Medio: Oxígeno Digital
Fecha de la publicación: sábado 04 de noviembre de 2017
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones judiciales
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Votar NULO en las Elecciones Judiciales
Se preguntaron alguna vez ¿Desde cuándo la justicia y sus instituciones se encuentran en crisis? ¿Qué hicieron los demás gobiernos por la justicia? O quizás algo más interesante como ¿Por qué votar nulo en las Elecciones Judiciales del próximo diciembre?
Pues a ver trataré de decirlo en pocas palabras, la crisis del Poder Judicial (ahora llamado Órgano Judicial) en Bolivia es una cuestión estructural, que refleja la realidad de un país que toda su historia recorrió los pasillos de la periferia y de haber sido gobernado por diversas oligarquías que se sucedieron en el poder, y que rotaron en él sin intención mínima de cambiarlo. El 1848 el presidente popular Isidoro Belzú cesó la Corte Suprema de Justicia ante la falta de recursos en el Estado y por supuesto también ante el embate político impulsado por las oligarquías de aquel entonces, fundamentalmente de personajes tan connotados en la historia como José María Linares o el mismísimo Mariano Melgarejo. Así también en 1857, Linares desconocería todas las resoluciones realizadas por anteriores gobiernos en términos jurídicos, arrojando por la borda un embrionario proceso de institucionalización de la justicia, pero eso no es todo en 1866 Melgarejo emitió un Decreto en el cual destruye la estructura de juzgados y reestructura nuevamente todo el Poder Judicial.
Actos como estos recorren la historia del país casi como una coreografía de baile, tanto en los gobierno pre-Revolución Nacional como las ulteriores dictaduras militares que violaron las leyes sistemáticamente por varios años. Padilla en 1978 renovó la totalidad de los 181 magistrados de esa época, dos años después García Meza realizó lo propio, cambiando hasta jueces.
El neoliberalismo no fue la excepción, el cuoteo fue tan vergonzoso que hasta los medios de información comprados por muchos “amigos” cercanos a los gobernantes de turno criticaron el cuoteo, titulares tan escandalosos como “El cuoteo oficialista se impone con escándalos e irregularidades” o “Cuoteo asoma la designación para autoridades” se publicaron en el periódico La Razón en fechas 30 se septiembre y 4 de octubre del 2002, respectivamente. Así podríamos realizar un trabajo de hemeroteca que nos dejaría boquiabiertos ante tal grado de corrupción y cuoteo.
En síntesis, la crisis de la justicia es algo característico de la historia judicial en Bolivia.
Pero ahora vamos al cenit del asunto: las Elecciones Judiciales 2017. Algunos intelectuales opositores, activistas, militantes y políticos de diversa laya, han impulsado la idea de que votar nulo sería una consecuencia de la crisis judicial que vive el país, y que al mismo tiempo sería un voto de repudio al gobierno central, pero vamos por pasos. En el primer caso, es entendible que las personas y la población boliviana en general voten nulo ante la crisis estructural de la justicia, por obvias razones también sería un repudio a todos quienes se sucedieron en el poder en épocas pasadas que no hicieron nada por la justicia, entre ellos resaltan el ex presidente, Jorge Quiroga, el líder de Unidad Nacional, Samuel Doria Medina y también el ex presidente Carlos D. Mesa, entre muchos otros. El voto nulo, en este sentido, sería un repudio a la forma en cómo se encuentra la justicia en este país desde su mismísima fundación.
El segundo caso es más interesante, el decir que votar nulo o blanco sería un rechazo al gobierno del presidente Evo Morales no solo carece de inteligencia por parte de quienes impulsan este discurso sino que también es un discurso mal intencionado que trata de usar un legítimo repudio al sistema de justicia en el país en un plebiscito contra el gobierno que democratizó de alguna manera el acceso a la justicia y también la posibilidad de rechazar o aceptar a las autoridades judiciales, recordemos que antes las personas ni siquiera tenían acceso a conocer quiénes eran electos ni tampoco existía la participación de otras instituciones de la sociedad civil como las universidades.
En las pasadas Elecciones Judiciales del año 2011 más del 50% de la población boliviana votó blanco y nulo, en el caso del Tribunal Constitucional, por ejemplo, el nulo fue de un 44% con un 13% de blancos, similar resultado se suscitó en el Tribunal Agroambiental y el Consejo de la Magistratura, pero no así en la elección por circunscripción departamental donde el blanco fue en promedio de solamente un 30%. En resumen la mitad del país votó blanco o nulo.
Bolivia es uno de los países con menor ausentismo electoral en la región y también con una menor cantidad de votos nulos y blancos en elecciones, sin importar si son regionales, municipales o nacionales, fenómeno que no se presentó en esta elección por dos razones fundamentalmente: primero porque son demasiados candidatos (56 en total) y todos están prohibidos de hacer campaña, y segundo porque los actos electorales son en su mayoría demostraciones de simpatía y de emotividad antes que actos de racionalidad y de investigación programática, es decir, que la gente en su mayoría no vota por planes de gobierno precisamente sino por conexión y empatía con el candidato.
A esto se añade la animadversión que tienen los electores al sistema de justicia boliviano.
Es por esta razón que es poco meditado y poco serio el comparar este tipo de elecciones con una elección presidencial o para Gobernador. Imaginemos que lo comparamos tendríamos una papeleta con 56 candidatos en competencia y cada uno representación 1 partido político diferente. El año 2014 en elecciones nacionales la diputada más votada tuvo un aproximado de 80 mil votos y el segundo más votado casi 65 mil, sin embargo, el magistrado con más votos el año 2011 fue Jorge Isaac Von Borries Magistrado titular de Santa Cruz con 155.688 votos, el doble que cualquier asambleísta en el país.
Son eventos electorales disimiles, con sus propias particularidades y sus propias realidades, compararlos es sencillamente un acto sofista e impropio.
Pero eso no es todo, enfocarlo desde el punto de vista que esto sería parte del desgaste del Movimiento Al Socialismo en el poder es también un improperio, si comparamos con lo acaecido en la pasada Elección Judicial del 2011 donde más del 50% de la población votó nulo o blanco con lo que pasó el año 2014 donde el presidente Evo Morales fue reelecto con el 60% de los votos y con un porcentaje de votos blancos y nulos que no supera el 5%, esa hipótesis se refuta fácilmente. Por lógica (según su hipótesis), lo que pasó el año 2011 debiera haberse replicado el año 2014, pero, al contrario, sucedió lo opuesto.
En fin, difícilmente una elección cambiará un sistema judicial ladeado desde su origen, y peor sin un compromiso por parte de todos los actores de cambiar las estructuras viciadas del poder, pero también, y dando en breve vistazo a la historia de Bolivia, las Elecciones Judiciales de diciembre siguen siendo una oportunidad más para construir algo que en casi 200 años de vida republicana ha sido nada más que una quimera.