Medio: El País
Fecha de la publicación: domingo 06 de marzo de 2022
Categoría: Autonomías
Subcategoría: Departamental
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
El Gobernador ha logrado instalar su relato político sin dificultad luego de una campaña exitosa tras el fracaso de Áñez y la pandemia. La ausencia del MAS Tarija y de otras fuerzas como Todos, además de la sintonía con la Asamblea, le ha permitido voltear programas conflictivos.
- Miguel V. de Torres
- 06/03/2022 00:00
Montes fue posesionado por Nicolás Montero
Montes perdió la primera vuelta, sí. En un recuento ajustado el candidato del Movimiento Al Socialismo, Álvaro Ruíz, logró una ligera ventaja que después no sirvió para nada en la segunda vuelta, donde prácticamente su porcentaje fue idéntico. Aquel impase sirvió para que Montes profundizara su cruzada contra la entonces presidenta del Tribunal Electoral, aunque la segunda vuelta fue ciertamente mucho más tranquila y tras un amago, Ruíz no tardó en reconocer la derrota.
Montes había armado un cartel electoral sin complejos. Desdeñó las corrientes modernas que plantean campañas renegando de lo político e incluyendo factores nuevos y rostros innovadores y se tiró al monte con una alianza de partidos tradicionales con políticos tradicionales poniendo la cara por delante: Mauricio Lea Plaza, Johnny Torres, Cesar Mentasti, Teodoro Suruguay, Lorgio Torres y el propio Mario Cossío, todos ellos con más de dos décadas de batallitas en Tarija, formaron Unidos y ganaron: sin mujeres, sin jóvenes arribistas, sin filósofos, sin empresarios…
Los analistas dicen que les ayudó la coyuntura pandémica, pues después de la gestión de Adrián Oliva, torpedeada a todos los niveles desde el Movimiento Al Socialismo y tras la pesadilla del gobierno de Jeanine Áñez, fueron capaces de ofrecer una idea simple: el retorno a una “Tarija feliz” al parecer anhelada por todos y al parecer, que ellos representaban… y les funcionó.
El nuevo escenario
Montes ganó la Gobernación y asumió el cargo con la normalidad del político que lleva toda la vida en ello, como es el caso. No hubo aspavientos, no hubo promesas de refundación, incluso se fue olvidando de algunas de las de campaña, pero empezó a ejercer con el pragmatismo habitual: hay crisis y hay que recortar.
El secreto está en la Asamblea. Por primera vez el ejecutivo y el legislativo están en sintonía política luego de que Mauricio Lea Plaza moviera las fichas para lograr una mayoría sólida que controla la Directiva y avala las principales iniciativas legislativas.
Esta mayoría está conformada por los 13 curules de Unidos en lo que fue un resultado “fantástico” con mucha incidencia en las provincias, además de los tres curules indígenas, a los que se les cedió la Presidencia de la Asamblea, que ejerce el guaraní Nicolás Montero con sus luces y sombras.
A esa mayoría se sumaron, al menos coyunturalmente, los dos curules de Todos, la agrupación de Adrián Oliva y que fue la gran derrotada en las elecciones de 2020. Ninguno de los dos forma parte del núcleo de Oliva, aunque José Luis Sanguino, elegido por Yacuiba, es hijo político de Wilman Cardozo y Francisco Rosas, elegido por Cercado, es un todoterreno de la política, entre otras cosas, fundador de UNIR como Óscar Montes, partido por el que fue concejal diez años, pero del que renegó para abrazar a Rodrigo Paz en la pugna con Montes tras ser elegido alcalde, y del que también renegó después. Rosas es por tanto un poder en sí mismo que no rinde cuentas a nadie, pero que evidentemente está perdiendo ascendencia sobre la Federación de Juntas Vecinales que junto a su hermano – ahora diputado converso – controlaban.
En cualquier caso, lo que más beneficia a Montes es la ausencia del Movimiento Al Socialismo (MAS), desconectado entre los pocos liderazgos que siguen en activo después del terremoto de la caída de Evo Morales en 2019. De momento, hay vacío de poder en el MAS Tarija, que sigue bajo el mando de un Carlos Acosta cuestionado en casi todas las provincias – declarado no grato en el Chaco – y que básicamente responde a Álvaro Ruíz. Ruíz, sin embargo, ha perdido peso específico tras su aventura electoral, pues no ha tenido un pago tan agradecido como el de Pablo Canedo – cónsul en Estados Unidos tras disfrutar unos años de la Oficina Técnica de los ríos Pilcomayo y Bermejo. Más al contrario, está ubicado en el viceministerio de Autonomías, que viene a ser una oficina técnica expuesta a muchos conflictos y con mínimo presupuesto, y con el único consuelo de estar bajo el paraguas del otrora Ministerio de la Presidencia, ciertamente muy venido a menos.
A esta debilidad se suma que el presidente Luis Arce no ha nombrado a un Ministro como coordinador departamental, sino a Marcelo Poma, director de la ATT, con muchos anticuerpos dentro del partido por su época como asambleísta, y también con ciertas envidias por su vacación dorada como cónsul en Barcelona. Así, el MAS sigue incapacitado de hacer oposición a la Gobernación con propuestas concretas, algo que sí le funcionó en el pasado para erosionar tanto a Mario Cossío como a Adrián Oliva.
El gabinete ausente
En esta coyuntura, Montes ha logrado darle vuelta a diferentes proyectos que dificultaban la gestión. Por ejemplo, en un movimiento de tablero de ajedrez logró arrebatarles a los alcaldes el mecanismo del débito automático de la Ley del 1 por ciento, jugando con el calendario y con las urgencias de cada uno, además, ha cerrado el Sedeca y ha aligerado el programa de la canasta alimentaria, además de contemporizar las ofertas electorales en el calendario.
Si algo le señalan los estrategas es que, por lo general, es el propio Gobernador el que asume el desgaste en todos los conflictos. Es el que convoca las conferencias y resuelve los temas, o no, pero básicamente es su propio vocero en un gabinete que ha ido perdiendo peso con el paso de los meses. El supersecretario Jorge Bacotich, con Coordinación y Gestión Institucional, apenas aparece en asuntos menores; la Planificación y la Economía es objeto absoluto de su incumbencia muy por encima de Karina Liebers; y apenas María Lourdes Vaca ha dado seguimiento a los asuntos de salud y el secretario de Desarrollo Productivo se ha inmiscuido en sus áreas, eso sí, dejando las declaraciones para el Gobernador.
Para unos es parte de su forma de ser y su estilo de gobernanza, más caudillista, heredado de la propia alcaldía donde poco a poco se fue convirtiendo en el gran auditor. Para otros es parte de la debilidad del equipo. Otros opinan que es parte de la praxis política adquirida a base de “desengaños”.
En sus quince años al frente de la Alcaldía de Tarija, Montes logró conformar un partido sólido y bien arraigado en Tarija, logrando acercar a su espectro de votación tanto a los tarijeños más tradicionales como a los pobladores de los nuevos barrios periurbanos, seguramente gracias a las facilidades que obtuvieron para instalarse. Todo esto sin confrontar directamente con el MAS, con quien mantuvo siempre una posición de colaboración activa, especialmente con Evo Morales.
En esos quince años también conformó un grupo de cuadros con proyección que le permitían sobrellevar la carga de la gestión y le daba cierta pluralidad al proyecto, pero nada más dejar la Alcaldía, aquella “gran familia de UNIR” se vio descompuesta.
Antes ya había tenido problemas con algunos colaboradores, como con Francisco Rosas, pero todo empeoró a partir de la lucha fratricida con su sucesor, Rodrigo Paz Pereira, que llegó a montar su propio partido, Primero la Gente, y arrastró consigo a cuadros emblemáticos como Patricia Paputsakis, Germán Hoyos o Diego Ávila, pero que finalmente no sostuvo el pulso y se fue como senador a La Paz dejando el partido quebrado.
Después vino la crisis con Víctor Hugo Zamora, el representante durante una década de Montes en La Paz, como diputado y senador, y finalmente ministro de Hidrocarburos en el gobierno de Áñez. Cuando Zamora lo arrastró a la alianza Juntos empezaron las discrepancias, y tan pronto vio que aquella aventura electoral condenaba al fracaso, Montes se apartó, pero además tuvo que provocar la enésima crisis rompiendo con Zamora y con la senadora Ginna Torres, otra de sus incondicionales hasta hace poco.
Hoy Unidos vuelve a ser UNIR, porque el alcalde Johnny Torres tiene sus propias preocupaciones. El tándem lo completa Montes con Mauricio Lea Plaza, que son el núcleo de la deliberación y la decisión junto a los técnicos como Gonzalo Ávila, y que por el momento han logrado posicionar las ideas sin oposición. El siguiente nivel es el de la confrontación con el Gobierno Nacional, que empezó a principio de año con la manipulación del POA y ha seguido en los últimos días con la nueva irrupción en Tariquía. Veremos cómo se desenvuelve esa batalla y si no hacen falta más soldados en ella.
¿Por qué Arce no llega a Tarija?
Uno de los misterios más extraños de estos tiempos es el por qué Luis Arce Catacora se mantiene tan alejado de Tarija hasta el punto de no solo no haber atendido las peticiones de ayuda sobre las dificultades económicas, sino ni siquiera haber visitado o haber concertado una reunión con el Gobernador.
Aparentemente, Tarija es el territorio más opositor, pero menos hostil de los que le quedan en Bolivia al Presidente fuera del control del MAS y siempre parece ser un puente abierto para mediar con Santa Cruz, más radical en sus planteamientos secesionistas, sin embargo, en estas el Presidente ha optado por el silencio absoluto.
Arce cuenta en Tarija con un grupo esencialmente familiar, liderado por su esposa Lourdes Durán Romero, que tiene ramificaciones comunes con el grupo de la Gobernación y la Alcaldía, pero eso no ha servido para cambiar de opinión.
A falta de que se realice el censo y se reordenen las fuerzas de los departamentos y sus características, Tarija sigue siendo el quinto departamento más poblado del país y apenas el 5 por ciento de los votos, donde solo Evo Morales ha logrado superar el 50 por ciento de los apoyos en 2010 y 2014. Eso sí, el MAS ha encontrado un filón en el Chaco, donde las autoridades no han dudado en abrazar el proyecto azul aun partiendo de posiciones autonomistas muy marcadas.
En cualquier caso, Tarija sigue siendo clave para un puñado de cosas. Por ejemplo, sigue siendo un departamento con tres fronteras extremadamente porosas, donde el contrabando campea a sus anchas y el narcotráfico puede salirse de control en cualquier momento.
Es también el principal departamento productor de hidrocarburos y el de mayor potencialidad de futuro, pero con demasiados olvidos y frustraciones. La planta petroquímica, por ejemplo, nunca se hizo, y los proyectos extractivos cada vez amenazan más las fuentes de agua del departamento. Actualmente el proyecto estrella es el de Astillero, en Tariquía, y la recuperación secundaria de pozos abandonados, un proyecto que suena a técnicas no convencionales y fractura hidráulica.
Además hay numerosas deudas históricas, como la interconexión al Sistema Eléctrico Nacional, el aeropuerto y proyectos carreteros que no avanzan.
Aún así, Arce prefiere la distancia. Quien sabe si con el próximo 15 de abril se acercan las posiciones.