El título de este artículo corresponde al del libro que -ahora mismo- estamos editando y que esencialmente procura sistematizar el desarrollo de la XI Marcha Indígena por el territorio, la identidad y la cultura, realizada durante la segunda mitad del año pasado (2021).

Si bien la XI Marcha no ha tenido los resultados esperados, tanto que ni siquiera pudo ser atendida -menos entendida- por los burócratas del régimen masista, no deja de tener una significación histórica, por constituirse en la más auténtica manifestación política y cultural de la heroica lucha de los pueblos indígenas.

El propósito sustancial del libro es referir la palabra digna y valiente del más importante líder contemporáneo de los pueblos y luchas indígenas, el tata Marcial Fabricano, y que ha sido enunciada, con una extraordinaria lucidez,  durante la reciente movilización por los territorios de los pueblos y comunidades del oriente, el chaco y la amazonia boliviana.

¿Por qué enaltecemos la palabra ética y política del tata Marcial Fabricano? En general, por ser el más importante y consecuente líder indígena y también por serlo desde hace -al menos- 31 años, es decir a partir la histórica Marcha por el Territorio y la Dignidad de 1990. Y asimismo por ser el portavoz más significativo del reconstituido Parlamento de las Naciones y Pueblos Indígenas.

Así, el contenido fundamental del libro comprende, en primer lugar, la denuncia de la grave problemática de los avasallamientos e invasiones de las áreas protegidas y territorios ancestrales, que cotidianamente sufren los pueblos y comunidades indígenas por parte de los colonizadores (mal llamados interculturales), los agronegociantes y los cooperativistas mineros.

En segundo lugar, el libro vislumbra -desde y a partir de los testimonios indígenas- el importante proceso de lucha, movilización y organización indígenas, desde su inicio en Trinidad, el 25 de agosto de 2021, hasta su multitudinaria llegada a la ciudad de Santa Cruz el 30 de septiembre. Y, resaltamos, con un particular interés teórico y político, la histórica conformación del Parlamento de las Naciones y Pueblos Indígenas.

¿Por qué y para qué el libro? Las razones son múltiples, van desde las institucionales hasta las políticas, e incluso epistémicas; por razones de espacio, me limito a señalar un par de sentidos. Uno, nos urge entender la acuciante problemática de los avasallamientos y el tráfico de tierras, porque tiene y contiene una serie muy compleja de efectos socioambientales y conflictos eco territoriales, fundamentalmente generados por la ampliación de la frontera agrícola, el tráfico de tierras, los incendios forestales y la deforestación, y cuyas más graves consecuencias no son sino la desregulación de los ciclos hídricos, el desequilibrio socio ecológico, el calentamiento global y el agravamiento de la crisis climática en general.

Otro, la propia importancia histórica de la XI Marcha Indígena que, después de 15 años de manipulación, subordinación y subalternidad corruptas (prohijadas por el decadente régimen masista), denuncia la continuidad -racista y moderno colonial- del extractivismo depredador (inaugurado por el virrey Toledo allá por 1570) y rompe por tanto con las habituales relaciones de sometimiento y dependencia impuestas -autoritariamente- por el actual régimen de gobierno, que hoy, como siempre, oprime y reprime violentamente el desarrollo de las propias capacidades de interpelación, insubordinación e insurrección indígenas.

La XI Marcha Indígena reinaugura pues una nueva era de insurgencia política y cultural de los pueblos indígenas. Más aún, si asumimos y entendemos la trascendencia histórica de la movilización indígena, que, de una manera inédita, plantea, con características realmente extraordinarias (por sus múltiples irradiaciones históricas), la reconstitución del Parlamento de las Naciones y Pueblos Indígenas, que no sólo es un espacio de diálogo y deliberación (al modo asambleario y por tanto comunitario), sino también y fundamentalmente de interpelación ética y política de las políticas de modernización capitalista, de los avasallamientos colonizadores, de los incendios forestales y del conjunto del modelo ecocida, biocida y etnocida, es decir del desarrollo extractivista y depredador de la Madre Tierra.

El Parlamento Indígena se plantea, por tanto, como una instancia crítica e interpoladora del modelo moderno colonial u occidental de desarrollo capitalista, vigente e imperante hoy, desde hace 500 años, y ultra radicalizado por el decadente régimen del MAS, en connivencia promiscua con las empresas transnacionales e imperialistas. Como muy bien dice Raúl Prada, el modelo moderno colonial y extractivista, propio del capitalismo dependiente y periférico, deteriora eco/etnocida-mente las propias condiciones de vida comunitaria y pone en grave riesgo la existencia y la vida misma de los pueblos y comunidades indígenas.

En consecuencia, el Parlamento de las Naciones y Pueblos Indígenas, cuya estructura institucional aún está en proceso de reconstrucción, se proyecta como el ámbito propio del ejercicio de los derechos constitucionales de autogobierno y autodeterminación política y territorial de los pueblos indígenas en el contexto del Estado plurinacional. Por ende, implica la concreción de los históricos anhelos de los pueblos indígenas de vivir bien y con dignidad en los territorios ancestrales y de reconstruir nuevas culturas de paz, de armonía, de complementariedad (sociedad-naturaleza), de autonomía y de convivencia democrática e intercultural en el país, tal como nos enseñan las épicas luchas del pueblo kurdo.

Es este conjunto de desafíos políticos y, al mismo tiempo,  perspectivas u horizontes éticos, que hacen ineluctable la sistematización de la heroica experiencia de lucha, resistencia y movilización de los pueblos indígenas, así como la defensa del territorio y la vida.

José Luis Saavedra / Profesor de Teoría y Política Poscolonial