Medio: El Día
Fecha de la publicación: martes 24 de julio de 2018
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Carlos Diego Mesa Gisbert, expresidente de Bolivia, entre octubre 2003 y junio 2005, está en el ojo de la tormenta sociopolítica del país. En el ideario colectivo y de los medios de comunicación de estos días, se ha convertido como virtual contrincante en las próximas elecciones generales del 2019 para hacer frente al oficialista, Movimiento Al Socialismo (MAS), partido que a rajatabla, al desconocer los resultados del referéndum del 21 de febrero (21F) del 2016, sostiene la repostulación del presidente Evo Morales Ayma.
Según diversos analistas, es la principal preocupación que por ahora solo inquieta al MAS, pero de ninguna manera se puede asegurar que es la principal opción política que hará frente el 2019.
El hecho estriba en que primero, Mesa, permanentemente y de manera pública, ha expresado que "no será candidato", pese a que las encuestas desde hace mucho tiempo atrás le colocan con el perfil de mejor aceptación de la población. Y segundo, dicen los expertos, la decisión clara y oportuna, para constituirse esa alternativa al partido de gobierno, necesariamente debe partir del exjefe del Estado de cara al país. De lo contrario, remarcan los analistas, terminará siendo solo víctima de una decisión y arremetida política del MAS que busca destruir todo político que se atreva a constituirse como contendor.
"Carlos Mesa, ahora afronta dos disyuntivas: la primera terminar como víctima del gobierno como muchas personas perseguidas, exiliadas; la segunda es saltar abiertamente a la política: a partir de eso ser la cabeza de la oposición hasta constituir una estructura política y finalmente que se abstenga de ser candidato pero ayude a constituir una gran opción política", señaló el analista Iván Arias.
Por su parte el sociólogo, Renzo Abruzzese, manifiesta que la situación coyuntural en el que se halla Mesa estos días, necesariamente es político, aún sin ser el candidato, se constituye en el catalizador de la opinión pública, muy afín a los movimientos ciudadanos que dicen “no” la repostulación de Morales.
"En todo esto el factor fundamental es una posición definitiva del señor Mesa. Si él fuera candidato la situación cambiaría totalmente, incluso la situación del juicio que el MAS busca en su contra. Pero mantiene en limbo a la población en un cuadro terriblemente peligroso para la democracia", precisó.
Una acción paradójica. Mesa tiene una proposición acusatoria de juicio de responsabilidades, debido a que en su gestión de gobierno se revirtieron las concesiones mineras que tenía la empresa chilena Quiborax en el salar de Uyuni (Potosí). Paradójicamente, esa acción motivada e instrumentada por el Gobierno, calificada como "judicialización de la política", le suma rédito político a favor del exjefe de Estado.
Marcelo Silva, politólogo y analista, señala que en ese contexto, el Gobierno no ha hecho otra cosa que presionar hacia un juicio político, con el solo objetivo de deshacerse de un potencial candidato oponente a la vista.
A la vez, menciona el experto, esas acciones están orientadas a lograr legitimar una candidatura y con ello legitimar la reelección del presidente Evo Morales. "Además, queda claro que estos días Carlos Mesa ha dicho al Gobierno que él lo va a materializar y liderar el respeto del 21F, eso significa objetivamente una respuesta política, que por cierto es inesperada", señala.
Según Silva, Mesa, además de lograr ese propósito, lo que busca es corporativizar ese 21F y con ello arrancar la victimización propia como efecto de la arremetida del Gobierno. "Pero en segundo plano, si Mesa logra esa estrategia a partir de las plataformas ciudadanas, es obligar a los partidos tradicionales y otras organizaciones sociales a unirse en torno a su candidatura. Esa es su estrategia por ahora, hay que ver si logra ese propósito", enfatizó.
Sin embargo, Ericka Brockmann, analista política, afirma que si Mesa se perfila con muchísima ventaja como el contendor más claro para hacer frente al MAS el 2019, pero se trata de un “candidato del pasado”, cuando la apuesta debería ser una figura política nueva.
"Necesariamente tiene que ser un candidato nuevo pero al mismo tiempo sería un horror pensar a estas alturas en un nuevo mesías. Entonces, hay que empezar a confiar y delegar la tarea a esa gran iniciativa ciudadana traducida en las plataformas, con varias líneas alternativas de candidatos", aseguró Brockmann.
El columnista y político, Rafael Puente, cita que si bien las encuestas le dan réditos favorables a Mesa, señala que se trata de una figura que no sirve para presidente, conforme lo ha demostrado cuando le tocó gobernar el país. "Cuando fue presidente, su gran contradicción fue que asume el cargo y pretende ser democrático, respetuoso, en fin pero manteniéndose neoliberal. Por eso al año y medio tuvo que irse. Pero eso no quita por ahora, según las encuestas, que Mesa sea el único político exitoso para retarle al MAS", apuntó.
Desde las plataformas. La ruta no parece tan expedita para Carlos Mesa, cuando quienes lideran la defensa y respeto del 21F, son las plataformas ciudadanas, ven imposible que el exjefe de Estado sea el candidato ideal como opción política al MAS el 2019.
"No creemos que el señor Carlos Mesa pueda ser el perfil ideal del candidato de la alternativa", señala, Eduardo Gutiérrez, representante de la plataforma SOS Bolivia.
Remarca, que si bien apenas la situación política del exmandatario por la justicia corrupta y sometida al poder político, la decisión de quién podrá ser el líder es un tema aparte. "Él no cumple los requisitos para poder ser el candidato de una alternativa real. Sin ánimo de juzgar al expresidente Mesa, pues al final es la historia la que se encarga de eso, sus acciones nos han dejado más dudas que certezas", manifestó.
Humberto Vacaflor, periodista y analista político, señaló que Mesa evidentemente cometió un error al decir que encabezará la defensa del 21F, cuando un político de su envergadura no hace eso. "El error es que Mesa, es tan poco político que dijo que él quiere encabezar el 21F, un político no dice eso, al contrario, se pone en el perfil de un soldado más, Peor en momentos cuando en el país se gesta un poderoso frente opositor que aglutina la Bolivia que defiende el 21F. Es un frente casi incontrolable, inmenso de ciudadanos que crece cada día más. Los políticos deberían visualizar esa situación", finalizó.
Plataformas desafían a renovar la élite política
"Lo único que nos puede sacar de esto es una verdadera renovación de la élite política", apunta enfáticamente Eduardo Gutiérrez de la plataforma SOS Bolivia.
El activista de la manifestación ciudadana señala que no solo se trata de sacar al MAS; se trata de una vez por todas hacer el cambio que Bolivia necesita. "La renovación de la que habló, no necesariamente tiene que ver con edad, sino de mente y corazón", precisó.
Tiempo. Gutiérrez admite que no se sabe si el tiempo que resta para llegar al 2019 es prudente para gestar el nuevo liderazgo alternativo al partido de gobierno desde las plataformas ciudadanas, en un contexto donde la clase política y la sociedad civil están distanciados.
"El pueblo se merece ir a votar ilusionado con un proyecto que lo enamore y no por el menos peor. Si lo lograremos, no lo sabemos, tampoco estamos concentrados en eso porque lamentablemente hoy tenemos que luchar por algo que para nosotros es urgente: recuperar la democracia", apuntó.
Apuntes
• La elecciones generales para el periodo 2020-2025 se llevarán adelante el 2019. Se prevé que será en el mes de octubre, dado que la nueva gestión gubernamental, independientemente de quién resulte elegido presidente del Estado Plurinacional, arrancará el 22 de enero de 2020.
• La polémica política sigue en torno a la defensa de los resultados finales del referéndum del 21 de febrero de 2016, cuando el 51% de la población determinó constitucionalmente y por voto popular cerrar cualquier posibilidad de una tercera reelección consecutiva del actual presidente, Evo Morales Ayma.
• El Movimiento Al Socialismo (MAS), con el poder en sus manos ha logrado, el 2017 vía una resolución del Tribunal Constitucional, desconocer de manera sistemática los resultados de la consulta popular del 21F y con ese recurso forzar la legalidad de una tercera repostulación de Morales en las elecciones de 2019.
• En ese contexto, desde el febrero de 2016, las plataformas ciudadanas, organizadas en diferentes colectivos sociales, invariablemente heterogéneas entre si, han logrado amalgamar la defensa a unísono del 21F en diferentes escenarios donde ha sido posible reivindicar el respeto a la democracia y la decisión ciudadana.
• El Gobierno, por su parte, con una gestión que transita por 12 años, no ha parado de respaldar la repostulación del presidente Evo Morales en las justas de 2019. Pese al deterioro permanente de la popularidad de su líder, el MAS no tiene otra opción de liderazgo al interior del partido que jerarquizar la continuidad en el poder.
• El MAS, según los analistas, a pesar de una intensa pugna interna, tiene como única opción de salvación y continuidad en el poder con Evo Morales como candidato.
Punto de vista
'El gran contestatario son las plataformas'
Renzo Abruzzese
Sociólogo y analista político
"En un contexto donde el MAS muestra su fortaleza con una estructura bien encaminada políticamente, los partidos de la oposición, a menos de la figura de Carlos Mesa, no tienen posibilidad alguna de constituir una alternativa política, está fragmentada, no tienen un proyecto unitario.
Aquí el gran contestatario del Gobierno son los movimientos ciudadanos, las plataformas y los nuevos líderes que las mismas vayan a generar. Ese va a ser el gran interlocutor de las elecciones el 2019.
Entonces, el interlocutor válido por ahora ya no son los partidos, son las plataformas. Si bien el MAS ha estado en campaña durante 13 años, ahora ya se encuentra con una estructura bien definida, llevar a Evo Morales como candidato sea como sea.
En ese contexto surge el otro problema, si bien las plataformas son las portadoras de representación ciudadana, ellas están muy dispersas. Es de esperarse que en algún momento logren articular un movimiento coherente todas.
Según la dinámica electoral, en función a las fechas claves como vaya configurando con miras al 2019, deberán buscar alianzas incluso con algunos partidos surgirá una nueva opción política.
Ahora el objetivo estratégico de hacer respetar el 21F no es necesariamente un objetivo electoral. Entonces, las plataformas se van a ver forzadas a estructurar un proyecto político. Porque se hace política para tomar el poder, no se hace política para hacer civismo y menos para conquistas intermedias. En ese ámbito, por la intensidad de la dinámica, va a forzar a las plataformas a estructurar ese proyecto político".