Medio: El Deber
Fecha de la publicación: lunes 27 de noviembre de 2017
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones judiciales
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A pocos días de la singular elección de jueces conviene subrayar el papel de términos que han ingresado al juego político de manera imperceptible, sin que el gran público lo hubiera notado. Ahora hacen parte del acto del domingo. Las ideas que esos términos han acuñado parecen integradas a una guerra de conquista del pensamiento ciudadano, uno de cuyos objetivos ha sido convencer sobre la legalidad de la candidatura (re-re-re) del presidente Evo Morales, rechazada el año pasado en el plebiscito del 21 de febrero.
Contenido
Aquel juego procura ignorar que la elección de magistrados por voto directo fracasó hace mucho en la mayoría de los lugares donde se la intentó, incluso en la desaparecida Unión Soviética, y que los cinco años transcurridos desde la primera elección han sido los de mayor deterioro de la administración de justicia. Las autoridades nacionales han ignorado que muchos de los magistrados electos en 2011 tuvieron una votación vergonzosa, con menos del 2O % de votos efectivos y una abstención gigante. Fue una elección con amplio dominio de la votación nula que, junto a los blancos, tuvo dos tercios de los sufragios.
Esta elección judicial es vista por los críticos del Gobierno como una oportunidad para expresar descontento con la aspiración del presidente de gobernar indefinidamente. En este escenario ha ocurrido una confrontación de términos. Para los que favorecen el continuismo, no es tal, sino una ‘repostulación’. Han ganado. La victoria del término ha ocurrido por K.O. en todos los medios, que evitaron observar que ‘repostulación’ no existe en castellano, pero utilizan el término sin rubor y sin explicar el desliz. Cuando fue lanzado el año pasado, se pretendía disimular la re-re-reelección. Incluso para el oído, resultaba más elegante hablar de una ‘repostulación’ que de una re-re-re. Era una manera de esconder algo desagradable, como el caso del estudiante que, al resumir los antecedentes de su familia, dijo que su padre había muerto ‘por cedimiento de la plataforma’ para evitar decir que había sido condenado a la horca.
Otro disimulo en los términos ocurrió hace seis años cuando el aumento de precios de los carburantes fue disfrazado como una ‘nivelación’. La sabiduría popular rechazó el eufemismo y tal nivelación acabó.
Por ahora, la ‘repostulación’ impera oronda en todos los medios, indiferente a si el término es o no castizo. Victoria del neolenguaje, derrota del rigor.
Esta elección judicial es vista por los críticos del Gobierno como una oportunidad para expresar descontento con la aspiración del presidente de gobernar indefinidamente. En este escenario ha ocurrido una confrontación de términos. Para los que favorecen el continuismo, no es tal, sino una ‘repostulación’. Han ganado. La victoria del término ha ocurrido por K.O. en todos los medios, que evitaron observar que ‘repostulación’ no existe en castellano, pero utilizan el término sin rubor y sin explicar el desliz. Cuando fue lanzado el año pasado, se pretendía disimular la re-re-reelección. Incluso para el oído, resultaba más elegante hablar de una ‘repostulación’ que de una re-re-re. Era una manera de esconder algo desagradable, como el caso del estudiante que, al resumir los antecedentes de su familia, dijo que su padre había muerto ‘por cedimiento de la plataforma’ para evitar decir que había sido condenado a la horca.
Otro disimulo en los términos ocurrió hace seis años cuando el aumento de precios de los carburantes fue disfrazado como una ‘nivelación’. La sabiduría popular rechazó el eufemismo y tal nivelación acabó.
Por ahora, la ‘repostulación’ impera oronda en todos los medios, indiferente a si el término es o no castizo. Victoria del neolenguaje, derrota del rigor.