Medio: El País
Fecha de la publicación: viernes 27 de julio de 2018
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Referendos
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La fecha del referéndum es el domingo 26 de agosto, una fecha todavía lejana pero que difícilmente garantizará que los yacuibeños conozcan su Carta orgánica y peor, entiendan para que diantres sirve el dichoso documento que de un tiempo a esta parte se ha convertido en el oráculo recurrente.
El problema matriz es ese, las Cartas Orgánicas Municipales son el resultado de la deformación autonómica, cuando después de los años de la lucha por la Autonomía Departamental, el Gobierno y la Asamblea acabó consensuando la implementación a distintos niveles, en muchos casos reinventando términos y principios que no han aportado sino gastos.
En facilito, dicen los que aparentan que saben para explicar esto de la Carta Orgánica, se trata de una especie de Constitución Municipal en la cual se van a colgar las Leyes que se desarrollen en cada municipio y le va a dar un carácter a la ciudad, aunque nadie puede precisar muy bien que realmente diferenciará y que nuevo aportará, salvo una nueva malla legal – burocrática, para el ejercicio de la ciudadanía.
Los más temen que se convierta en una nueva tela para colgar procedimientos, normativas y sobre todo, impuestos, ante cualquier acción ciudadana o empresarial. Los menos lo han convertido en el objeto de ser de su propio movimiento social.
Tan sui generis es el momento que en Yacuiba ha circulado una propaganda apócrifa en la que señala que la Carta Orgánica generará empleo porque obligará a consumir lo hecho en Yacuiba y por eso “los pobres apoyaremos y los ricos no apoyarán”.
La exigencia de aprobar por referéndum un asunto cuya utilidad apenas se entiende ha motivado que el mismo se presente en términos de política partidaria clásica. En ese caso, el documento desarrollado en la gestión de Ramiro Vallejos es presentado como la propia visión del municipio de ese grupo de poder y criticado por el resto, que promueve el voto negativo.
En ese contexto no es posible obviar que Ramiro Vallejos fue electo alcalde bajo las siglas de Unidad Departamental Autonomista, conformada esencialmente por las fuerzas opositoras al MAS en Tarija y empujado en campaña de forma determinante por Wilman Cardozo, uno de los pocos referentes antimasistas que quedan en el Chaco. Tampoco es posible obviar que pese a las muchas iniciativas por revocar su mandato, ninguna se materializó por el elevado costo que el proceso supone. Y tampoco es posible obviar que hace menos de dos semanas que Ramiro Vallejos ha jurado al MAS, blanqueando oficialmente lo que ya había evidenciado con hechos a los pocos meses de su posesión.
Es pues la Carta Orgánica la que se presenta como una posibilidad de censura de los yacuibeños, que visto el movimiento en las redes sociales, no parecen dispuestos a dejar pasar la oportunidad. La clave estará en las fuerzas afines al Movimiento Al Socialismo (MAS) y la forma en que recibirán al último autoinvitado.