El hecho de que los cocaleros del Chapare (base política del partido de gobierno) hayan proclamado la fórmula Evo-Avaro como sus candidatos a la presidencia y vicepresidencia del país para las elecciones del próximo año, es el signo más claro de que el tolderío gobernante ha decidido repostular a esos dos mandatarios para quedarse en el poder indefinidamente.

Salta a la vista que el MAS adoptó esa actitud contra viento y marea, sin considerar que tiene al frente la oposición de la mayoría popular, la decisión constitucional contra la re-re-elección; la oposición de organismos internacionales; la opinión pública; plataformas y colectivos sociales de activa presencia, etc.

Efectivamente, esa tenaz postura del oficialismo de no dejar el poder es una realidad ostensible que está polarizando a la población y las dos corrientes enfrentadas se radicalizan día a día, pasando de las palabras a los hechos, fenómeno que tiende a escalar a mayores niveles. Los grupos opositores extienden el vocablo “Bolivia dijo NO”, mientras el gobierno reacciona con anáforas esdrújulas y conceptos discriminatorios (chutazos, vándalos, represión policial, apresamiento de manifestantes), a tal extremo que el Ministro de Gobierno llamó la atención al jefe nacional de Policía, Gral. Moreno, por incumplir la Constitución y enseñarle que están en vigencia los derechos ciudadanos.

Por otro lado, el gobierno prepara una gran ofensiva para que Evo Morales sea re-re-elegido. Sin embargo, se podría adelantar que esa campaña, con apoyo de conocidos expertos extranjeros en propaganda, llegará a las elecciones de 2019, pero no hará la menor mella a la oposición, ni ganará un voto más a su favor.

En efecto, por más que en esa campaña el oficialismo utilice miles de millones de dólares, haga correr millares de palabras a favor de sus argumentos, gaste toneladas de papel en propaganda, utilice toda clase de canonjías para hacer ganar el voto inconstitucional, etc., será poco menos que imposible que gane el apoyo de un voto más, tanto de sus propias filas como de los opositores. Ese dato se confirma porque oposición y oficialismo tienen formado y definido su criterio político electoral, ya que lo hicieron de hecho y de derecho en la votación de febrero de 2016 y es muy poco probable que lo cambien por ofertas eventuales. En síntesis, la situación ya está definida.

Solo una irregularidad podría cambiar esa consulta, sin embargo es previsible que también caiga en saco roto, materia sobre la que el pueblo boliviano no requiere enseñanzas.