Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: martes 08 de febrero de 2022
Categoría: Organizaciones Políticas
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El expresidente Evo Morales había permanecido en un inusual silencio desde que estalló el caso de los narcojefes policiales de su gobierno, hasta que finalmente el pasado fin de semana emitió un tuit en el que devela cómo se siente y el posible motivo de su bajo perfil.
“Denunciamos que estamos siendo perseguidos, espiados y sometidos a un permanente seguimiento. Estamos investigando si estas acciones ilegales vienen de la derecha o Embajada de EEUU. Nuestro Gobierno debe controlar a estos grupos y garantizar la seguridad del pueblo”, escribió Morales, a lo que el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, respondió que tratándose de un expresidente se tomarán los recaudos correspondientes para precautelar su integridad. Lo que falta saber es si el mensaje ha logrado tranquilizar a Morales y si lo ha puesto más nervioso aún, tomando en cuenta que el ministro no es santo de su devoción.
Más allá de las rencillas internas en el Movimiento Al Socialismo, lo cierto es que Morales y su entorno más cercano, conformado por los senadores Andrónico Rodríguez y Leonardo Loza, están hechos un manojo de nervios luego de que la DEA demostrara que, pese a haber sido expulsada de Bolivia en 2008, sigue con los ojos puestos en nuestro país.
La detención del exjefe antidrogas del gobierno de Morales Maximiliano Dávila parece no haber provocado tanto remezón en el entorno evista como lo hizo el ofrecimiento del gobierno estadounidense de cinco millones de dólares a quien proporcione información que conduzca a juzgar a Dávila en Estados Unidos. En paralelo, Estados Unidos ya ha expresado su intención de extraditar a Dávila, a quien acusa de haber protegido el envío de narcovuelos desde Bolivia, situación que ha aumentado la tensión en el oficialismo.
La reacción de los voceros del MAS y del gobierno de Luis Arce ha sido rechazar la extradición, pese a que eso puede ponerlos en una posición sospechosa para EEUU. El canciller Rogelio Mayta llegó a pedir reciprocidad, lo que implicaría que la justicia estadounidense entregue al expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada a cambio del coronel Maximiliano Dávila, aunque un caso no tiene nada que ver con el otro. Como se puede ver, el MAS ha cerrado filas para evitar la extradición de Dávila y ha puesto en marcha una estrategia para evitar que el caso de los narcojefes salpique a Evo Morales, pese a eso, el expresidente está nervioso y ya no puede disimularlo. En todo caso, quien nada debe, nada teme.