Hoy se cumple un año de la gestión de las autoridades subnacionales electas en 2021. En el ojo de las críticas, claramente están personajes políticos que en este tiempo se dedicaron a los discursos y no a la gestión.

Entre algunos ejemplos claros está Luis Fernando Camacho, uno de los protagonistas del golpe de 2019 que, a un año de gobernador, no ha cumplido sus promesas electorales, pero sí se dedicó a hacer política en contra de la gestión de Luis Arce.

Durante la campaña, Camacho prometió que toda la población cruceña iba a estar vacunada y que se gestionaría la compra de los inyectables, hecho que nunca ocurrió e incluso destinó esos recursos para otros propósitos.

Menos hablar de obras, ya que ante los medios asegura que no tiene recursos para proyectos que impulsan el desarrollo de esa región, pero viendo la gestión cumplida a la fecha no hay ninguna obra de impacto, más que algunos pozos de agua.

“No hay una política de realizar gestiones. Solo ha dado continuidad a algunos proyectos que estaban encaminados por Rubén Costas”, dijo al respecto el asambleísta de Santa Cruz Clemente Ramos.

El exlíder cívico, además, tuvo una desastrosa administración y una decadencia en la atención de las demandas de los municipios de ese departamento, los cuales, mediante una declaración de la Asociación de Municipios de Santa Cruz (Amdecruz), se declararon en estado de emergencia.

Juanto a Camacho, también están otros personajes como el mismo alcalde de Santa Cruz de la Sierra, Jhonny Fernández, quien tampoco mostró gestión o trabajo en cuanto a esa urbe, una de las más grandes del país.

En la Alcaldía de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, olvidándose lo ocurrido en 2000 con la denominada Guerra del Agua, trató de privatizar el agua mediante Semapa, un conflicto por el que tuvo que intervenir una institución estatal.

 En La Paz, el gobernador Santos Quispe tampoco mostró gestión de trabajo, ya que en este tiempo estuvo más ocupado arreglando su situación jurídica luego de que fue encontrado con bebidas alcohólicas dentro de la gobernación.

En la urbe paceña, el alcalde Iván Arias utiliza aún de pretexto a su antecesor, Luis Revilla, para deslindar sus responsabilidades en cuanto a proyectos paceños, pese a que ya pasó un año y tampoco desea que se investigue a la exautoridad. Mientras tanto, muchos barrios de la ciudad necesitan una respuesta a sus problemas, pero no son escuchados.

En la ciudad de El Alto, Eva Copa, quien se dedicó más a pelear con los mismos pobladores, se dedicó más a hablar de partidos políticos como el Movimiento Al Socialismo (MAS) pero hasta el momento no mostró una gestión eficiente, pues la urbe aún tiene problemas como el ordenamiento vial y otras demandas exigidas por los distritos vecinales.

A un año de gestión aún no existe una clara visión de desarrollo debido a que muchas de las autoridades de oposición prefieren realizar activismo político en vez de buscar coordinación para mejorar las condiciones de vida de sus pobladores; luego de este tiempo todavía no hay mejoras en sus propias calles y regiones.