Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: lunes 02 de mayo de 2022
Categoría: Autonomías
Subcategoría: Municipal
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
Leny Chuquimia / La Paz
“Trabajar juntos, pero no revueltos”, ese fue, según el presidente del Concejo Municipal de La Paz, Jorge Dulon, el mayor reto del actual legislativo edil en su primer año de gestión. Afirma que a su llegada encontraron una entidad con serias falencias estructurales históricas y que hasta el momento no logró su autonomía en términos de una independencia de órganos municipales.
En entrevista con Página Siete, Dulon habló de la frágil gobernabilidad en el municipio, de las tareas pendientes y urgentes, los aportes y los desaciertos. Adelantó los planes para la Carta Orgánica y los pasos a seguir para llegar al objetivo de tener un gobierno electrónico.
¿Cómo evalúa este primer año de gestión? ¿En qué condiciones recibió el Concejo?
Fue un año bastante particular, el primero de cinco, y trajo mucho aprendizaje. No sólo a la presidencia del Concejo Municipal de La Paz, sino también a los secretarios, presidentes o vocales de las comisiones.
Recibimos un Concejo con problemas históricos. En 15 años, las anteriores gestiones se anquilosaron, pertenecían a los mismos frentes políticos y ya obviaban problemas estructurales.
Primero, la dependencia legislativa con el ejecutivo edil, en el uso de recursos humanos y económicos. No hay una separación administrativa, tenemos que trabajar en temas de autonomía y separación de órganos. Segundo, recibimos un Concejo que no era conocido por nadie. La ciudadanía no sabe qué es, quiénes son sus concejales y qué hacen. A través de la dirección de comunicación, desarrollamos una estrategia para que nos conozcan de manera separada del ejecutivo y visibilizar nuestra labor en el rol fiscalizador, normativo y deliberativo.
Para acercarnos a la gente optamos por las sesiones macrodistritales y a salir del pleno. Convocamos a la mayor cantidad de gente de ambas bancadas, para que la ciudadanía conozca cómo se hace una sesión, la formalidad que hay, el tratamiento de leyes y la deliberación. En algunos macrodistritos hubo roces, pero es parte del desarrollo de las sesiones como tales y así tienen que conocerlas los ciudadanos.
Se utilizaron mucho las redes sociales, algo que no se hacía antes. En algunas plataformas masivas teníamos mil seguidores o menos. Fue una señal para profundizar en nuevos públicos.
Otra cosa que vimos es que con las nuevas tecnologías y generaciones, el Igobierno (gobierno electrónico) tiene que profundizarse. Hay que mejorar nuestros accesos a internet, para que la gente pueda consultar de manera electrónica, hacer encuestas, proponer leyes, denunciar y ejercer su derecho a la participación ciudadana, a la transparencia y al acceso a la información, algo que hoy es complicado.
Otro tema que hemos charlado con el alcalde (Iván Arias), porque en el ejecutivo pasa algo parecido, es el exceso de burocracia. Se dan muchas vueltas para hacer ciertos trámites y esos procesos tienen que acortarse.
¿Cuál fue el mayor reto?
Son varios, pero el mayor para el Concejo, entrando un poco a la arena política, es trabajar juntos, no revueltos, pero juntos. Tener la capacidad de sentarnos en una mesa abiertos a dialogar, a intercambiar criterios, propuestas y posibilidades.
Hemos arrancado la gestión con mucha fuerza y convicción. Pero, a la mitad, vimos que hay concejales que no tienen esa voluntad. Uno presenta una ley y porque es del partido contrario o porque no le cae bien, le tabean. Eso no es hacer política de la buena, es politiquería.
Otro de los mayores problemas, y es una opinión de todos, es nuestro reglamento. Ya es añejo y ya no cumple con las perspectivas actuales... hay que trabajar un reglamento.
Pero qué hacemos si tenemos esta realidad. Si como presidencia presentamos el reglamento, mis opositores tal vez no la aprobarán. Para eso nos apoyamos en terceros, a la Fundación Jubileo y a una fundación alemana.
Ellos convocaron a exconcejales del MAS, de SOL.bo y de otros partidos para que trabajen un nuevo reglamento, de acuerdo a sus experiencias como concejales. Y lo han hecho. Ya tenemos el documento. Lo único que nos falta es presentarlo a la comisión correspondiente y luego al pleno. Creo que es el aporte más importante de este año. Lo presentaremos al principio de la próxima legislatura.
Por el escenario descrito, pareciera que el oficialismo perdió el control del Concejo y que no hay gobernabilidad.
Lo hemos dicho y lo mantenemos, es una gobernabilidad frágil, pero gobernabilidad al fin. La conformación del Concejo es de seis concejales de Por el Bien Común-Somos Pueblo y cinco del MAS. Viendo los números, desde un punto de vista ideológico, por supuesto que la gobernabilidad es frágil.
Pero queremos lograr trabajar juntos, lo hemos conversado con los concejales más abiertos y tolerantes del MAS. Ahí se puede romper esa lógica y se puede generar una más fluida.
Este año, por inexperiencia, tuvimos problemas; como el hecho de que al tener una baja en la bancada, los otros metían sus proyectos o leyes y los aprobaban a la mala. Aprendimos, esperemos ya no dejarnos engañar y hacer respetar nuestra mayoría.
Pero, quiero ser claro, la idea no es esa. La idea es dialogar, consensuar y finalmente, ojalá, entre todos aprobar por mayoría las leyes más importantes.
Hay que romper el paradigma de la vieja politiquería que dice que si tú eres de un partido y yo de otro, no nos tenemos que juntar por el qué dirán nuestros jefes. Eso ya es parte del pasado. La gente quiere otra cosa.
¿Qué pasa con la concejala Lourdes Chambilla?, ¿aún es parte de los seis concejales?
Es una percepción externa, que sí existe. Pero, creo que la concejala, como todos nosotros, aprendió la política de verdad en el pleno. En ese proceso todos cometimos ese tipo de errores. Desde afuera, pareciera que ella es el voto de oro. Pero creo que no sea tan así.
Tenemos reuniones semanales y ahí, como se dice vulgarmente, nos sacamos la mugre. Pero al final generamos un consenso. Eso lo aprendimos a la mala, al principio no lo hacíamos. Pero ahora la alianza está fortalecida.
Pero aclaro -para romper el paradigma de ser orgánicos per se- cada quien puede tener su punto de vista. Si uno en estas reuniones no está de acuerdo, pues no lo está. Lo dirá y planteará su posición en el pleno. A partir de eso, es importante el diálogo con la otra bancada, que también tiene una posición.
No sirve usar el rodillo, porque sería caer en el mismo autoritarismo que hay en la Asamblea Legislativa Plurinacional, el de usar mi mayoría y la minoría me vale. La democracia no es así.
En ese tire y afloje ¿cuántas leyes y procesos de fiscalización han generado?
Hemos aprobado 25 leyes, 92 ordenanzas y 70 resoluciones. En términos de instrumentos de fiscalización hemos desarrollado 299 requerimientos de atención, 157 minutas de comunicación, 18 peticiones de informe escrito, siete peticiones de informe oral, 14 sesiones informativas y 857 solicitudes de información. Hubo un movimiento importante en torno al trabajo y a los instrumentos de fiscalización.
Dentro de las 25 leyes, hay algunas que son más importantes que otras y otras que nos sirven. Por ejemplo, hay siete leyes que han sido presentadas y aprobadas a la mala por la bancada minoritaria. Justamente aprovechando la licencia de una de nuestras concejales.
Entre ellas está la de fiscalización, que es una ley inconstitucional que confunde competencias y que no sigue el reglamento. Hay otras dos leyes que dicen que vamos a propender al desarrollo económico de dos macrodistritos, pero no establece acciones específicas. Tampoco hacen la consulta al ejecutivo sobre la viabilidad económica.
Pero también hay otras de buen impacto, como la ley de la protección de la salud pública, que es para la utilización del carnet de vacunación; la ley solidaria del beneficio tributario de la tercera ola de la pandemia; la ley que declara el mes de la limpieza; o la ley de regularización de edificaciones fuera de norma que también es muy controversial.
En esta nos sacamos la mugre en el pleno, pero finalmente dará réditos al municipio en términos tributarios. También hará que haya responsabilidad en términos de construcción.
Mencionó que se aprovechan la ausencia de los concejales, ¿son muchas licencias?
No veo un abuso en las licencias. Por mi parte he tenido cinco. En algunas dejé de manera voluntaria el pleno, como en la aprobación de la Ley de Fiscalización. Me levanté y me fui porque no iba a ser parte de un blef (engaño) de ese tipo. Pasó lo mismo en un par de ocasiones.
Hay un problema que identificamos y tratamos de solucionar. Tenía que ver con la característica de las sesiones, por lo menos eso identificamos en la directiva. Por la pandemia las sesiones eran semipresenciales, los concejales podían sesionar vía virtual o venir al pleno. Esa modalidad hacía que los concejales se relajen, que lleguen tarde, que sesionen sin seriedad. Finalmente, decidimos eliminar esto y que todos vengan.
Eso provocó malestares en algunos concejales que ya estaban acostumbrados a sesionar de forma virtual. Quizás eso también pudo provocar de alguna manera las ausencias.
Lo otro, no sé cómo decirlo, podría ser una estrategia; no vengo a sesionar y permito meter leyes. No lo creo, pero podría darse, tal vez, por esta fragilidad en términos de gobernabilidad.
Pero no hay una excesiva solicitud de licencias. Pondero el trabajo de los concejales, que no se ve, la mayor parte ha cumplido su labor en las comisiones, donde están firmes ahí.
¿Qué le espera al Concejo en los próximos cuatro años?
Ya hemos mencionado algunos desafíos y labores. Pero uno de los retos más importantes es la Carta Orgánica. Es una tarea para el tercer o cuarto año.
Hemos ido trabajando algunas ideas y retomando lo desarrollado en las anteriores gestiones. Consideramos que debe hacerse, pero hay que ver las condiciones económicas, políticas y sociales, para que no nos salga el tiro por la culata.
La Carta Orgánica, además de requerir un trabajo de socialización y -en este caso- de resocialización, debe ser aprobada en referéndum. Para eso necesitamos el músculo político y hacerlo entre todos y todas, para que al final sea aprobado.
Es un proceso largo. No vamos a hacerlo en pocos meses, como el censo. Hay que preparar todo el andamiaje y sacar del archivo los proyectos presentados en aquel momento histórico. Hay que complementarlos acorde a la realidad actual de La Paz e incorporar cosas importantes, como (un proyecto que quisiera que se haga realidad) que el municipio se vuelva una ciudad tránsito.
Nadie toma en cuenta a La Paz como una ciudad en la que se absorben servicios de todo tipo. Vienen los universitarios, estudian y se van a Palca, Achocalla o a El Alto. Vienen las personas a trabajar y se van. Vienen a protestar, tiran dinamitas, paran el tránsito y se van. Utilizan a la ciudad y eso tiene que ser reconocido económicamente, con algo como un impuesto especial. No es una novedad, se hace en otras ciudades del mundo.
Tenemos que medir los tiempos e inscribir presupuesto, porque el referéndum y la socialización lo paga la ciudad.
El año ¿fue lo que esperaba?
¡Ay! (entre suspiro y exclamación). No, no es lo que esperaba. Ha sido un cambio brutal. Tuvimos que tragar muchos sapos y ha sido muy complicado.
Pensamos que las cosas iban a ser más fáciles. En términos de poder, desde la relación entre nosotros mismos como bancada, hasta las propuestas o la relación con los demás concejales, de ninguna manera ha sido fácil.
Se cometió muchos errores que espero cada uno reconozca, como es parte de cualquier trabajo. A partir de este aprendizaje estamos más listos que nunca para poder asumir los desafíos de los próximos cuatro años.
Hacer política, de la buena, no había sido sencillo. Es muy fácil hacer el mal o salirse con los apetitos personales, pero es difícil consensuar, dialogar, ser transparentes, comprender y reconocer al otro, cosas fundamentales para “La Paz en paz”.
Si hemos predicado eso en la campaña, tenemos que hacerlo. Nos alienta la gente que nos dice que lo vamos haciendo bien.
HOJA DE VIDA
- Datos Tiene 44 Años
- Estudios Licenciado en Gobierno y Gestión Pública de la Universidad de Chile.
- Experiencia Se desempeñó como jefe de transparencia en entidades nacionales como municipales