Medio: El Deber
Fecha de la publicación: lunes 30 de julio de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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A 16 meses de las elecciones presidenciales, son visibles los síntomas del inicio de la electoralización del país. Aunque la oposición todavía no ha oficializado una candidatura, el Gobierno definió hace tiempo que Evo Morales es su única opción, a pesar de haber perdido el referéndum del 21 de febrero.
Para desacatar ese resultado, ya jugó una de sus cartas, que es un cuestionado fallo del Tribunal Constitucional. Con ese dictamen, el MAS insiste en postular al primer mandatario, en medio de la resistencia de miles de ciudadanos que se manifiestan en las calles mediante diversas plataformas.
En los últimos días el presidente pidió a sus seguidores más fieles hacer campaña para ganar las elecciones de octubre del próximo año. El Gobierno utiliza como mayor argumento la continuidad de lo que llama ‘proceso revolucionario’ o ‘de cambio’ para que no sea revertido por la derecha, a la que ve con afanes conspiradores y al servicio de “intereses imperialistas”. Es un discurso muy repetitivo y ciertamente desgastado que cada vez encaja menos en la demanda ciudadana de alternancia y de democracia.
Mucho incomodan al MAS las movilizaciones que exigen el respeto del referéndum del 21-F, a tal punto que algunas de las autoridades adelantaron que buscarán evitar pancartas de apoyo al No en los actos del 6 de agosto, que se realizarán en Potosí el fin de semana que viene.
Las advertencias de funcionarios gubernamentales lo único que consiguen es provocar resistencia y promover las movilizaciones. En general, la represión genera siempre un efecto contrario.
Otro de los recursos del Gobierno para despejar el camino con miras a una nueva reelección de Evo Morales ha sido el hostigamiento a los dirigentes de las fuerzas opositoras. La figura más acosada en los últimos meses es el expresidente Carlos Diego de Mesa, quien está a un paso de que le inicien un juicio de responsabilidades. El arrinconamiento al exmandatario ha servido, al parecer, para un crecimiento del apoyo popular a él, como lo ponen en evidencia algunas encuestas, sin que sea aún candidato.
De este efecto se ha dado cuenta el Gobierno, que anunció la semana pasada una tregua en el pretendido juicio. No obstante, Carlos de Mesa continuará con su iniciativa de generar una coordinadora que haga cumplir los resultados del referéndum del 21-F.
Todo parece indicar que hemos entrado en una etapa de confrontación preelectoral que no cesará hasta octubre de 2019. Implica que muchas de las acciones del Gobierno y de la oposición estarán marcadas por este clima. Por ejemplo, el pago del doble aguinaldo es una promesa gubernamental que preocupa al empresariado.
Lo que hay que evitar es que la electoralización no alimente la incertidumbre ciudadana y, sobre todo, la de los inversionistas, ya que la economía puede quedar dañada. De igual manera, es necesario que la tensión política no derive en violencia ni represión.