Medio: El Deber
Fecha de la publicación: viernes 27 de julio de 2018
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Es evidente que la inédita rapidez que se había mostrado en el tratamiento de la demanda era muy llamativa y generaba la sospecha de que apuntaba a la inhabilitación de su candidatura como rival del MAS. Incluso, tal sensación de arrinconamiento a Mesa es posible que haya originado solidaridad y una visibilización del exmandatario como el opositor con mejor posicionamiento para enfrentar a Evo Morales, que busca otra reelección. Generalmente ocurre un efecto búmeran cuando se respira cierto tufillo político en un juicio y cuando el procesado termina como víctima. Ocurrió hace años, cuando expulsaron al propio Evo Morales del Parlamento, uno de los detonantes de su crecimiento político. Con esos antecedentes y tal vez después de medir el efecto de este juicio a favor de Mesa, el Gobierno optó por detenerse y no darle discurso al exmandatario para crecer más.
En el imaginario parecía pesar más la idea de que Mesa hizo bien al decidir la salida de Quiborax del salar de Uyuni, sobre todo para preservar los recursos naturales del país. En cambio, quedaron dudas sobre la calidad de la defensa en el arbitraje, aunque también cuestionamientos a las fallas de procedimiento para esta nacionalización.
Librado del juicio al menos por esta legislatura, Mesa tiene que decidir si es candidato presidencial, aunque ya había adelantado que no, aunque también dijo “quién sabe”.