Medio: El País
Fecha de la publicación: domingo 01 de mayo de 2022
Categoría: Autonomías
Subcategoría: Departamental
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
La sesión de renovación de la Directiva se instaló sin haber negociado una mayoría clara, por lo que el debate se centra en si el presidente puede ejercer su voto o no y cómo se interpreta el empate a 15
Partida de ajedrez de nivel la que vienen jugando los cabecillas de las bancadas de la Asamblea Legislativa Departamental después del cuarto intermedio poco ortodoxo decretado por Nicolás Montero ya prácticamente en la mañanita del sábado. El presidente guaraní acabó su discurso lacónico y decepcionado, tal vez contrariado, decretando una nueva sesión – sin hora, por cierto – para el martes y todos se levantaron prestos para irse tal vez a celebrar el “día del trabajador”. La sesión había empezado el viernes a las 15:00 horas.
Suponemos todos que no era el nivel, sino la estrategia, porque desde luego estar debatiendo quince horas sobre cómo se interpreta un voto blanco y una mayoría absoluta no es de recibo. La cuestión es que el empate es catastrófico y nadie se movió de ahí. Los teléfonos echan humo para intentar que en estas 72 horas se mueva algo, aunque sea.
El bloque “opositor”
De un lado están los 13 votos del Movimiento Al Socialismo (MAS) y los dos de Todos, Jorge Luis Sanguino y Francisco Rosas. Ninguno de los dos quiere ser etiquetado como “masista”, pero comparten el análisis de que la gestión en la que Unidos + Indígenas han ejercido el poder solo ha servido para que “la Gobernación destruya, elimine leyes, despida trabajadores y no haga nada”, según el análisis menos elaborado.
Se supone que el MAS cederá la Presidencia a uno de ellos y más presumiblemente a Francisco Rosas, que además es uno de los asambleístas más experimentados de este legislativo que ojo, nadie se engañe, tiene pesos pesados y con recorrido en ambos lados.
Curiosamente Rosas nació a la vida política de la mano de Óscar Montes fundando UNIR y después de varios cargos en el ejecutivo pasó al legislativo en 2010, donde fue alcalde alterno y de una u otra manera, el guardián de las llaves. En 2014 pudo ser designado sucesor, pero el pulso lo ganó Rodrigo Paz. Rosas se alineó y sacó su concejalía, después participó de la ruptura de UNIR poniéndose del lado de Paz y no de Montes, con quien rompió públicamente, y cuando vio la oportunidad reclamó el espacio negado: fue nombrado presidente del Concejo con el apoyo de los curules del MAS y precisamente de los concejales leales a Montes.
El argumento de este bloque es simple: el presidente en ejercicio no vota y por ende, con sus 15 votos es más que suficiente, pero efectivamente, la interpretación no tiene demasiado recorrido jurídico, porque de toda la vida ha votado en estos asuntos nominales, empezando por la pasada elección.
En cualquier caso, el MAS está jugando fuerte porque sabe lo que le ha supuesto un año de “entrega” desinteresada a Unidos y no solo en pérdida de visibilidad y de soporte para las llegadas del presidente Arce, sino incluso en el tratamiento de leyes como la del 1%.
El oficialismo
Mientras, el bloque oficialista conjunta a los 12 curules de la alianza Unidos y los tres curules indígenas, a los que se les ha visto especialmente aplicados en la sesión del viernes. Tanto Federico Salazar, del pueblo weenhayek, como José Luis Ferreira, del pueblo tapiete, están listos para suceder a Nicolás Montero y no quieren sorpresas.
En principio tampoco hay fugas de votos entre los 12 asambleístas de Unidos, a pesar de que en Uriondo y en el Chaco ha habido ciertas licencias a la hora de configurar mayorías en otros entes, por ejemplo, en el concejo municipal de Yacuiba.
En la elección de 2021 sí hubo una sorpresa: la alianza sumó 18 votos incluyendo a los dos de Todos, lo que implicó la votación por parte de un curul del MAS. Esta situación, sin embargo, no parece que se vaya a repetir ya que el MAS represalió fuertemente esta actitud.
En la agenda de la Gobernación hay diferentes asuntos que deben pasar por la Asamblea, aunque el principal interés de tener el control de la Directiva es que precisamente no se perjudique desde ese ámbito a la gestión y se facilite la tramitación de los Presupuestos y las Leyes correspondientes, como la del 1 por ciento, donde los alcaldes esperan incluir de nuevo la figura del débito automático.
Otros asuntos como el debate del Pacto Fiscal, la Ley Electoral o, si procede, impulsar una reforma del Estatuto, son asuntos también esenciales que por el momento no parece vayan a ponerse sobre la mesa.