La barahúnda de connotaciones financieras, políticas, diplomáticas y hasta sexuales llegó a tocar al mismísimo François Mitterrand, presidente de Francia cuya cabeza se salvó cuando tuvieron que sacrificar a Roland Dumas, su Ministro de Exteriores hasta 1993 al salir a luz pública las atrocidades cometidas por la cúpula empresarial.

Elf- Aquitaine, la empresa pública petrolera fue creada en 1965 por De Gaulle para poder conservar la hegemonía francesa en el continente negro que de a poco empezaba a independizarse de sus colonizadores europeos. Mitterrand el año 1989 nombró a dedo a Loïk Le Floche Prigent quien a su vez colocó de lugarteniente a Alfred Sirven y de director a André Tarallo. Este trío de personajes durante un poco más de una década, iban a tejer una telaraña de corrupción, injerencia política y depravación sexual de dimensiones difíciles hasta de imaginar.

Un sistema de contabilidad totalmente amañada, permitió que miles de millones de dólares fueran a parar a cuentas privadas en bancos suizos y estas riquezas enormes les permitían a los miembros de esta cofradía adquirir suntuosas propiedades y dársela de auténticos potentados, fue justamente ese tren de vida el que los delataría y permitió posteriormente que sean investigados, juzgados y condenados.

Pero lo peor de todo no fue solamente el dinero mal habido, con el afán de mantenerse en el poder y arreglar los negociados, maletines llenos de plata pasaban por las manos de los miembros de los tres poderes en Francia y en África compraron a presidentes y líderes de oposición por igual.

Una vez que todo salió a la luz pública, los galos se informaron que su erario había servido para fomentar los conflictos del Golfo de Guinea en el afán de hacer prospecciones en Angola (cuya guerra financiaron directamente) y Nigeria (donde también motivaron la guerra de Biafra para dividir ese país). Estuvieron implicados en Gabón, Congo Brazzaville y Guinea Ecuatorial. Los de Elf fueron los encargados de poner al funesto Paul Biya al frente de Camerún y que los millones de muertos de la guerra civil congoleña de 1997 también fueran su responsabilidad.

La película en cuestión se enfoca en la jueza Eva Joly, magistrada encargada del caso que destapó la olla de grillos y sentó en la silla de los acusados a la cúpula de la petrolera y a gran parte de los beneficiarios de esta trama delincuencial.

Lógicamente como era de prever, los acusados no se quedaron de brazos cruzados y moviendo todos los hilos de poder de los que aun gozaban, hostigaron y enfrentaron de tal manera a lo jueza fuera del estrado, que terminó dimitiendo y huyendo a Suecia para salvar la vida.

Empero, en la cinta, lo que se ve es una mujer que va cambiando a medida que el juicio se desarrolla y su metamorfosis es que lo que le da el toque magistral a este Thriller.

La juez de instrucción Jeanne Charmant-Killman es una mujer casada, con un círculo social muy corto y con valores y principios que la hacen sentirse y saberse incorruptible. Lleva una vida matrimonial liviana y equilibrada.

Pero cuando ante ella empiezan a desfilar los expedientes con toda la información del caso y los acusados uno a uno son puestos ante su autoridad, el poder que siente al saberse más fuerte que aquellos magnates en su mala hora, hace que ejerza sobre ellos unos interrogatorios que rayan en el sadismo y de a poco las mieles que degusta al saberse tan imponente la van transformando.

Una elegancia de pasarela, un deseo de fumar excesivo y unos guantes rojos de los que no se desprende nunca, van creando la imagen de una "Mistress" que gana enemistades a cada minuto que transcurre. Pero no sólo son los implicados en el escandalete los que se ven afectados con el cambio. Su esposo también se resiente al darse cuenta que para ella no vale nada y todos empiezan a alejarse de tal forma que el único que se queda a su lado es un sobrino que miraba en ella a una tía, pero con un dejo de amor filial prohibido.

La doña llega a sentirse tan fuerte que cuando el Fiscal General en privado le indica que le van a hacer una oferta irrechazable, sin desparpajo alguno le dice que "use ese dinero para comprarse cojones".

Lógicamente quien juega con fuego termina por quemarse y juzgando la borrachera de poder quien acaba borracha del mismo licor es ella, perdiendo el control sobre sus propios actos y provocando de tal manera a sus investigados que acaba huyendo de las fauces de un monstruo que ella misma creó y que se la iba a devorar.

Su caso no es el único, por lo general un ciudadano cualquiera cuando empieza a libar los dulces licores que otorga la potestad, se transforma y mientras más bebe, más se pierde en su embriaguez. Pocos son los que no sucumben ante las ventajas que da estar por encima de los demás mortales, la gran mayoría culmina devorado por la misma bestia que han creado.

El MAS llegó al gobierno de la mano de un Evo Morales que había conquistado a gran parte de su fanaticada con tres banderas fundamentales, su línea política, su honestidad y su origen humilde. Sin embargo, en lo personal pocas veces vi alguien tan divergente entre lo que pregona y lo que hace como el líder cocalero y su mitomanía es digna de análisis clínico, pero lo que nadie puede negar es que el hombre llegó al poder desde abajo.

Pero como les sucedió a los de la Elf o a la jueza que los juzgó, cuando tuvo al mundo a sus pies, supo que había nacido para eso y tengo la impresión que la sola idea de que todo eso se acabe (aunque sea por un corto periodo) le pone la piel de gallina.

Con tal de no abandonar la silla se está mostrando capaz de todo y quienes lo secundan igual, por eso, en el afán de defender su condición de elegido por la divinidad, llegan a decir y hacer tantas barbaridades que se podría hacer una tesis de grado.

Un líder como él solo nace cada 100 años: Gabriela Montaño; es elegido por Dios para conducirnos: Iván Canelas; es el único capaz de evitar un baño de sangre: David Choquehuanca y así una serie de improperios hasta la del Vicepresidente cuando dijo que "no por un apego abstracto a la norma vamos a rifar el proceso".

Finalmente, esas son sólo palabras y como tales se las lleva el viento, pero cuando se pasa a las amenazas y el propio Subcomandante de la Policía cree que es parte de los beodos de poder la cosa toma otros matices y por si faltara un cherry en la torta de encapuchados y violentos, el Ministro de Defensa ofrece sacar a patadas de la fiesta a los "otros borrachos" sin darse cuenta que la fiesta y la casa no es de ellos sino del pueblo.

Habrá que ver hasta cuándo les dura la chupa, pero de seguro a este paso más de uno la va a pasar muy mal cuando se despierte con chaki.