Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: lunes 04 de julio de 2022
Categoría: Consulta previa
Subcategoría: Concesiones mineras, construcción de carreteras, exploración hidrocarburífera, proyectos de desarrollo, otros
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Según un investigador y un dirigente indígena, el pueblo ayoreo en aislamiento voluntario depende del buen estado del bosque para conservar su hogar, áreas de tránsito y de alimentación.
- El fuego de 2019 en Ñembi Guasu fue un “megaincendio”. vGabriel Díez / Página Siete.
- La CPE reconoce el derecho de pueblos aislados a mantenerse en esa condición. iwgia.org/es
- Un máquina de desmonte en Ñembi Guasu, el 16 de mayo. Gabriel Díez / Página Siete
- La deforestación es una de las amenazas permanentes del ACIE Ñembi Guasu. Gabriel Díez / Página Siete.
- Letrero al ingreso de Ñembi Guasu, por Roboré. Gabriel Díez / Página Siete.
Ñembi Guasu en guaraní. El gran escondite en español. ¿Por cuánto tiempo más? El fuego amenaza constante y mortalmente esta región considerada un Área de Conservación e Importancia Ecológica y la segunda zona de protección más grande del Chaco.
Los asentamientos humanos acechan. Se sabe que hay más de 341 especies de animales que comparten este conjunto de 12 ecosistemas. También se sabe que una porción importante de los árboles del lugar son de la especie abayoy, típica de la zona y que tras los incendios de 2019 y 2021 un tercio de la vegetación de Ñembi Guasu quedó dañada.
Asimismo, se conoce que en medio de esos parajes habitan y transitan miembros del pueblo indígena ayoreo en aislamiento voluntario. ¿Por cuánto tiempo más podrá ser su gran escondite?
“Hay un testimonio del mes de marzo de este año de haber sido avistada una familia de personas ayoreas. Estamos hablando de al norte del parque Otuquis, dentro del ANMI San Matías y dentro del territorio indígena ayoreo Rincón del Tigre, frontera con el Brasil”, cuenta a Página Siete Plus el abogado y director de Oré, Leonardo Tamburini.
¿Por qué están lejos de Ñembi Guasu? Se trata de grupos humanos en movimiento constante que tienen recorridos largos dependiendo de la escasez o abundancia de recursos. Pero hay una respuesta más.
“Creemos que el avistamiento en terrenos tan alejados de lugares como el Ñembi Guasu, el Otuquis o el Kaa Iya refieren a que no están pudiendo acceder al agua ni a ‘melear’ (extraer miel) abejas señoritas porque se han quemado los árboles donde éstas anidan, así como la cacería de fauna silvestre, sobre todo la terrestre, la que más consumen, como la tortuga”, dice Tamburini.
En 2012 se estableció una franja que va desde el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Kaa-Iya del Gran Chaco y el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Pantanal de Otuquis; en medio estaba lo que en 2019 se consolidaría como la parte sur de Ñembi Guasu. El área identificada era de 536.568 hectáreas. El objetivo era elaborar un Estudio Técnico Multidisciplinario para identificar la presencia de grupos ayoreos en situación de aislamiento voluntario, determinar mecanismos que garanticen la decisión de permanecer no contactados y elaborar una estrategia de protección.
La franja y el estudio fueron estipulados en el Decreto Supremo 1286 del 4 de julio de 2012. Hasta el momento no se tiene noticia de que el Estado boliviano hubiera hecho esa investigación. El 24 de mayo de 2022 este medio solicitó esa información al Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras —pues el Viceministerio de Tierras figura en el decreto como encargado de su elaboración con otras tres instancias— y hasta el cierre de edición no se obtuvo respuesta.
“Nunca se hicieron los estudios ordenados por el decreto y tampoco se implementaron medidas”. La afirmación corresponde al artículo titulado Los ayoreos: los últimos aislados fuera de la Amazonia publicado el 13 de julio de 2021 en la web del Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (Iwgia).
Con las amenazas latentes y reales de los incendios, asentamientos humanos y desmontes, este gran escondite de los ayoreos aislados voluntariamente está en riesgo. “Dependen de manera directa y exclusiva de los bosques, del buen estado de conservación de éstos”, explica Tamburini. El artículo 31 de la CPE marca que los pueblos indígenas en aislamiento voluntario “serán protegidos y respetados en sus formas de vida”.
Para Tamburini esa protección debería empezar por preservar sus áreas de tránsito, lo cual, a su entender, no se cumple en la actualidad por una serie de factores. Enlista lo que sucede no sólo en Ñembi Guasu: la expansión de la frontera agrícola, la realización de actividades mineras, la exploración petrolera, la actividad ganadera de escala del lado paraguayo, boliviano y brasileño. “Estos factores hacen que las áreas protegidas nacionales y subnacionales, como es el caso de Ñembi Guasu, se constituyan en los últimos refugios de estos grupos”, concluye.

Como la semilla de los árboles
“Esa zona pertenecía a los ancestros, toda esa región”. Pepe Picanerai fue uno de los fundadores de la Central Ayorea Nativa del Oriente Boliviano (Canob) en 1987 y actualmente es representante indígena en el municipio de Roboré. “Un árbol se destruye, pero la semilla queda y vuelve a brotar. El pueblo pertenece a esa zona porque existen semillas ahí; el ayoreo es como un árbol semillero que es destruido, pero brota”, plantea este dirigente, cuyo nombre no es José, sino Pepe, aclara.
Al igual que Tamburini, explica que el bosque es parte esencial del día a día de la gente que lo habita y transita. Estar aislados les permite alejarse de las enfermedades que conocemos. Permanecer no contactados es una condición fundamental de su vida, comenta. “Viven de la caza y la pesca. La recolección de algunas raíces y frutos. Recolectan miel, buscan carne. Así se mantienen”, explica.
Un refugio de abayoy
Después del incendio de 2019 sólo quedaron árboles muertos, en pie, quemados. Es el recuerdo de más de una persona y es algo completamente verificable. Se refieren, más que todo, a la especie de árboles abayoy que crece en superficies arenosas, algo poco común. “Hay grandes extensiones en Ñembi Guasu que ya sólo son arena”, cuenta el investigador Marco Aurelio Pinto.
El abayoy es uno de los 12 ecosistemas de Ñembi Guasu que está justo en el margen de transición entre el Chaco y la Chiquitania. El biólogo Juan Carlos Catari, quien estudió el lugar, cuenta que se trata de uno de los hábitats de los ayoreos en aislamiento voluntario. El equilibrio ecológico y climático, explica, es muy importante para estas personas que viven del monte y de los árboles.
El abayoy, al estar sobre un suelo arenoso y xérico, seco, es muy frágil y su recuperación tras los incendios de 2019 y 2021 puede tardar demasiado, décadas e incluso ochenta años, comenta Pinto. Entonces, uno de los hogares y sitios de descanso de este pueblo está en peligro de desaparecer en caso de un nuevo incendio.
Bosque chaqueño
Área• Ñembi Guasu también es la primera área de conservación que se crea en el marco de la autonomía indígena establecida en la Constitución de Bolivia del año 2009. El 29 de abril, el Gobierno Autónomo Guaraní Charagua Iyambae,el primero en el país, emitió la ley que definía la zona protegida.
Protegida• La zona se extiende sobre un área que supera el millón de hectáreas de bosques con una gran biodiversidad de flora y fauna
Alberga 341 especies de animales y 12 ecosistemas
Mientras trabajaba la línea de base de Ñembi Guasu, Marco Aurelio Pinto se topó en 2019 con una especie de serpiente venenosa, del género Bothrops, que podría ser incluso nueva para la ciencia.
“De ser el caso, sería una especie endémica, por ahora vamos a decir, del Ñembi Guasu y de zonas cercanas. El 2019 ingresamos antes y después de los incendios. Esta víbora fue encontrada antes, varios ejemplares de esa especie. Después, el 2020, en otra zona de Ñembi Guasu, pude encontrar otro ejemplar que había sido matado, lo había mordido un perro”, explica este investigador desde su oficina ubicada en el primer piso del Museo de Historia Natural Noel Kempf Mercado de la ciudad de Santa Cruz.
341 especies catalogadas
El relevamiento finalmente dio sus resultados. En esta área de conservación e importancia ecológica, al menos hasta la información recopilada en 2019, existían 341 especies animales: 228 de aves, 54 de mamíferos, 46 de peces, 33 de anfibios y 26 de reptiles.
La riqueza del abayoy
