Desde que está al frente de la Confederación Nacional de Choferes de Bolivia, Ismael Fernández, un conocido dirigente transportista de La Paz, no ha escondido sus ansias de que Evo Morales sea presidente de forma indefinida. “Tenemos que agradecer a Dios por tener un presidente que se acuerda de su pueblo, que trabaja para su pueblo y que quiere a su pueblo; que viva Evo, presidente por 50 años más”, dijo en junio pasado, en un discurso que dio tras la creación de un fondo de jubilación para los transportistas bolivianos.

Ayer reiteró la consigna en otro acto público. Le dijo a Morales: “Hermano presidente, en algún momento el transporte le ha agradecido y hoy le vuelve a decir a voz en cuello: este proceso debe continuar, aunque no les guste a unos pocos, nosotros los del pueblo tenemos que apoyar a nuestro hermano presidente porque no (solo) queremos (que llegue hasta) 2025, queremos (que el mandato se extienda hasta) 2050 para nuestro hermano presidente”, dijo Fernández en la entrega de la doble vía Huarina-Achacachi (La Paz).

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Afín al partido de Morales, Fernández se convierte en uno de los más audaces voceros políticos que contradice las expectativas de las plataformas ciudadanas del país que exigen obediencia al resultado de las urnas del referéndum del 21 de febrero de 2016, cuando la mayoría electoral (51%) le dijo No a la reforma de la Constitución que planteaba habilitar a Morales para ser candidato en 2019. Pese a la votación, el MAS consiguió que el Tribunal Constitucional Plurinacional habilite al presidente. 

Sobre el discurso de Fernández, Eduardo Gutiérrez, vocero de la plataforma SOS Bolivia, contestó que “el pueblo boliviano ya se pronunció el 21-F y todos los bolivianos deberíamos tener lealtad a nuestra patria”, y que es “una lástima tener malos dirigentes que no demuestran tener respeto por la voluntad de su pueblo”.