Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: domingo 20 de noviembre de 2022
Categoría: Autonomías
Subcategoría: Departamental
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Santa Cruz ha demostrado “que es el departamento más democrático de Bolivia”. Estiman que no es el momento de hablar de federalismo, pero según analistas ese departamento ha comenzado a liderar la oposición política, aunque aún le falta proyección nacional.
Uno de los cabildos más exitosos y multitudinarios que ha visto el país ha posicionado a Santa Cruz como “el departamento más democrático de Bolivia” y pese a que muchos cuestionan ese “replanteamiento de su relación con el Estado”, emanado de la masiva manifestación, en visión de los analistas encamina a que asuma el liderazgo político.
“Santa Cruz es hoy más Bolivia que nunca y en vez de pensar en replantear esa relación con el país, lo que tienen que asumir es el liderazgo de Bolivia, porque están en camino a ser líderes, ya lo son económicamente, y no es inteligente que cuando estás llegando a la cúspide del poder, decidas replantear tu situación después de todo lo que históricamente ha sufrido un proceso de acumulación, porque éste es un proceso de acumulación histórica de 30 años”, analiza el politólogo Franklin Pareja.
En su criterio, “es impertinente, miope y limitado” plantear una nueva relación de Santa Cruz con Bolivia, porque no están dadas las condiciones ni sociológicas ni políticas y tampoco económicas.
“Santa Cruz no es una nación, es un crisol, por lo tanto, no es una etnia con una cultura única y con una única raza. No es que Santa Cruz tiene una visión diferente porque son culturalmente diferentes y porque son homogéneos étnicamente; todo lo contrario, Santa Cruz es el departamento más plurinacional de Bolivia, de todo el país emigran allí y lo siguen haciendo, con lo que la cruceñidad ha reemplazado al cambao, no en términos peyorativos, sino sociológicos”, afirma.
Según Pareja, eso significa que, al estar concentrado en un crisol, cada vez se hace más inviable el deseo de replantear su relación con Bolivia, porque más bien “Santa Cruz es hoy la síntesis de Bolivia”.
Pareja dice que Santa Cruz no ha aclarado qué significa replantear su relación con Bolivia; si se trata de federalismo, “esa puede ser una aspiración o deseo reactivo de algunos grupos de interés y de poder, que no lo han ocultado y que en un momento como éste piensen que ese es el fervor popular al ver una movilización tan masiva, pero no es así”.
Agrega que Santa Cruz debe aclarar qué quiere plantear, porque desde 2009 el país ha constitucionalizado el régimen autonómico, aunque no ha funcionado porque está tutelado, y a pesar de que la Constitución dice que somos un Estado con régimen de autonomías, “somos más presidencialistas y hípercentralistas que en el pasado”.
“Es una paradoja. Desde que Evo Morales asumió el poder se ha creado un profundo hiperpresidencialismo y un profundo hipercentralismo que maneja el 86% de los recursos y que tiene el poder concentrado además en un solo partido, que ha roto los equilibrios políticos y decide todo. Una visión tan hegemónica ve en las autonomías una amenaza, por eso las tutela, las sofoca y sobre todo las condiciona. El dinero es una forma de controlar y de obtener sumisión o lealtad”.
Lo que se plantea no es nuevo
Para el analista cruceño Paul Coca, la relación de un departamento con el Estado se mide primero desde el punto de vista económico y segundo desde el sistema de gobierno, o administración pública.
Desde el punto de vista económico, la propuesta de los cívicos indica que esa relación con el Estado también se puede medir desde el punto de vista económico, “sabiendo que en el país no hay pacto fiscal y sabiendo que Santa Cruz va a abanderar esa lucha, luego de los resultados del censo y la redistribución de recursos económicos, porque el censo no significa que está todo solucionado”.
“Una redistribución parcial no basta. Se deberá plantear cuánto de lo que recauda el departamento se va a la universidad, al municipio, etcétera, y no como es hoy, que La Paz decide cuánto cada región recibe”, dice.
Sobre el sistema de gobierno, indica que el modelo autonómico vigente no es un modelo de autonomía plena. “Santa Cruz plantea algo que no es nuevo, un modelo de federalismo al estilo de EEUU, o México, o Alemania. Nos damos cuenta de que países federales como esos tienen un elevado índice de desarrollo, porque el crecimiento no se impone de arriba hacia abajo, sino al contrario. Santa Cruz plantea esto, que no es nuevo, no nos olvidemos de la guerra federal entre La Paz y Sucre”.
Agrega que “la idea federal siempre ha estado presente y ahora con las circunstancias puede renacer desde Santa Cruz. Es viable, pero falta mucho para que sea entendida”, asegura.
Y desde Santa Cruz, el politólogo Orlando Peralta sostiene que el federalismo no es una propuesta, sino una idea que ha sido traducida a partir de la autodeterminación que se planteó en el cabildo.
“Se ha aclarado que esa idea no implica federalismo, pero está tomando cuerpo en la opinión pública. No es una propuesta aún, porque ello requiere las condiciones técnicas y políticas que aún no se han trabajado. Lo importante es que la gente lo comprenda y que los expertos puedan trabajar en algo concreto y viable”.
Agrega que esta idea ha aparecido en un momento de predisposición colectiva en Santa Cruz, ante la violencia ejercida por el gobierno. “Es algo a largo plazo, pero está en el imaginario colectivo cruceño como base de discusión”.
¿Qué ganó y qué perdió Santa Cruz?
Como en todo conflicto, es necesario hacer un balance de ganancias y pérdidas.
Pareja dice que Santa Cruz ha ganado mucho. Primero, ha hecho del cabildo un ejercicio profundamente democrático. “Con errores y observaciones, el cabildeo como ejercicio democrático ha hecho que Santa Cruz tenga una profunda vocación democrática y la demuestra a todo el país”.
En segundo lugar, hoy su peso no solo es económico, es un poder de convicción ciudadana que ante el asedio y el ataque ha demostrado que puede resistir y eso le da el poder innato y de que va a tomar por la razón mayor cuerpo político en el mediano plazo. Eso no significa un cambio de sede, pero sí una mayor cuota política.
También le ha demostrado al país la importancia de los temas de la agenda nacional. “El censo estaba pasando desapercibido, todos estaban callados, nadie interpeló. Santa Cruz marca la agenda y abre los ojos a los otros departamentos. Hay que vigilar el proceso censal”.
Y, finalmente, dice que Santa Cruz “ha madurado políticamente en tiempos acelerados, porque este ataque ha propiciado que se replanteen la reconfiguración del poder político cruceño, que va a empezar a cercenar esta visión única del civismo cruceño y hacerla más popular y real, porque tienen una conducción política arcaica y desfasada”.
Paul Coca coincide en que el principal logro de Santa Cruz es mantener una ciudadanía absolutamente pendiente de la política, lo cual es destacable.
“Santa Cruz es el motor económico de Bolivia y al final esa unidad del pueblo cruceño es fuerte y se ha mantenido. El gobierno ha hecho una campaña de comunicación, cercos, movimientos sociales que se han enfrentado con la gente y aún así el movimiento se mantuvo sin miedo. Una unidad sorprendente”, considera.
A su juicio, Santa Cruz es ahora el eje de la oposición en el país. “De hecho no solo de hoy, sino como los 21 días que obligaron a la salida de Evo Morales. Ya hay sectores de oposición, comités o partidos que están esperando la hoja de ruta que Santa Cruz trace y se ha ganado ese derecho”.
En otro aspecto positivo, afirma que Santa Cruz ha dado un paso importante para su objetivo de ser el eje político de Bolivia. “La Paz en este momento es el departamento con el mayor peso político, pero Santa Cruz ha dado un gran paso para pasar de ese poder económico a controlar el poder político”.
En un balance sobre lo negativo, afirma que si las propuestas no salen de la región, no van a tener un resultado nacional. “La protesta de 2019 tuvo eco porque salieron de Santa Cruz y llegaron a otros departamentos”.
“Pero Santa Cruz tiene que trabajar bastante para enamorar al resto del país y ha estado muy sola, uno esperaría que otros departamentos afines geográficamente, Pando, Beni o Chuiquisaca y Tarija se unan, pero la respuesta ha sido no”.
Destaca que “el gran ganador” del conflicto ha sido Evo Morales.
“Evo Morales tiene toda la autoridad moral (ahora la tiene) para decir que él hizo el censo en 2012, aunque el gobierno lo ha descalificado y dijo que nunca actualizó la cartografía. Morales es crítico del gobierno porque la oposición ha desaparecido y el espacio que la oposición no quiere ocupar lo está ocupando Morales en su crítica. Él es ganador, invirtiendo poco ha ganado mucho en este conflicto. Lo que Morales quiere, además, es revitalizar su imagen y mostrarse como el único que puede gobernar bien”.
Y Orlando Peralta dice que en la parte económica “todos hemos perdido”, pero desde la perspectiva política hay un balance positivo, el MAS está dividido y este movimiento ha posicionado nuevamente la imagen de Luis Fernando Camacho y del movimiento cívico.
“En el tema social y de largo plazo, los cruceños han adoptado el cabildo y han demostrado la respuesta que tiene la ciudadanía más allá de los dirigentes. Los cruceños quieren bienestar y cuando el Estado niega eso, la gente lo cuestiona y se pone en alerta. Es un gran capital social”.
Punto de vista
Delmar Méndez
Comunicador social
La decisión más importante del cabildo
Aún no ha sido apreciada en su real magnitud la decisión más importante del cabildo. Plantea una visión de trascendencia comparable a la que tuvo el Memorándum de 1904. Primera vez, en la historia reciente, que Santa Cruz le dice al Estado boliviano que se le puede desmarcar. Un abierto desafío a la caducidad de un excluyente modelo centralista.
Se está acogiendo a pactos internacionales en vigencia que reconocen el derecho a la libre determinación de los pueblos para manifestar que, si en los hechos y en la práctica política, el Estado boliviano no acepta ni reconoce a Santa Cruz como parte de la bolivianidad, le asiste el legítimo “derecho a replantear su relación con él y a considerar opciones alternativas y viables constitucionalmente” para decidir su destino.
Y aún más. Santa Cruz ha tenido la osadía de emplazar a los restantes departamentos de Bolivia a que, si no se unen a una causa fundamental por la transparencia de los procesos electorales futuros y la equitativa distribución de recursos, (resumiendo, censo) habrá tomado conciencia de que esta lucha debe encaminarse sola y que, por tanto, se habrá recibido un mandato tácito para encaminar y decidir su porvenir por cuenta propia.
Ningún líder en este siglo había mostrado semejante convicción y valentía para plantear algo así. La idea nace del cansancio y la impotencia de un pueblo al sentirse continuamente relegado, despreciado, ultrajado y hasta odiado por el centralismo. Estos pensamientos y sentimientos de autodeterminación, con sus propios matices y formas, vienen gestándose en la cabeza de la gente.
El impresionante marco humano que se congregó en el cabildo más multitudinario de la historia local, algo quiere decir; expresa una motivación, convertida en necesidad, de tomar las riendas de su destino.
Ahora Santa Cruz ha tomado la iniciativa política e impone una agenda sólida para el debate a corto y largo plazo. Existe una causa con visión y una visión con causa.
El tiempo dirá si la madurez de los líderes, de las élites locales y de las autoridades que ejercen el poder formal, está a la altura de las circunstancias y de la naturaleza de la propuesta para hacerla sostenible.
El camino queda expedito para construir sobre él y ensayar en el debate y en la formulación de un nuevo diseño autonómico que establezca, por ejemplo, el ejercicio de un mayor catálogo competencial en el nivel departamental, recogiendo el espíritu del estatuto autonómico aprobado mediante referéndum el 4 de mayo de 2008.
La autonomía diferenciada, no unificada, es otra vía para no tener supeditar la iniciativa local a la voluntad, capacidad y vocación autonómica de otras regiones. El federalismo, no va en esa dirección. Proponerlo es intelectualmente deshonesto porque su viabilidad depende que todo el país asuma un modelo que no es igualmente interesante ni convincente para el resto.
¿Y por qué no?, el planteamiento, así de genérico, también invita a soñar, y los proyectos ambiciosos comienzan con un sueño. Si en 1810 no se hubiera soñado con la independencia, los habitantes de este país no estarían celebrando la creación de Bolivia ni las efemérides departamentales.
Seguir gritando censo 2023 ya es irrelevante. Lo importante es que sus resultados tengan efectos económicos y electorales antes de las elecciones de 2025. Ese es el espíritu del anterior cabildo y concordante con el sacrificio de la gente durante el paro más extenso de la historia regional.
Pero, más importante aún es abandonar la superficialidad del análisis, curarse de la miopía localizada en debates insulsos, y mirar el horizonte, donde hoy se empieza a dibujar el futuro a las nuevas generaciones.