Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: lunes 07 de noviembre de 2022
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Asamblea Legislativa Plurinacional
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Siete sesiones acabaron en golpes, arañazos o insultos, incluidos dos mensajes presidenciales. En lugar de debatir, un legislador le dedicó una canción a otro y se contrató la compra de medallas bañadas en oro.
Son al menos 12 los hechos vergonzosos que pusieron al legislativo en el centro de las miradas.
Contratos cuestionados, dedicatorias de canciones en lugar de debates y hasta pornografía salpicaron la gestión.
7 sesiones en un cuadrilátero
“Políticos bolivianos intercambian golpes, se tiran de los pelos y ruedan por el piso”, fue el titular de varios medios internacionales el 21 de junio de 2021. Ese día, en medio de una ola de contagios de covid, los legisladores convirtieron la ALP en un ring.
La pelea comenzó con una acalorada interpelación al ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo. En la oportunidad el senador de Creemos Henry Montero intentó llegar a la testera a fuerza para expresar su rechazo a las provocaciones que hacía la autoridad en su informe. En su camino fue interceptado por el diputado del MAS, Antonio Colque, con quien se agarraron a golpes tan fuertes que cayeron al suelo, donde continuaron las agresiones. Mientras trataban de separarlos, las asambleístas Gloria Callisaya, del MAS, y Tatiana Áñez, de Creemos, también llegaron a las manos.
La primera arrastró a la segunda de los cabellos y ésta se le fue encima con las uñas. Todo quedó registrado en decenas de videos que coparon las redes sociales.
La escena, que no debería convertirse en algo común, se repitió, sin embargo, en al menos siete oportunidades.

El 6 de agosto de 2021, apenas un mes después de la bochornosa pelea, una nueva surgió en plena sesión de honor por los 196 años de independencia de Bolivia, mientras el presidente Luis Arce emitía su mensaje al país.
En cuanto se refirió a la crisis institucional de 2019 como un “golpe de Estado”, los gritos, abucheos e insultos por parte de los legisladores de las tres bancadas se desataron. En lo que parecía un enfrentamiento entre barras bravas del fútbol, Arce tuvo que detener su discurso por más de cinco minutos.
Al cumplirse el primer año legislativo, el 6 y 7 de noviembre de 2021, dos sesiones para elegir a la directiva de diputados terminaron en grescas, acusaciones de transfugio y amenazas.
Todo empezó con tres diputados disidentes, dos de CC y uno de Creemos, que conformaron un bloque minoritario para presentar sus propias planchas, respaldadas por el MAS, en desacuerdo con sus bancadas. La oposición denunció “un golpe parlamentario” que el partido oficialista afincó a cambio de “prebendas y cargos”.
En medio de los impasses, la diputada de Creemos María René Álvarez se trepó y saltó sobre los curules para llegar a la testera. Se aferró y en un intento de retirarla las y los legisladores del MAS la golpearon, mientras la jalaban de piernas y brazos.
Los disidentes de CC son Edwin Rosas y Keyla Ortiz, quienes se autopostularon a la segunda vicepresidencia y la tercera secretaría. Además, Sandra Paz, de Creemos, dejó su bancada en 2020 para ocupar la cuarta secretaría con apoyo del MAS.
Al día siguiente (8 de noviembre de 2021), aún con los ánimos caldeados, los legisladores convirtieron el informe del primer año de gestión de Arce en una nueva trifulca. Mientras él hablaba, había gritos, pitazos, empujones y patadas.
“Me quiso estrangular”
Héctor Arce, del MAS, y Tatiana Áñez, de Creemos, protagonizaron una de las peleas. Ambos forcejearon en medio de un grupo de legisladores que luego logró separarlos. Él terminó con arañazos y ella, con moretones.
“Me quiso estrangular”, denunció el oficialista y la opositora respondió: “Me dio tres puñetes”. Ambos presentaron denuncias, con exámenes forenses de por medio.
Poco duró la calma. El 17 de febrero de este año, entre gritos, empujones, agresiones con ganchos y amenazas de agarrarse “a puñetazos”, la Cámara de Diputados postergó la conformación de la Comisión de Ética. El argumento fue que se pretendía darles la comisión a los tránsfugas. “¡Vamos afuera! ¡Te voy a enseñar a respetar el Plan 3.000!”, desafió en plena sesión Omar Rueda, disidente de Creemos, a su colega José Carlos Gutiérrez. El aludido calificó de masista a Rueda y posteó en sus redes: “Así actúan los masistas, amenazan a la oposición”.
Rueda calificó de “mentiroso y payaso” a Gutiérrez y lo acusó de atacar a los habitantes del Plan 3.000. “Me dijo: Yo no soy del Plan 3.000, no soy maleante”, argumentó. La convocatoria a elección de titular de la Defensoría del Pueblo fue otra oportunidad en la que una sesión se convirtió en pelea.
El 9 de marzo, en medio de golpes, escupitajos, gritos y violencia, el presidente de la ALP, David Choquehuanca, tuvo que suspender la sesión.
La tensión comenzó con el pedido de la oposición de aprobar el reglamento de la elección, por dos tercios. La senadora de CC Andrea Barrientos reconoció que fue una sesión “vergonzosa” y criticó la violencia en los parlamentarios.
Ella misma recibió un escupitajo de coca por parte de una legisladora del MAS, quien además la golpeó. También hubo peleas entre Tania Paniagua del MAS y Samantha Nogales de CC.
Karaoke en lugar de debate
El 22 de abril de 2022, en el marco del tratamiento de la ley para la creación de una plataforma digital para la “Transparencia en el servicio público”, el diputado suplente de Creemos Caleb Villarroel decidió cantar en lugar de exponer su rechazo por medio del debate.
En medio de la sesión, Villarroel le dedicó la canción Culpable o no a Omar Yujra del MAS; quien explicaba el proyecto en su calidad de presidente de la Comisión de Política Económica de la Cámara Baja.
“Quiero dedicarle una canción a mi querido Omar Yujra, que sabe que lo aprecio, pero que cada vez que habla me suena esa canción que Luis Miguel le dedicó a su novia en el primer episodio de la serie de Netflix. ¿Se la saben? Seguro que se la saben”, dijo Villarroel. Cantó en medio de aplausos por parte de algunos diputados. Tras el espectáculo, la norma se aprobó.
Viagra y pornografía
El 18 de marzo de 2021, previo al Día del Padre, los diputados, de las tres bancadas, recibieron como regalo cuatro unidades de viagra. El particular obsequio fue cuestionado por la población y varias legisladoras cuestionaron el hecho “altamente machista”.
Ante los reclamos, el entonces presidente de la Cámara Baja, Freddy Mamani, argumentó que el fármaco fue donado, por lo que no tuvo ningún costo. Añadió que era una recomendación de los médicos de Diputados como tratamiento para las secuelas del covid.
No es el primer hecho de esta naturaleza. Eso sin contar las denuncias de violencia sexual en contra de algunos legisladores.
En mayo pasado, durante la sesión para la elección del defensor del Pueblo, el diputado de CC José Luis Porcel fue sorprendido viendo pornografía en su teléfono celular. El legislador pidió perdón a la población y dijo que fue un error, que abrió un video enviado a un grupo de WhatsApp personal.
De salteñas de Bs 12 a medallas bañadas en oro
En lo que va de la gestión, dos contratos llaman la atención por el costo de lo adquirido. El primero es del servicio de cafetería.
Para la gestión 2022, el Senado contrató un servicio de cafetería en el que los productos costaban el doble que en el servicio para Diputados. El pago por una salteña era de 12 bolivianos.
De acuerdo a los documentos publicados en el Sicoes, el monto adjudicado fue de 304 mil bolivianos, un monto similar al destinado para Diputados.
Tras que el contrato saliera a la luz pública, el Senado afirmó que días antes se había rescindido. Los legisladores no conocían el monto del contrato o el proceso que se había llevado adelante. No se pronunciaron.
Para Diputados, la polémica llegó en agosto pasado, con la adquisición de 260 medallas bañadas en oro para los 130 titulares y los 130 suplentes.
Estas medallas fueron lucidas durante la sesión de honor por las fiestas patrias. Las medallas fueron entregadas por la Unidad de Protocolo de la Cámara Baja, tras presentar una fotocopia de carnet y el sello de cada legislador como únicos requisitos. Las preseas fueron elaboradas por la joyería El Monolito, de la ciudad de La Paz.
La joya es dorada, tiene el escudo de Bolivia en alto relieve en la parte central y en la parte superior se lee: “Asamblea Legislativa Plurinacional”. Abajo del escudo, hay otra inscripción: “Diputado nacional 2020-2022”.
Además, llevan una cinta, la mitad con los colores de la tricolor boliviana y la otra con los de la wiphala. Cada una tuvo un costo de 260 bolivianos.
Esta medalla es la segunda joya que los legisladores reciben desde que asumieron funciones. En 2020, en su posesión como parlamentarios, cada legislador recibió un dije de oro con forma de escudo nacional.


