, por lo tanto no se sabe con exactitud qué otras especies que habitan el parque pueden verse afectadas. Los pocos estudios que se han realizado confirman la presencia de especies amenazadas o endémicas como es el caso de la famosa rana “Romeo” (Telmatobius yuracare), que enfrenta el drama de la extinción y cuyo hábitat está justamente en el valle de Sehuencas.
Ende Valle Hermoso (una de las 11 empresas filiales de la estatal Ende Corporación), en un video institucional, señala que una de las medidas de mitigación será “rescatar las bonitas orquídeas que viven sobre los árboles y los animales que viven en la zona. Después de ser rescatados serán devueltos al bosque. (…) También se plantarán nuevos árboles en sitios establecidos para recuperar los que han sido desalojados”.
Esto fue confirmado por el alcalde de Pocona, quien precisó que están controlando las obras para que “el proyecto no afecte demasiado a la flora y fauna”, aunque luego reconoció que “como cualquier proyecto de una forma u otra va a llegar a afectar”.
Para ello dijo que aplicarán las políticas de mitigación. “La biodiversidad que tenemos allí adentro, las lagartijas, ranas, sapos y todos los bichos, dentro del proyecto, se especifica que deben ser trasladados con mucho cuidado a zonas más seguras que su hábitat natural para que no sean dañados”, explicó Rodríguez.
Mongabay Latam insistió con los funcionarios de Ende Valle Hermoso sobre las medidas de mitigación, sin embargo, la única respuesta que recibimos de la responsable de Comunicación y de ingeniera Fátima Sandoval es que tienen viveros con especies de plantas y árboles que usarán para reforestar la zona intervenida. Hasta el cierre de esta edición no entregaron la información que se comprometieron a compartir.
En la oficina del Parque Nacional Carrasco, administrado por el SERNAP, el guardaparques a cargo indicó que debíamos preguntarle al Director del SERNAP, Abel Mamani, cuya sede está en la ciudad de La Paz, a donde acudimos sin éxito. Según la comunicadora del SERNAP, Mamani delegó la entrevista al director del parque Carrasco. Hasta la fecha ninguna de las dos autoridades ha respondido a nuestra solicitud. (Mongabay Latam)
¿Un plan de mitigación imposible?
Ante la incertidumbre de si existen experiencias exitosas del traslado de fauna en la construcción de proyectos hidroeléctricos, como lo planea hacer Ende Valle Hermoso, Mongabay Latam buscó a dos expertos para consultarles.
La bióloga Liliam Apaza, del Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado, señala que en Colombia se han dado casos de traslado en los que sólo se ha hecho monitoreo con algunas especies, pero no hay documentación científica y sistemática que dé cuenta de casos “exitosos”. Se pregunta sobre qué especies de la gran biodiversidad de fauna de la zona trasladarán, tal vez sólo enfaticen en grandes mamíferos.
El biólogo Vincent Vos, investigador de CIPCA, mencionó que en Europa se trasladaron arroyos completos incluyendo peces o anfibios y que hay algunos ejemplos de relocalización de mamíferos y aves, aunque los resultados son algo cuestionables.
Vos considera poco creíble que pueda trasladar la fauna, tomando en cuenta las dificultades técnicas para atrapar los animales, los altos costos y las limitaciones ecológicas.
Otra dificultad que tanto Apaza como Vos ven es que muchas especies son territoriales y que la gran mayoría moriría al ser reintroducida en otra zona.
“Lo que evidentemente habrá es un desplazamiento de fauna, pero será un proceso de sobrevivencia de los mismos ante la destrucción de su hábitat”, puntualizó Marcelo Arce, conservacionista y experto en la elaboración de proyectos dentro de áreas protegidas.
Durante un encuentro con la prensa, Mongabay Latam le preguntó al Ministro de Energías, Rafael Alarcón, sobre las medidas de mitigación que contempla el Estudio de Evaluación del Impacto Ambiental del Proyecto Hidroeléctrico Ivirizu. La autoridad contestó que todo está establecido en el diseño y en la licencia ambiental, sin dar más detalles. “Existe un conjunto de acciones que se están coordinando con el Servicio de Áreas Protegidas, Ende y el Ministerio de Medio Ambiente para la mitigación del impacto ambiental”, dijo a este medio.
—¿Existen medidas adicionales de mitigación al tratarse de un parque nacional?
—Insisto, la licencia ambiental contempla la aprobación de las medidas que estamos siguiendo –respondió.