Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: martes 31 de julio de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
Dirección Web: Visitar Sitio Web
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Escribo atendiendo el llamado que el señor Juan Cristóbal Mac Lean hace en su artículo ¿Evo y Álvaro están en sus cabales? (Página Siete, 21 de julio, 2018) a psiquiatras y psicólogos para pronunciarse sobre su afirmación que “desde el 21F (el Presidente y el Vicepresidente de Bolivia) están perdiendo la cabeza”.
El señor Mac Lean afirma que el ejercicio del poder causa daño cerebral apoyado en un artículo de la revista The Atlantic en el que, siguiendo la tradición de la psicología experimental norteamericana, se manipula a estudiantes universitarios dentro de situaciones donde adquieren “poder” para posteriormente medir su comportamiento con otros estudiantes.
Pero esos resultados han sido refutados por otras publicaciones. En una de ellas se lee: “No hay absolutamente ninguna evidencia de que el poder causa daño cerebral. Todos los estudios presentados en el artículo (mencionado por Mac Lean) se refieren a cambios en el comportamiento que duran máximo unos minutos o una hora”. Si fuera verdad que el ejercicio del poder por el poder causa enfermedad mental, Ignacio Lula da Silva, Angela Merkel y la reina Isabel estarían todos afectados por alguna clase de daño cerebral.
Sin embargo, basado en esa idea desacreditada, Mac Lean afirma que el Presidente y el Vicepresidente sufren daño cerebral por el ejercicio prolongado del poder. Como evidencia de sus afirmaciones, critica la manera de vestir del Vicepresidente, afirmando que debería usar poncho y abarcas; una sugerencia, que si fuera acatada, sin duda, produciría un aluvión de críticas, clamando que el señor García Linera anda disfrazado de indio. Nuestro Vicepresidente es claramente un q’ara y es su derecho vestirse como tal.
Con relación al Presidente, Mac Lean critica que haya hablado mal castellano en una ceremonia protocolar. Es parte de nuestra realidad que miles de bolivianos no hablan bien ningún idioma y tener un presidente que presenta esas limitaciones debería enorgullecernos en lugar de avergonzarnos, porque muestra que él es verdaderamente representativo de nuestra realidad social. Conocemos que hubo en el pasado grandes oradores que usaron su elocuencia para defender los intereses de las clases dominantes.
Presentar esos defectos como evidencia de que nuestros gobernantes padecen de daño cerebral es temerario, especialmente cuando lo hace un lego en la materia. El daño cerebral es algo que neurólogos y psicólogos detectamos a través de procedimientos muy precisos, y no es una condición que alegremente alguien puede atribuir públicamente a cualquier persona. Sucede lo mismo cuando Mac Lean emplea términos como esquizofrenia y mitomanía aplicándolos a nuestros gobernantes, cuando se trata de entidades clínicas que no se pueden usar sin conocer bien el alcance de esos términos.
Esos falsos diagnósticos emitidos por alguien que no conoce sobre el tema constituyen falsas verdades que se difunden con un propósito determinado. Se busca así desacreditar la imagen de nuestros gobernantes con propósitos políticos, sembrando la duda sobre su sanidad mental, hasta llegar al extremo de afirmar que “ya no parecen en condiciones de ocupar ninguna función pública”.
Es lo mismo que sucedió en el referendo de 2016, cuando días previos a su realización se lanzó la escandalosa noticia de que Evo Morales estaba involucrado en un escándalo de sexo y corrupción. Fue gracias a esa noticia de última hora -que después resultó ser una mentira- que la oposición logró triunfar por un magro 1%. Pero, en realidad, la mitad de Bolivia dijo SÍ, la victoria del NO, por 51%, se debió a esa falsa verdad, difundida hábilmente por la oposición.
Actualmente, ante las elecciones que tendrán lugar en 2019, es el reconocimiento inconfesable de que el resultado del 21F fue ganado deshonestamente que impulsa a la oposición a evitar a toda costa que Evo Morales sea otra vez candidato porque, disipado el engaño de 2016, el pueblo podría volver a votar por Evo.
En cualquier caso, el artículo del señor Mac Lean afirmando que nuestros gobernantes están mal de la cabeza sin presentar ninguna evidencia científica, es una clara prueba de la genuina libertad de prensa que existe actualmente en Bolivia, que hasta permite que se ponga en tela de juicio la sanidad mental de nuestros mandatarios. Paradójicamente, este es un país donde se permite publicar diatribas basadas en falsas verdades y expresiones ofensivas a los gobernantes, como las que presenta el señor Mac Lean, al mismo tiempo que insiste en que vivimos en un régimen dictatorial.
Javier Mendoza Pizarro es psicólogo