Medio: La Razón
Fecha de la publicación: miércoles 18 de julio de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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Las organizaciones tienen el común denominador de afirmar que en este momento su objetivo principal es la defensa del resultado del referendo del 21 de febrero de 2016 (21F), que rechazó una nueva repostulación del presidente Evo Morales; aunque algunas no descartan trabajar para ser una alternativa política.
Para la socióloga María Teresa Zegada, las movilizaciones de las plataformas ciudadanas son una expresión de “resistencia” contra la falta de respeto al referéndum del 21F y en rechazo al fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), que en noviembre de 2017, habilitó la candidatura del Presidente.
“Con la adhesión a las plataformas ciudadanas, la población ha hallado una manera de canalizar el descontento popular por estas decisiones, así como las protestas que hicieron contra el Código Penal”, afirma.
Zegada señala que en los últimos años las “plataformas ciudadanas” —que expresan reivindicaciones, exigencias y necesidades— surgieron contra las medidas del Gobierno, pues es claro que dichas demandas no han sido “canalizadas” por los partidos políticos y eso refleja una “crisis del sistema político”.
La socióloga sostiene que dicho “descontento popular” se materializa en convocatorias y medidas de protestas “más espontáneas” y otros mecanismos que se generan a través de las redes sociales, que “se han convertido en un nuevo y fuerte escenario de discusión simbólica y política”.
REFERENDO. El 21 de febrero de 2016, 51,3% de los bolivianos rechazó una reforma constitucional que autorice una nueva postulación de Morales; el restante 48,7% la avaló. El Gobierno atribuyó este resultado a las “mentiras” difundidas en el caso Gabriela Zapata, expareja del Mandatario, por lo que recurrió al TCP para lograr habilitar a Morales como candidato en 2019. El TCP optó por darle la razón al MAS, lo que desató muchas críticas.
A decir del sociólogo Ricardo Paz, una “causa común” por la que varios colectivos ciudadanos hayan emergido fue la “defensa de la democracia y el respeto al voto del referendo del 21F”, que niega a Morales la posibilidad de repostularse como candidato.
“Éste es un reclamo fuerte sobre el mal funcionamiento del sistema democrático en el país, que tiene que ver con el respeto a la decisión de la ciudadanía, el Estado de derecho, la independencia de la justicia, entre otros aspectos”, indica.
Para Paz, el surgimiento de las plataformas se debe a la “poca representación” y la crisis del sistema político, lo que se ve reflejado en el hecho, asevera, de que en estos 12 años el MAS ha intentado instaurar un “sistema de partido hegemónico”, pero “ha fracasado” porque antes el modelo era “multipartidario” y hay necesidad de “reconstruir” ese escenario.
Ante el desgaste de los partidos políticos y las agrupaciones ciudadanas, la politóloga cruceña Helena Argirakis manifiesta que así como de un lado han surgido los movimientos sociales y pueblos indígenas, del otro, las plataformas ciudadanas se han constituido en una “respuesta conservadora y reaccionaria” a la hegemonía del MAS.
Para Argirakis, estas organizaciones no se crean de “forma espontánea”, sino que se establecen en correlación con agendas políticas externas que tienen una corriente crítica e impulsan “intentos golpistas”.
En este mismo suplemento, el vicepresidente Álvaro García había definido a las plataformas por el 21F como “satélites ‘apolíticos’” de los viejos partidos “que ya no pueden convocar adherentes por sí mismos”.
A decir de Waldo Albarracín, rector de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y miembro del reactivado Comité Nacional de Defensa de la Democracia (Conade), los colectivos ciudadanos son la expresión de la sociedad civil ante la ausencia de “portavoces” en el oficialismo y en la oposición, y buscan que se respete la Constitución y el referendo del 21F.
El secretario de Gobierno de la Gobernación de Santa Cruz, Vladimir Peña, recuerda que las primeras plataformas ciudadanas se crearon para impulsar la campaña “Bolivia Dice No” en la consulta del 21F y su proliferación se dio luego de que el Gobierno desconoció los resultados de la consulta y el fallo del TCP.
CONGRESO. El 30 de junio, el primer congreso nacional de las plataformas ciudadanas 21F resolvió declarar “dictador” al presidente Morales por no acatar los resultados de dicho referendo.
Dos días después, el Jefe del Estado respondió con que esa denominación no corresponde a la realidad y que estas organizaciones alientan la defensa del 21F con base en una mentira, y que, además, encubren a los partidos de derecha que ansían retornar al poder.
“Defender el 21 de febrero es defender la mentira, es una vergüenza; defender el 21 de febrero es defender a la derecha. Seamos responsables, no solo con Bolivia, sino con las futuras generaciones”, sostuvo Morales.
El 16 de junio, el vicepresidente Álvaro García descalificó la campaña por el No: “Los (que dicen) ‘No’ no son Bolivia, son los anti-Bolivia, son la ‘derecha’ y los ‘vendepatria’”, manifestó en un acto en Cochabamba.
En criterio de Paz, el Gobierno está “desorientado”, ya que trata de responder a la “movilización ciudadana” con “argumentos de hace más de una década de dividir al país, entre derecha e izquierda”.
El vicepresidente del MAS, Gerardo García, declara que se decidió no darle “mucha importancia” a las protestas del 21F porque si bien tienen derecho a expresarse no tienen una propuesta y ese es un “tema cerrado”, por lo que se convocó a un congreso en septiembre en Sucre para definir las estrategias de campaña y fortalecer la Agenda Patriótica 2025.
Para Ana Lucía Gabba, de Resistencia Ciudadana —que es parte de la unión de plataformas Cochabamba Unida— la “prioridad” en la actualidad es lograr que se respete el voto mayoritario en el referéndum del 21 de febrero de 2016.
“Nos hemos organizado porque hay un descontento popular contra el Gobierno porque no respetan la decisión de la población, la Constitución y el Presidente insiste en ser candidato, pues vemos que si los resultados de este tipo de iniciativas no son favorables al MAS resulta que no son válidos, y no puede ser”, dice.
No obstante, Gabba menciona que al interior del conglomerado de plataformas existen “diferentes matices”, unos que creen que en adelante podrían consolidarse en una alternativa política, otros que no, pues son “grupos de presión”, y otras que plantean en ser parte de un bloque de unidad para hacerle frente al MAS.
Xiomara Klinsky, coordinadora departamental de Santa Cruz de Generación 21 —que dice tener presencia en el interior y exterior del país— opina que este momento el “objetivo central” es que se obedezca la voluntad manifestada en el 21F para que las próximas elecciones “sean transparentes”, caso contrario se avalaría el “autoritarismo” que buscaría ejercer el oficialismo y por eso, acota, no se puede hablar de candidaturas ni de organizar un partido.
Aunque Klinsky asevera que los integrantes de la organización reciben formación política y que más adelante se pensará en si se constituyen o no una opción política.
Eduardo Gutiérrez, presidente de SOS Bolivia —que coordina con otras plataformas en Santa Cruz y en el ámbito nacional— refiere que hace dos años se trabaja por la defensa de la democracia, la independencia de poderes, la libertad de prensa y otros, pero que ahora “la lucha se ha concentrado en que se respeten los resultados del 21F”.
Gutiérrez apunta que el siguiente paso es que los colectivos generen nuevos liderazgos y una agenda a la que se una la población boliviana.
Albarracín, en cambio, sostiene que ahora las organizaciones no pueden asumir una “actitud partidaria” pues pueden contaminar el movimiento ciudadano, pero eso no significa que luego se conviertan en una alternativa política ante el MAS.
Zegada añade que para la constitución de agrupaciones ciudadanas o frentes políticos se requiere una serie de requisitos que quizás las plataformas no logren cumplir, empero pueden participar en los próximos comicios con la adhesión a alguna candidatura que se presente.
Por su lado, la politóloga Argirakis no cree que las organizaciones sean la base de una opción política, pues si bien son opositoras al oficialismo, tienen más diferencias entre sí que puntos en común.