Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: domingo 30 de octubre de 2022
Categoría: Autonomías
Subcategoría: Departamental
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El analista cruceño sostiene que Santa Cruz no necesita el censo para seguir creciendo o desarrollándose, lo ha hecho sin censo. Considera que el departamento provoca un debate sobre si el modelo de desarrollo de país es sostenible o no.
Para nadie es desconocido que Santa Cruz encabeza hace años el desarrollo económico del país, aunque ese liderazgo parece no haberse consolidado con la misma fuerza en el liderazgo político, en un intento por cambiar el eje del poder al que aún le falta un liderazgo en clave nacional y no solo regional.
Santa Cruz ha levantado la voz en muchas ocasiones, a través de sus “cabildos del millón”, y ahora está al frente de una nueva reivindicación, el censo nacional para 2023.
Página Siete conversó con el analista e investigador Carlos Hugo Molina para que brinde su visión sobre el rol de ese departamento en la economía y política nacional.
¿Qué rol está desempeñando Santa Cruz como departamento líder en desarrollo y ahora como un contrapoder al Estado?
La dinámica ha ayudado a que Santa Cruz sea el que abra el espacio de la generación económica y productiva de Bolivia. Todos los que vivimos en Santa Cruz y todas las personas que vienen y se suman es una evidencia frente a un mundo como en el que vivimos, de interdependencias y de mercados ampliados. Entonces, la función de Bolivia, de producir y exportar para poder vivir con dignidad, expresa, por el volumen de esa producción de Santa Cruz, un espacio muy grande y esto queda demostrado por la evidencia de los números en términos de áreas de extensión, de frontera agrícola y el volumen de exportaciones.
Esto tiene una expresión natural de economía que se expresa de una manera evidente cuando se analiza desde el punto de vista de la migración: el efecto migratorio es de búsqueda de mejores oportunidades. ¿Por qué razón hay esta permanente presencia migratoria hacia el departamento de Santa Cruz?, por los hechos evidentes de que aquí no solo hay una ilusión, una esperanza, sino que hay una realidad. Ese dato debería ser motivo de preocupación, porque la lógica del crecimiento del Estado debiera responder a una planificación o a una propuesta desde el punto de vista geográfico y demográfico, pero eso se ha ido construyendo solo y lo vemos cuando en el análisis del crecimiento poblacional del país vemos cómo la concentración de población se da, de manera natural, en 30 ciudades y municipios que son los atractores de los procesos migratorios y en 256 que se están convirtiendo en expulsores.
Todo esto configura una relación del territorio y de la sociedad con el Estado, que no hemos terminado de entender todavía: el gobierno no administra adecuadamente y reacciona con incomodidad frente a este hecho, porque no lo puede manejar y todos los actores locales del departamento todavía no son conscientes del peso que eso significa y que lo hemos comprobado: ha sido la primera vez en toda la historia del MAS que ha habido una reacción para por lo menos mostrar la preocupación y acción el primer día de la crisis, eso no había ocurrido nunca. El MAS ha ganado o perdido acciones con la oposición, sea partidaria o regional, por la vía del desgaste; siempre en una espiral donde los actores se van desgastando. En esta oportunidad hubo una reacción inmediata el primer día para generar un escenario que podía significar una reacción y una respuesta. Ese es el dato para mí más importante de la relación real que hay en este momento entre Santa Cruz y el gobierno.
Si retrocedemos hasta los cabildos realizados en Santa Cruz, ¿cuál es el peso de ese departamento en la oposición regional?
La presencia permanente de migración está ocasionando dificultades en todo el país. El MAS, al no poder resolver el tema del censo como corresponde, está cerrándose porque no puede manejarlo. Y la presión viene de un departamento que aparentemente está tomando la voz de todo el país. Santa Cruz no necesita el censo, desde el punto de vista operativo para seguir creciendo o desarrollándose, lo ha hecho sin censo. Hay tres departamentos (Oruro, Chuquisaca y Potosí) que debieran estar encabezando la presión nacional para que se realice el censo cuanto antes, porque son los departamentos expulsores de población y son los que no están logrando sostener un futuro más o menos tranquilo. Y la existencia de 256 municipios con población menor de 20 mil habitantes que no tienen servicios elementales, está generando esta confrontación con el territorio; no están actuando como lo está haciendo Santa Cruz, porque siendo receptor no planificado de toda esa presión, está llamando la atención al Estado en su conjunto, y al gobierno de manera particular y a las demás regiones. Santa Cruz está asumiendo una responsabilidad de un elemento que no es menor, que es el de provocar un debate sobre si es cierto o no el modelo de desarrollo de país, y si es sostenible o no.
¿Qué líderes podemos destacar en Santa Cruz? ¿Qué le falta para crear un liderazgo nacional?
Es importante analizar ese dato, porque efectivamente el protagonismo político ha absorbido la atención y el desconocimiento de las dinámicas que no están siendo reconocidas aún porque seguimos buscando al líder, al Mesías político; pero, por ejemplo, hay actores que son nítidamente diferentes del enfoque tradicional, el rector de la UAGRM está jugando un papel fundamental, en esta reconstrucción de relaciones políticas, sociales y económicas, no solo dentro de la comunidad universitaria, o regional académica, sino en su relación con el Estado.
Pero hay dos personas más que han tenido aparición pública en dos momentos claves, el presidente de la Cainco, Fernando Hurtado, y el presidente de la CAO, Óscar Mario Justiniano. Ambos, en la Feria de Santa Cruz, tuvieron intervenciones que han sido duras en la relación con el gobierno y con el presidente, expresando las cosas que son necesarias decir; lo han dicho claramente y con una presencia y liderazgo que para atreverse a decir eso en un evento público es porque hay un respaldo que les permite hacerlo. Estamos frente a una emergencia de una visión nueva, de una propuesta nueva, que está alcanzando acciones y resultados.
El gobernador Rubén Costas logró equilibrar una relación con el poder y también el presidente del comité. Y hay un dato que el país no ve claro y es un buen momento para ponerlo en evidencia: el proceso productivo del departamento de Santa Cruz es mucho más complicado de lo que se ve desde afuera, por un dato objetivo: el proceso de producción agrícola y ganadero tiene una relación de dependencia de 24 horas al día de políticas públicas y el gobierno lo usa como un mecanismo de chantaje, no es de otra manera que se ponen límites a las exportaciones, licencias previas, permisos, rompiendo un modelo de producción y de mercado, porque esta actividad tiene que ver con cosechas futuras en el mercado internacional, que espera calidad, cantidad y garantía, y eso no se puede lograr porque el gobierno lo tiene controlado. Cuando uno se da cuenta de ese hecho, encuentra un valor extraordinario en todo lo que se está produciendo en la relación productiva y económica de Santa Cruz con Bolivia.
¿Cómo cree que puede terminar esta pulseta con el gobierno?
Hay un documento de carácter estratégico desde el punto de vista histórico, el Memorándum de 1904, que produjo la Sociedad Geográfica e Histórica de Santa Cruz, una propuesta de desarrollo que se produjo antes del Tratado de 1904. Se trata de un estudio, análisis y propuesta al país. Tiene tres partes: la capacidad productiva, la necesidad de un relacionamiento productivo de vinculación con Bolivia a través del ferrocarril y plantea una línea de trabajo de producción, orientada a ultramar y a los países fronterizos. Cuando uno lee hoy lo que pasa en Bolivia, diferenciando la realidad de 1904, el elemento del debate es el mismo, sigue siendo una llamada de atención a los gobernantes que no entienden lo que está ocurriendo. Lo que hay aquí (en Santa Cruz) es para todos. El gobierno no entiende esa dinámica. La propuesta de hoy es exactamente la misma que se planteó en 1904, desarrollar todas las capacidades productivas, establecer una relación real y efectiva con todo el territorio y pensar en producir para exportar. Ese es el norte, eso es lo que se está planteando y lo que se va resolver, con el censo o no, va en ese sentido. Si el gobierno no ajusta la temporalidad de las decisiones con respecto al censo, se va echar al país encima.
“Santa Cruz no ha generado un liderazgo en clave nacional”
El analista político cruceño Daniel Valverde sostiene que pese a que Santa Cruz tiene cada vez más peso en términos demográficos, económicos y sociales, no ha podido generar un liderazgo en clave nacional, interpretando la realidad nacional.
“Esa es la gran debilidad, no obstante que hay una realidad que le favorece, pero no se ha podido generar un liderazgo en clave nacional, aún las posiciones regionalistas son el principal límite que no se ha podido traspasar, porque las reivindicaciones comienzan con un relato regionalista y se debilitan, cuando se podría plantear un relato nacional”, dice Valverde.
En su análisis, afirma que los actores o líderes políticos no han desarrollado una cerra política en Santa Cruz y la élite se ha concentrado en la parte económica y cívica, y no a proyectar ideas políticas interpretando la realidad nacional.
“La gran debilidad de actores como Camacho es que no entienden ni conocen la realidad nacional, entonces comienza la vocería que se puede interpretar como intereses de grupo o regionales, sin velar por el nacional. Es una debilidad muy seria la que tienen y se ha criticado mucho. Issac Sandoval decía que Santa Cruz genera empresa, pero tiene la gran deficiencia de no generar proyectos políticos con visión nacional”, agrega.
Según el analista, Santa Cruz siempre ha sido una región que ha planteado reivindicaciones, algunas de las que se han convertido de corte nacional, vinculadas con la desatención y lejanía del Estado para con la región, y una falta de visión política de lo que significa el oriente con relación a las necesidades y desarrollo del país.
“Se ha ido creando una especie de relato de que Santa Cruz debe luchar siempre por sus intereses porque el Estado no los reconoce o interpreta. Santa Cruz tiene cada vez más peso en términos demográficos y sociales porque expresa esa simbiosis de lo boliviano en su visión de desarrollo y de lucha por libertades”.
Así, dice, se expresa un contrapoder, pero que se ha ido convirtiendo en un escenario de lo que algunos llaman el nuevo epicentro de la política en Bolivia. “Ya no es La Paz, sino que es Santa Cruz desde donde se plantean las demandas y donde hay una luz de esperanza y una mayor unidad de los bolivianos. Este epicentro está en la búsqueda de ser también el centro de las decisiones políticas y es por eso que las movilizaciones tienen un peso importante”, opina.
“Aunque Santa Cruz no está generando ideas que puedan abrazar a todos los bolivianos”.
El MAS desde el 2006 no gana una sola elección en Santa Cruz. Ni en la Gobernación ni en la Alcaldía de la capital, aunque ha tenido avances en el área rural. Tampoco ha controlado los concejos municipales ni la Asamblea Legislativa Departamental. Esta realidad convierte a Santa Cruz en un factor político de equilibrio, es decir, sin querer queriendo está jugando un rol dialéctico de ser oposición, aunque sin serlo formalmente. Porque las bancadas parlamentarias de Creemos y Comunidad Ciudadana no tienen mayor gravitación o peso en el ejercicio del poder en Santa Cruz y a nivel nacional.
Esa acción política de oposición la hace el conjunto de las instituciones cruceñas, que antes fueron lideradas por el Comité Pro Santa Cruz a través de su asamblea de la cruceñidad, pero ahora este proceso de luchas regionales lo lidera el Comité Interinstitucional de Santa Cruz, que en el caso de la demanda del censo para el 2023, sin duda, está ejerciendo un alto nivel de liderazgo y de demanda al Poder Ejecutivo. Ha logrado aglutinar y crear músculos.
Esto implica la emergencia de nuevos liderazgos, tanto institucionales como de personas, lo que le hace bien al poder cruceño. Johnny Fernández, que si bien es el ausente en esta lucha por el censo 2023, ha logrado reciclarse y también lidera una especie de contrapeso u oposición al interior de Santa Cruz, debido a su alianza con el gobierno y por las pugnas que ha tenido y tiene con el gobernador, que ha consolidado su peso y su estilo de hacer política. Ambos han usado la lucha por el censo para la polarización y alzar vuelo en sus respectivos liderazgos, apostando que podrían ser los candidatos potenciales a presidente o vicepresidente en las próximas elecciones nacionales.
En esta coyuntura también reencauzó su rumbo institucional la UAGRM, que se ha puesto al frente de la lucha regional, la misma que tiene en el rector Vicente Cuéllar a un importante referente y con proyecciones políticas a nivel nacional. Un liderazgo que ha mostrado solvencia, capacidad, prudencia.
Sin duda, este paro indefinido, refrendando por un cabildo multitudinario ha sido gravitante para el desencadenamiento de los otros hechos sociales, sindicales y políticos, como que otros departamentos se hicieron eco y demandan el censo para el 2023 y como en toda coyuntura de conflictos han emergido otros y aprovechado la situación tensa y explosiva en el país. Es que octubre es un mes de grandes hechos históricos, y por ello hemos celebrado 40 años de la democracia boliviana.
El cabildo es una acción democrática de enorme significado para el pueblo y las instituciones de Santa Cruz. A través de los cabildos se han conseguido grandes decisiones y cambios, como la elección de gobernadores, las autonomías y la renuncia de Evo Morales en octubre de 2019.
Así como decía Hugo Chávez, Evo repetía y ahora el presidente Arce también, que “hay que mandar obedeciendo al pueblo”, así lo deben hacer, porque en el cabildo del 30 de septiembre se hizo escuchar una mayoría del pueblo cruceño, el mismo que es parte del Estado plurinacional.