Medio: La Patria
Fecha de la publicación: martes 17 de julio de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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Según el
exmandatario, el Presidente Evo Morales se lanzó a una prueba de
consistencia en el referéndum del 21 de febrero de 2016, porque
teóricamente era el tiempo adecuado en el que la legitimidad aún era
fuerte, la bonanza evidente y la confianza en el presidente "casi
incuestionable".
"Pero los demonios propios agazapados y
esperando, se desataron y mostraron que debajo de la superficie había ya
una gran cantidad de agua podrida. Vino así la hecatombe. Lo impensado.
El presidente perdió y no tenía plan B", asegura Mesa.
El 21 de
febrero el Gobierno perdió en la consulta la posibilidad de modificar
el artículo 168 de la Constitución Política del Estado, lo que frenó la
repostulación del presidente y vicepresidente en las elecciones de 2019.
Mesa
añadió que, "El Referendo reveló la esencia, el fondo del alma del
gobernante y quienes lo rodean: el poder lo es todo, por el poder vale
todo. La democracia no es para ellos una forma esencial de valores, sino
una traba ingrata para el fin deseado".
El MAS inconforme con
los resultados del 21F, acudió al Tribunal Constitucional y logró un
fallo a favor de que las autoridades electas, entre ellas, que el
presidente y vicepresidente puedan volver a postularse en las próximas
elecciones. La oposición sostiene que viola la Constitución y el 21F.
Su
artículo publicado en su Blog personal, hace una reflexión sobre la
lucha política que en esencia cree que es implacable; que el poder es
casi siempre "un mecanismo adictivo y que enajena". "La historia no es
otra cosa que la lucha permanente e incesante por el poder", asegura.
Plantea
que se ha demostrado con frecuencia que el poder -que se dice- es un
mecanismo e instrumento para mover a la humanidad, para hacer realidad
los sueños, para hacer posible que la sociedad encuentre la felicidad, y
como concepto medular eso es cierto, sostiene, pero que el instrumento
se ha convertido en un fin para justificarlo todo.
Mesa hace este
análisis para sostener que, "En Bolivia nos ha tocado vivir en estos
días turbulentos la evidencia de un fin de ciclo, el envilecimiento de
un importante proyecto histórico ya encallado. Una vez más -es una
máxima incontrastable- aquel que enamorado del poder es capaz de hacer
cualquier cosa con tal de permanecer en él, está condenado".
Postula
que ese enamoramiento del poder se convierte en una "enfermedad
incurable", como la adicción que provoca la posibilidad de un síndrome
de abstinencia y lo que es más grave -dice-, es que "enajena el espíritu
y la mente", y que el "discurso comienza a tejer mentiras, referir
ilusiones, prometer imposibles, repetirse interminablemente generando un
vacío en el que sólo se escuchan ecos".
En relación al proyecto
del Movimiento al Socialismo, manifiesta que "vive su canto del cisne y
sus gestores lo saben". "La democracia que parecía acompañar incluso a
quienes creían que protagonizaban una revolución, les es hoy esquiva y
lo es porque el alma de los poderosos que han construido el gigantesco
engendro que los representa en el centro de la gran ciudad de La Paz, no
es un alma que crea en el pluralismo, la libertad de conciencia y de
expresión, la competencia política a través de partidos y movimientos
organizados, que representen ideas distintas y contrapuestas capaces de
convivir en un mismo escenario".
Pero "Los susurros que escuchan
son los de la hegemonía, la construcción de un bloque social dominante,
la lucha mortal en la dinámica de amigo-enemigo, la administración del
poder total que trascienda el "formalismo" de órganos separados e
independientes entre sí", afirma Mesa.
El exmandatario es
procesado por la Procuraduría General del Estado a causa de la demanda
contra el Estado boliviano que la empresa chilena Quiborax interpuso en
el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a
Inversiones (CIADI).
Según el Gobierno es el principal
responsable de la demanda porque utilizó de manera errada el
procedimiento para revertir las concesiones de esta empresa en el Salar
de Uyuni. Bolivia pagó 42,6 millones de dólares, mientras que la empresa
invirtió menos de un millón de dólares.
Sin embargo, Mesa acusó
al Gobierno de criminalizar la política, señaló como los principales
responsables de la derrota en este juicio a los ministros de Justicia,
Minería, Procurador General del Estado y a otras exautoridades, por una
mala defensa de los intereses del Estado.
Para Mesa las ideas que
alimentaron al presidente Morales durante estos casi 13 años de
Gobierno se han consumido, porque algunas se hicieron realidad, otras
fueron retórica vacía y en buena parte porque se "han corrompido" porque
estaban o están contrapuestas a la vocación democrática de una sociedad
que ha hecho suya la "gran conquista de 1982".
"En ese contexto,
el líder iluminado, el dueño de la verdad revelada, el mito viviente,
era la llave mágica para la toma y la preservación del poder. Las
atractivas ideas que lo alimentaron durante varios años, están hoy
consumidas", afirmó.
El también vocero de la causa marítima cree
que el país vive la experiencia de la desesperada búsqueda del plan B
que, por ahora, sigue "anclado en la candidatura del presidente en 2019.
Plan que tiene un problema muy serio, se hace imposible sin romper
amarras con los últimos vestigios de formalidad democrática. Desde la
criminalización de la política hasta la ruptura con el mandato del
pueblo, todo vale".
Finalmente, plantea que la defensa del 21F
"es la defensa de una concepción de país, una propuesta de futuro y una
constatación, el fin de un ciclo histórico que demanda la lucidez de la
unidad democrática y pacífica y la construcción de un proyecto plural y
de esperanza de futuro".