Medio: El Diario
Fecha de la publicación: jueves 20 de octubre de 2022
Categoría: Conflictos sociales
Subcategoría: Marchas, bloqueos, paros y otros
Dirección Web: Visitar Sitio Web
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No se puede negar que antes de los sucesos de noviembre de 2019, el país estaba en una situación política revolucionaria que dio lugar a una espontánea insurrección popular que buscaba restablecer la normalidad ante una agitación social. Entonces se constituyó el inesperado gobierno de transición, en el cual el pueblo puso sus esperanzas para cambiar dicha situación. Sin embargo, en vez de que el gobierno resuelva el estado de cosas, lo prolongó y la vida del país empeoró aún más.
En consecuencia, las cosas volvieron al punto de partida y se produjo la restauración del MAS en el poder, que se comprometió a resolver el crítico estado de salud del país. Pero tampoco la restauración arregló la crisis y más bien se agrava día a día, hasta llegar al grado de rojo vivo.
Por un lado, continúan las protestas populares con toda clase de manifestaciones y, así, el país está literalmente bloqueado. A la crisis pública se añade la crisis interna en el MAS, acosado por un sector del mismo partido gobernante, que cree que la solución de la crisis será posible con el simple retorno de Evo Morales al poder, olvidando la sentencia popular que dice: “Santo que pasó su fiesta, a un rincón”.
Por otro lado, los partidos de oposición, que son montones de ladrillos rotos, no saben dónde se encuentran y en su desorientación, coinciden con los sectores oficialistas que se orientan con añoranzas castristas, chavistas, socialistas y, ante todo, populistas, que echan leña al fuego de la crisis.
Hay quienes opinan que Bolivia no tiene solución, pero eso es falso y erróneo. El país sí tiene solución. Lo demostró en los hechos en más de una oportunidad y tiene todas las condiciones objetivas y subjetivas para hacerlo.
El país tiene grandes objetivos nacionales y democráticos, pero la oposición y el oficialismo están empantanados en batallas de desgaste mutuo, carecen de estrategia y sus tácticas son de mínima cuantía, no van más allá de críticas personales y se limitan a combatir los efectos, no las causas.