Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: miércoles 16 de noviembre de 2022
Categoría: Autonomías
Subcategoría: Departamental
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La reciente decisión del cabildo cruceño, de “convocar a una comisión constitucional que, en un marco legal y democrático, revise la futura relación política de Santa Cruz con el Estado boliviano”, ha dado pie a que los “guerreros digitales” (que por cierto han aumentado en número desde que se desató el conflicto por el censo 2023 y que escriben muchas veces con serias faltas de redacción y ortografía) comiencen a escribir lo que se les ocurre respecto al tema.
Uno de ellos afirmaba: “Santa Cruz (léase logias) siempre quiso ser otro país. Y en ese cometido arrastra a Potosí (léase intereses personales). ¿Por qué? Simple y llanamente por el tema del litio”.
La ignorancia y la mala fe de quien eso escribe sale a las claras, cuando comienza por identificar a Santa Cruz con las logias y continúa cuando endilga a los cruceños intenciones non sanctas respecto a su pertenencia a Bolivia, la cual nunca ha sido puesta en discusión por los cruceños.
Santa Cruz abanderó la lucha por la descentralización en la década de los 80 del siglo pasado, ocasión en la cual Carlos Valverde Barbery propuso la adopción del federalismo como forma de organización estatal. A principios del siglo XXI también Santa Cruz encabezó la lucha por las autonomías, pero en ninguno de los casos propuso separarse de Bolivia.
Respecto a Potosí, el autor del dislate ofende la inteligencia de sus habitantes cuando afirma que están siendo arrastrados por Santa Cruz. Desconoce esta persona que Potosí planteó el federalismo en una movilización realizada el 31 de diciembre de 1941.
Como sucedía (y sigue sucediendo), Potosí tenía varias demandas que no eran atendidas por el gobierno central, en aquel entonces encabezado por Enrique Peñaranda. El pueblo potosino realizó una marcha y un cabildo, a cuya conclusión exigió atención a sus demandas y advirtió que, en caso de no ser escuchado, adoptaría una forma de gobierno acorde a sus intereses.
La respuesta del Gobierno de Peñaranda fue la declaratoria de estado de sitio en Potosí y el envío de tropas militares y tanques para aplacar la movilización. El alcalde de entonces, Walter Dalence, combatiente del Chaco, creador de la bandera potosina, poeta, novelista, dramaturgo y periodista, miembro del famoso “Gesta Bárbara”, fue defenestrado de su cargo y reemplazado por un afín al gobierno.
Fue entonces que surgió la consigna “Potosí Federal”, que ha revivido en los últimos años, a raíz de los desplantes y el maltrato que Potosí recibió en tres ocasiones por parte del expresidente Evo Morales. No se olvide que, en una de ellas, se negó a recibir a la dirigencia cívica potosina en audiencia, mandó a algunos de sus ministros y a otros funcionarios de rango inferior a reunirse con ella y ordenó que Canal 7 transmita sus partidos de fulbito mientras se desarrollaban las reuniones. Ése es el “respeto” que este personaje tiene por Potosí, a cuyo pueblo saludó hipócritamente el pasado 10 de noviembre.
¿Alguien puede negar que Bolivia ha retrocedido a un centralismo secante desde que el MAS llegó al poder, pese a que la Constitución reconoce diversos tipos de autonomías? ¿Alguien puede negar la prepotencia con que el Gobierno central trata a las regiones?
Ahí están las razones por las cuales las regiones se rebelan y adoptan medidas de todo tipo para hacerse escuchar.
Evidentemente, la adopción del federalismo requiere reforma constitucional mediante asamblea constituyente y nada ni nadie puede garantizar que con dicha forma de organización se solucionarán los problemas del país. Pero acusar de separatismo a quienes están planteando discutir el tema y, peor aún, pensar que los potosinos son imbéciles que se suben al primer tren que está pasando, es un despropósito digno de individuos pagados para esparcir dislates a diestra y siniestra.