Medio: El Deber
Fecha de la publicación: domingo 15 de julio de 2018
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Ejecutivo
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Acá en Bolivia, luego de la asunción de Evo Morales y la aprobación de la nueva Constitución impulsada por él y su partido, se insistió en la denominación ‘Estado Plurinacional’, haciendo hincapié en las 36 etnias originarias, pese a que poco se las toma en cuenta, ya que se trata de imponer desde el Gobierno solamente una visión aimara. Esa es la realidad. En todo caso, al mismo tiempo que se cambió el nombre de la República por el de ‘Estado Plurinacional de Bolivia’ se hizo hincapié en la unidad entre bolivianos, sea cual sea su raza o su origen. Así quedó determinado en los textos constitucionales aprobados por referendo en 2009.
Mas he aquí que divisionismos y odios son inculcados por los propios gobernantes. Algo insólito, aunque real y comprobable. Pocos días atrás, el vicepresidente García Linera volvió a la carga con sus adjetivaciones racistas al expresar en Yungas que “la verdadera lucha es de q’aras contra indios”. No es la primera vez que arremete con epítetos de ese tipo y lo hace libremente, sin ni siquiera una llamada de atención. Mientras esa impunidad persiste, en otros ámbitos la aplicación de castigos ante cualquier vestigio de discriminación llega a niveles exagerados y hasta sensacionalistas, como se observa frecuentemente.
Debe insistirse en una verdad incontrastable: todos somos bolivianos, desde los de primera generación hasta los que están acá desde tiempos inmemoriales. No hay ni debe haber diferencias, mucho menos la pretendida intención malsana de producir confrontaciones fratricidas que no tienen razón de ser. Blancos, mestizos, indígenas, hasta extranjeros nacionalizados, somos todos bolivianos, todos tenemos los mismos derechos y obligaciones. Que esto quede claro. Lo plurinacional no significa divisionismo, sino el reconocimiento de la existencia de pueblos diferentes unidos en un solo Estado; lo ‘pluri’ no es germen para dividir, menos aún pretexto para autovictimizarse, como lo hacen desde Evo Morales hasta otros personeros y en forma frecuente, ya sea por razones baladíes o para cubrir sus errores.