Medio: Correo del Sur
Fecha de la publicación: domingo 26 de marzo de 2023
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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Cuando Felipe Quispe mencionaba que fuésemos los del pueblo quienes gobernemos al pueblo, imaginé muy lejano ese día. Y a pesar de que hoy son los aymaras alteños los que se disputan los espacios de decisión, es indiscutible que su participación es deficiente, porque no hay claridad en lo que proponen, hacía donde se dirigen sus objetivos, cuál es su discurso y sus ideales, qué valores y principios predominan entre ellos, y con qué pensamientos aportan al país.
En El Alto hay un deseo de que el cargo más importante del país sea ocupado por un alteño o alteña, por una deuda histórica, quizá para que se generen mejores proyectos para El Alto o por simple orgullo, por eso me pregunto: ¿Qué tan cerca estamos de alcanzar la presidencia? ¿Qué podríamos ofrecer?
Diputados/as, senadores/as, ministros/as… de origen alteño, fueron y son hoy figuras reconocidas por distintas razones. Sin embargo, quiero referirme a tres personajes que ocupan un espacio en el poder como autoridades, para profundizar de manera breve, qué características tienen, qué posibilidades hay de que lleguen a la presidencia y qué ofrecen: por una parte, está Santos Quispe, hijo de Felipe Quispe, es el actual gobernador del departamento de La Paz, nació en Achacachi, pero vive en El Alto. Personaje que se hizo público por su candidatura a la gobernación paceña, para reemplazar a su padre fallecido, en las pasadas elecciones subnacionales. Santos, a diferencia de Felipe, no se presenta como un líder relevante y tampoco tiene un discurso que destaque sus ideales. Una bochornosa escena en donde él es grabado ebrio y con latas de cerveza en su despacho, es la imagen más notable de su trayectoria como gobernador. Así que se avizora en él una nula evolución en su participación política.
Freddy Mamani, maestro y diputado del MAS. Se hizo conocido por ser el presidente de la Cámara de Diputados hasta el año pasado. A pesar de que nació en Achiri, él destaca su alteñidad. Tiene un discurso enfocado en el indianismo de Fausto Reynaga, paralelo a ello, recalca también su discurso “indigenista”, igual al de Evo Morales. Freddy se considera de la “cultura milenaria”, pachamamista y reproduce la misma charla “descolonizadora” que se estrella con una realidad aymara moderna. Mamani puede crecer en el ámbito político, pero las limitaciones que tiene ahora su bloque (evista), podrían acotar su participación en espacios sobresalientes del poder central. De todas formas, no es un político con características relevantes, sino un “repetidor” más del indigenismo.
Eva Copa es el personaje más notable de El Alto. Su imagen creció desde la crisis política del 2019 y en la actualidad es alcaldesa de esta urbe. Su relación con el presidente Luis Arce podría favorecerla en las próximas elecciones presidenciales, para ocupar la vicepresidencia. No se descarta que pueda ser parte del gobierno de Arce, si este es reelegido. Considero que es la que más se acerca a la silla presidencial. Eva es astuta, aunque lastimosamente no tiene nada que ofrecerle al país, menos a El Alto. Por ello es criticada en su ciudad.
Eva repite un sinnúmero de veces que “El Alto es rebelde”, pero en realidad no conoce a su ciudad. No tiene un discurso original, más que el reciclado de la escuela masista. Los cambios que hizo en El Alto son insignificantes y tampoco salen de lo común: entregar adoquinados, ir a inaugurar obras… es el mismo protocolo político desgastado. Tampoco tiene una posición de género y supongo que por eso el plan municipal tampoco contempla a las mujeres como prioridad. Eva es aymara y mujer, son sus únicos “méritos” … ¡Ah! Y que es “valiente”, como dice.
De todas formas, pienso que el panorama aún es esperanzador. Hay mucha juventud alteña involucrada en la política y una generación que puede sorprendernos por los cambios significativos que están ocurriendo en El Alto, pero hay que esperar. En la actualidad, la representación política alteña no tiene nada que ofrecerle al país. Por suerte, El Alto es más que sus políticos. [P]