Medio: El Potosí
Fecha de la publicación: miércoles 25 de julio de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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Los “talibanes gremiales” han avisado al país que la guerra ha comenzado, y que las fuerzas que defienden la economía ilegal están decididas a barrer con los enemigos.
Este batallón se presentó encapuchado pero luego decidió ir con la cara descubierta, porque saben sus guerreros que nada tienen que temer, que sus actos serán impunes.
Quieren destruir, aniquilar, a quienes defienden el resultado de un referéndum, convocado por el propio gobierno, que le sacó la tarjeta roja al presidente Evo Morales para las elecciones de 2019.
El poderoso ejército de lo ilegal tiene para mandar a la guerra otros batallones, poderosos batallones, hasta acabar con la resistencia de los bolivianos.
En alguna parte se alista el batallón de los ladrones de minerales, secundado por los millonarios explotadores de oro de los ríos ahora abiertos a las dragas, al mercurio y a la depredación.
Los contrabandistas, que abastecen de mercadería a los “gremiales” también están en este ejército, listos para acabar con quienes se oponen al reino de lo ilegal.
Los vendedores de la ropa usada que supuestamente está prohibida de entrar al país negocian las condiciones para sumarse a ese ejército.
Pero los batallones mejor armados, con ingentes recursos económicos, están integrados por los cocaleros recién legalizados y sus socios, aquellos que convierten la hoja en droga y la entrega a una poderosa transnacional. Este batallón cuenta con una infantería de cientos de potentes y caros camiones que usan los cocaleros para todos sus afanes del transporte disimulado de sus productos.
Del otro lado, como una disminuida Troya, están quienes defienden lo legal. Con timidez, los empresarios privados han comenzado a decir su palabra, denunciando los abusos de la política salarial, las discriminaciones y las prácticas abusivas del sistema tributario.
Suponen los líderes de este frente que si ellos pagan impuestos deberían gozar de la protección del ejército, la policía, e incluso de la justicia.
Pero los hados no les son favorables. Todas estas instituciones del sistema republicano han sido cooptados por los ilegales.
El frente de lo legal ni siquiera tiene un líder. Sólo cuenta con la voluntad de millones de ciudadanos, de esos que creen que Bolivia todavía se puede salvar.
Otros pueblo heroicos tienen el mismo propósito que el boliviano, luchando contra dictaduras en Venezuela y Nicaragua.