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Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: viernes 01 de julio de 2022
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)
Dirección Web: Visitar Sitio Web
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La denuncia lanzada por el diputado Rolando Cuéllar sobre el narcofinanciamiento del MAS es un asunto demasiado serio como para que pase al olvido luego de mutuas acusaciones y amenazas de juicios. El caso debería ser investigado por las autoridades competentes y debería poner en alerta al Tribunal Supremo Electoral, que es la entidad encargada de fiscalizar la forma en la que los partidos políticos financian sus campañas.
Cuéllar ha presentado una carta, atribuida al vicepresidente del MAS, Gerardo García, del año 2017, en la que agradece a Miguel Ángel Salazar Yavi, por los aportes económicos a las campañas electorales del MAS desde 2014.
El nombre real del destinatario es José Miguel Farfán, un conocido narco argentino que fue detenido en Santa Cruz en 2019 y luego fue extraditado a su país. El hombre es conocido como el “Chapo del Cono Sur”, con lo que mayores señas sobre sus antecedentes son insuficientes.
En la carta, fue involucrado también el expresidente Evo Morales, porque el agradecimiento se hace a su nombre y a nombre del MAS.
El punto central de este delicado asunto es si la carta es verdadera o falsa. García y el MAS aseguran que es falsa y han amenazado a Cuéllar con acciones judiciales por “uso de instrumento falsificado”, por lo que el primer trabajo de la Fiscalía debería ser el análisis grafológico para saber si García realmente firmó esa misiva.
Sin embargo, en las condiciones de sometimiento político en las que se encuentra la Fiscalía y la justicia boliviana, resulta una ingenuidad esperar una investigación clara y transparente sobre el tema.
Lo más probable es que este caso quede enterrado lo más pronto posible porque el MAS tiene el poder y a nadie en ese partido, ni siquiera a los renovadores, le conviene que un escándalo de este tamaño empañe el denominado proceso de cambio.
Sin embargo, más allá del caso concreto de la denuncia de narcofinanciamiento, hay que recordar que prominentes dirigentes masistas han tenido relación política o amistosa con conocidos narcos, cuyos familiares incluso llegaron a ser autoridades con la sigla del MAS.
Y, el otro asunto que no puede negar el MAS es que su primigenio bastión político es el Chapare, donde se produce la materia prima de la cocaína y donde últimamente se han descubierto fábricas de droga y hasta una narcopista.
Los elementos se van sumando y para lavar la imagen de un partido condescendiente con la actividad ilegal, el MAS va a necesitar mucha lavandina y, sobre todo, va a tener que demostrar voluntad de luchar contra las mafias y va a tener que empezar a proscribir a sus dirigentes que tengan nexos con narcos.