Medio: El Deber
Fecha de la publicación: miércoles 28 de septiembre de 2022
Categoría: Conflictos sociales
Subcategoría: Marchas, bloqueos, paros y otros
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Quienes creen que los cabildos cruceños son de data reciente, están profundamente equivocados. Una mirada fugaz de la historiografía cruceña demuestra el alto valor de los mismos como expresión viva de este pueblo. Ya en el periodo precolombino, los nativos de tierras bajas poseían un sistema político igualitario y ejercían a plenitud la democracia en sus asambleas comunales, a diferencia de los quechuas, cuyo pueblo conformó un estado teocrático y centralista, regido por el absolutismo del inca.
El primer cabildo engendró la fundación de Santa Cruz de la Sierra (1561) por el capitán Ñuflo de Chávez. A la muerte infausta del fundador, los vecinos del lugar reunidos en otro cabildo eligen a Diego de Mendoza como el primer gobernador de Santa Cruz, y en 1621, sería otra consulta popular la que decidió el traslado de la ‘amable ciudad vieja’ hacia la Punta de San Bartolomé. Igual que en Charcas, La Paz y Cochabamba, el 24 de septiembre de 1810 en un cabildo reunido en la plaza de “La Concordia”, Santa Cruz decide rebelarse contra la corona española, iniciándose la guerra emancipadora, hasta proclamar Santa Cruz su independencia el 14 de febrero de 1825.
Con la fundación de la nueva República, el ostracismo y la indiferencia, por el Oriente serían los rasgos del nuevo estado andinocentrista. La reacción a esta situación injusta ocurriría años después, cuando el cabildo del 2 de octubre de 1876 aprobó el llamado “Acta del Pueblo” y eligió a Andrés Ibáñez, el igualitario y federalista, prefecto del departamento.
Entrando en el siglo XX, el cabildo del 7 de junio de 1921 hace referencia a la reivindicación integracionista de Santa Cruz al occidente, exigiendo una vía férrea que llegue a Cochabamba. La consigna era “Ferrocarril o nada”. Sin embargo, el Gobierno central consideró que sus fines era buscar la anexión a un país extranjero. Las luchas cívicas de los años 50 en el siglo pasado, lideradas por el Comité pro Santa Cruz, fueron el escenario para exigir en varios cabildos el cumplimiento de la ley Busch de regalías (1938). Igual que hoy, el poder central definió a este acto como un hecho separatista o desestabilizador.
Muchos años después, el 26 de febrero de 1987, por vez primera, el Cristo Redentor fue testigo del “Juramento a Santa Cruz”, donde miles de cruceños se comprometieron a “defender su identidad y los símbolos de su propia fe, luchar contra el narcotráfico y conquistar su autonomía”.
En el siglo XXI, el sentimiento autonómico fue la bandera símbolo que embargó a Santa Cruz y luego contagió a todo el país. Entre 2004 y 2006 se realizaron varios cabildos, siendo el más jubiloso, el llamado “Cabildo del millón” (15 de diciembre, 2006). En tal ocasión se ratificó el respeto a los resultados del referéndum del 2 de julio de 2006 y la conformación de una Junta Autonómica. Se dijo que “la Bolivia vieja que nació con fórceps el 6 de agosto de 1825 expiró el 15 de diciembre de 2006. Ese día nacía de parto natural la Bolivia democrática, plural, autonómica y solidaria”.
El último “Gran cabildo del pueblo” del 4 de octubre de 2019, convocado por Luis Fernando Camacho, presidente del Comité pro Santa Cruz, fue la manifestación más numerosa de todos los tiempos. Los asuntos centrales fueron la defensa del referéndum del 21F (2016) y el reclamo por la desidia gubernamental durante el trágico incendio de la Chiquitania. También se aprobó llevar adelante el modelo de estado hacia el federalismo y se denunció el avasallamiento de tierras.
Esta somera revisión histórica confirma que el pueblo cruceño encontró en cada cabildo –hoy reconocido por la Constitución como una forma de democracia directa– como un espacio donde “las ciudadanas y ciudadanos se pronuncian pública y directamente sobre políticas y asuntos de interés colectivo”.
A pesar de muchos infortunios y la sempiterna discriminación al Oriente boliviano, Santa Cruz seguirá siendo imparable y marcará el rumbo de una Bolivia solidaria, más democrática, inclusiva y más unida. Este es el valor intrínseco del cabildo convocado para este 30 de septiembre.